La séptima edición de Millésime Madrid dio comienzo el pasado martes ante la gran expectación de los invitados que, por primera vez, pudieron disfrutar no sólo de la experiencia gastronómica y las propuestas de los chefs más aclamados, sino también de un nuevo y gran espacio reformado.
El Pabellón de la Pipa se ha convertido esta semana en una mini ciudad con sus calles, plazas y avenidas; y sus paredes, en escaparates de moda donde Amaya Arzuaga, Roberto Verino y Roberto Torretta, entre otros, presentan sus diseños.
Si el espacio más exclusivo del Pabellón, apodado El Bulevar, reúne los puestos dedicados al mundo del champagne, las ostras y el caviar, El Mentidero, la terraza habilitada para fumar, se alza como el rincón por excelencia, donde no sólo se puede disfrutar de los mejores destilados y cócteles, sino también acompañarlos de un Montecristo. Y para quienes sean más de cerveza y tapa, en La Plaza Mayor se encuentran las ocho mejores barras de Madrid. Entre éstos se siguen diferentes puestos de jóvenes promesas, países invitados y chefs de origen español
Pero sin duda la gran innovación de este año no viene de la mano de sus calles, diseños o propuestas, sino de la apertura al público de Millésime. Para ello se transformará en Milleweek el viernes, sábado y domingo, donde los asistentes, además de disfrutar de la gastronomía también pueden aprender en los talleres de vino y cerveza.