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Historia del Canal de Suez, la ruta comercial más estratégica amenazada por los ataques en el Mar Rojo


Javier Calvo, Carlos Asensio, Remo Vicario
Madrid,

Imperios y líderes han tenido la ambición por conectar dos océanos desde los tiempos más antiguos. Tras perseguirlo durante miles de años, este objetivo se pudo completar en el siglo XIX, con la apertura del Canal de Suez, una vía acuática que acortó las distancias entre Europa y Asia, y además revolucionó el comercio mundial.

A pesar de los conflictos a los que se ha enfrentado a lo largo de su historia, las innovaciones tecnológicas y las expansiones estratégicas, esta obra maestra de la ingeniería y la logística sigue modelando las rutas comerciales, la política y la economía mundial en los últimos 150 años. Hoy, este estrecho artificial de 193 kilómetros de longitud sigue siendo un pilar esencial del comercio global, gestionando el tránsito del 12% de las mercancías mundiales.

La unión entre el mar Mediterráneo y el Mar Rojo es un objetivo que se persigue desde hace 4.000 años, al menos desde el siglo XX a. C. El llamado canal de los faraones unía el Nilo con el Mar Rojo, en tiempos de Ramses II, aunque la única vía plenamente funcional la diseñó y completó Darío I. Un auténtico logro para la época, que permitía incluso la navegación paralela de dos naves de guerra con los remos extendidos. Sin embargo, con el paso de los siglos, los cambios geológicos acabaron convirtiendo esa ruta en intransitable, hasta que alrededor del año 1.000 quedó totalmente inutilizada.

Una obra del siglo XIX

Fueron muchos los que trataron de reabrir esta vía de navegación, sin ningún éxito, debido a los altos costes de la empresa. No sería hasta el siglo XIX que se dieron las circunstancias propicias para llevar a cabo tan magna y compleja obra. Entre otras cosas, porque tras la revolución industrial, el comercio entre Asia y Europa ya no era solo de productos de lujo, sino que afectaba a artículos básicos para el crecimiento de las potencias del Viejo continente. El tráfico marítimo jugaba un papel clave, y era urgente recortar los viajes por mar. ¿Cómo se podía hacer? Recuperando el plan de abrir un canal navegable entre el Mar Rojo y el Mediterráneo. Era el camino más corto.

A partir de 1830 son cada vez más las voces que piden desarrollar esta obra faraónica, nunca mejor dicho. Un grupo de intelectuales franceses, un país que tenía gran influencia en la zona en aquel momento, empieza a tratar de impulsar la idea. La presión hace su efecto, y en 1854 el diplomático y empresario galo Ferdinand de Lesseps llega a un acuerdo con las autoridades de Egipto, aún bajo el poder otomano, para construir el canal. Crea una empresa, la Sociedad del Canal de Suez, de propiedad franco-egipcia, que cubriría todos los gastos, a cambio de quedarse con la gestión del tránsito durante 99 años.

Empiezan a trabajar a partir de las investigaciones del ingeniero y explorador francés Linant de Bellefonds, que había empezado a estudiar Egipto hacía décadas. Tras numerosos estudios y proyectos, la construcción del canal comenzó en 1859, desde Port Said. La obra se alargó durante 10 años, y en ella participaron hasta 1,5 millones de trabajadores, muchos de ellos esclavos, y otros en condiciones laborales lamentables. Muchos de ellos fallecieron.

La construcción no fue fácil. A las dificultades provocadas por los retos de ingeniería, se suma la complicada situación política, con numerosas revueltas de los ciudadanos egipcios contra sus colonos. La constante oposición de las autoridades británicas, que trataron de boicotear el proyecto por medio a perder su influencia en la región, tampoco ayudó. Entre unas cosas y otras, los costes totales se dispararon hasta los 100 millones de dólares, más del doble de lo estimado.

Inagurado en 1869

Finalmente, tras superar todas las dificultades, el 17 de noviembre de 1869, se inauguraba el Canal de Suez, bajo control francés, abriéndolo a la navegación. El acto, uno de los acontecimientos más importantes de la época, contó con amplia presencia de autoridades internacionales, incluyendo a la española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III. Para tan fastuoso evento se le encargó a Giuseppe Verdi que compusiera una ópera especial, inspirada en Egipto, que es de donde surge la ópera Aída. Sin embargo, como iba con retraso (no la estrenaría hasta dos años más tarde), tuvo que representarse Rigoletto, también de Verdi.

Desde el mismo momento de su apertura, el Canal de Suez se convirtió en un punto clave para la economía mundial.En aquella época, de media, la duración de un viaje desde Bombay hasta los principales puertos comerciales europeos podía reducirse hasta en un mes.

Dibujo de la inauguración del Canal de Suez.

El impacto se notó en todo el globo. Por un lado, por el beneficio que aportó a las potencias comerciales marítimas de los países mediterráneos, que ahora tenían conexiones mucho más rápidas con oriente medio y con Asia. Por ejemplo, el puerto de Trieste, que por entonces pertenecía al Imperio astrohúngaro, se convirtió en uno de los más importantes del momento. Por contra, las naciones de norte de Europa, incluyendo a Reino Unido o Alemania, así como las de la costa africana, veían cómo se veía reducido el tráfico que pasaba por sus principales puertos. Ciudad del Cabo, hasta entonces epicentro del comercio mundial, perdió gran parte de su relevancia estratégica.

