Opinión
Una amenaza para industrias estratégicas en España
- Europa representa más del 15% de las importaciones de aluminio primario y semielaborado en EEUU
Sonia Álvarez
Madrid,
La UE alcanzó un pacto "amistoso" con Estados Unidos similar al acordado con Japón que impondría aranceles del 15% sobre la mayoría de las importaciones europeas de bienes industriales y de consumo, que incluyen automóviles, los semiconductores y los productos farmacéuticos. Además, se establecen exenciones arancelarias para productos estratégicos. Esto incluye todos los aviones y piezas componentes, ciertos productos químicos, ciertos medicamentos genéricos, equipos de semiconductores, determinados productos agrícolas, recursos naturales y materias primas críticas.
En principio, el acuerdo establecería esta franja arancelaria unificada, alineada en gran medida con los principios de la nación más favorecida, pero negociada bilateralmente. Tal y como expone la Comisión Europea, esta tarifa es clara para las empresas y los ciudadanos, y esto es un punto crucial. Una vez formalizado, podría darse por concluido un periodo prolongado de incertidumbre. En palabras de la Comisión, el acuerdo "proporciona la claridad tan necesaria para nuestros ciudadanos y empresas. Esto es absolutamente crucial".
Este periodo de incertidumbre daba comienzo el pasado 26 de febrero cuando Trump anunciaba a la Unión Europea los primeros aranceles a las importaciones del acero (25%) y el aluminio (10%), que entraron en vigor con fecha 12 de marzo, y que posteriormente, se incrementaba de forma abrupta. Desde el 4 de junio, todo el aluminio fuera de cuota se grava ahora con un 50?% ad valorem, excepto excepciones. El 2 de abril, anunciaba un arancel general del 20% a la Unión Europea, que suspendía temporalmente hasta el 9 de julio, y posteriormente prorrogada hasta el 1 de agosto. El 11 de julio, antes de llegar al fin de la prórroga, y alegando la protección de sectores estratégicos, el Gobierno estadounidense anunciaba nuevos aranceles del 30% a la UE. Durante este periodo, los mercados extremadamente sensibles a los cambios en la política comercial estadounidense han ido reaccionando con fuertes caídas, registrándose en abril la peor semana bursátil en los mercados europeos en 5 años. Industrias más afectadas ante un escenario del 15% de aranceles. Pese al cierre del acuerdo, el impacto de un arancel del 15?% será relevante para España y el conjunto de países de la Unión.
Preocupa especialmente la industria del acero y el aluminio, otras industrias particularmente afectadas por la exportación de estos metales, como la construcción e infraestructuras, así como el sector de la automoción y sus componentes siguen siendo los sectores más afectados. Para estos sectores, se ha anunciado una reducción de aranceles y un sistema de cuotas. No obstante, será imprescindible analizar con precisión la redacción final del acuerdo, ya