Reino Unido no estaba cómodo con su no-papel en Suez. A pesar de que Francia era un país aliado, no les gustaba que tuviera el control de una vía tan importante. Así que, en cuanto pudieron, actuaron. Y no tuvieron que esperar mucho. En 1875, tan solo 6 años después de la inauguración, Egipto estaba en una situación económica delicada, con importantes deudas que no podía asumir, y al borde de la bancarrota. Así que pone a la venta su participación en el Canal de Suez. Y ahí aparece el primer ministro británico, Benjamin Disraeli, que convence a la reina Victoria de que se haga con las acciones. Reino Unido se convertía así en dueña de la mitad del canal. Ahora competía en igualdad con Francia.

Los efectos de las guerras

Una situación que, a su vez, duraría poco, porque ante las revueltas que se estaban levantando en Egipto, Reino Unido actuó militarmente, tomando el control del país, y haciéndose con el Canal de Suez.

Pero, con plena consciencia de su importancia, en 1888, en la Convención de Constantinopla, se declara el canal una zona neutral, bajo protección británica, que en aquel momento era la gran potencia marítima. Con este acuerdo, se garantizaba la navegación internacional de forma libre a través del canal, tanto en tiempos de paz como de guerra.

La intenciones eran buenas, pero en realidad cada país trató de arrimar el ascua a su sardina ante cualquier conflicto bélico, especialmente durante las guerras mundiales, en las que los principales contendientes trataron de hacerse con el control. Sin embargo, las tropas británicas fueron capaces de repeler los ataques.

La crisis de Suez

La paz se fue al traste, finalmente, en 1956, en la conocida como Crisis de Suez. El presidente egipcio, Gamal Abdel Nasser, recién llegado al poder y con aspiraciones nacionalistas, llega a un acuerdo con Francia y Reino Unido para que retiren sus tropas de canal. Pero tan solo unas semanas después de que los ejércitos europeos hubieran abandonado la región, Nasser decide nacionalizar el Canal, para financiar la construcción de la presa de Asuán, obra que Estados Unidos y Gran Bretaña se negaron a financiar.

La medida, claro, fue recibida con indignación por Francia y Reino Unido, principales accionistas del canal, que se estaban beneficiando del petróleo que ya circulaba por él masivamente.

Es por ese motivo que el 29 de octubre de ese mismo año comienza la Guerra de Sinaí, el segundo enfrentamiento entre Israel y los países árabes. Una alianza entre Reino Unido, Francia e Israel invadió Egipto. El Gobierno de El Cairo, que contaba con el respaldo, en mayor o menor medida, del resto de países que hoy integran la Liga Árabe, respondió hundiendo 40 barcos en el Canal, provocando su bloqueo total.

Un barco militar de Estados Unidos, cruzando el Canal de Suez.

Fue una victoria militar de los aliados, pero también una importante derrota política. La presión diplomática de Estados Unidos y la Unión Soviética forzó a Francia, Reino Unido e Israel a retirar sus tropas. El presidente Eisenhower ya había advertido a Londres de que no invadiera, amenazándole con dañar el sistema financiero británico, vendiendo los bonos en libras esterlinas su no se retiraban. Aquella crisis terminó con la dimisión de primer ministro británico, pero también se considera que significó el final de Gran Bretaña como una de las principales potencias del mundo. Desde entonces, cuando una potencia mundial pierde esa condición, se le denomina "momento Suez".

Unos meses después, y tras la intervención de la ONU, que por primera vez desplegó su cuerpo de fuerzas de paz en la zona, se completó la retirada de las tropas europeas y de Israel. El canal se reabrió ese mismo año, ya bajo control de Nasser.

Bloqueado 8 años

No fue la última vez que el Canal de Suez jugó un rol fundamental en un conflicto internacional. Tan pronto como en 1967, estalla la Guerra de los Seis Días, un enfrentamiento entre Israel con una coalición árabe integrada por Egipto, Siria, Jordania e Irak. La batalla se extendió del 5 al 10 de junio de aquel año, pero las tensiones se alargarían mucho más tiempo. Como respuesta, Egipto bloqueó el canal totalmente durante 8 años, hasta 1975.

Aquel año, ya con el sucesor de Nasser en el poder, Anwar Sadat, se reabrió el tráfico a través de esta importante vía marítima, ya bajo soberanía egipcia hasta nuestros días. Desde entonces, y hasta la actualidad, los principales problemas estuvieron provocados por accidentes, como en 2004, cuando un petrolero ruso quedó varado durante tres días, aunque el caso más grave fue el del Ever Given.

El Ever Given, que con su accidente bloqueó el Canal de Suez durante 6 días.

En 2021, este buque portacontenedores, que estaba llevando un cargamento de China a Países Bajos, fue golpeado por una intensa ráfaga de viento, que lo hizo desviarse a la orilla. Tras tocar tierra, el barco giró, y quedó en una posición que bloqueó completamente el canal. Quiso la mala suerte que este suceso ocurriera en un punto de la vía que no permite una conexión secundaria.

Las autoridades necesitaron 6 días, y la ayuda de las mareas, para lograr liberar el barco. Provocó un atasco que afectó a casi 500 buques, que se quedaron a uno u otro lado del canal. Se estima que las pérdidas económicas alcanzaron los 60.000 millones de dólares.

La crisis del Mar Rojo

Hoy, el Canal de Suez está en crisis por los ataques de las fuerzas hutíes de Yemen contra los barcos que tratan de cruzar el Mar Rojo. Un conflicto que se alarga ya desde noviembre, cuando empezaron como respuesta a los ataques de Israel contra Palestina, y cuyas consecuencias afectan a todo el tráfico marítimo mundial. Se calcula que ha perdido la mitad de su afluencia, y no está claro cuándo va a recuperar la normalidad.

Hasta que el conflicto no se solucione, seguirá afectando a las cadenas de suministros y al funcionamiento de la economía a nivel global, generando cambios importantes que se notan en todo el mundo. Son las consecuencias de tener cerrado el Canal que acoge el 12% del tráfico marítimo mundial.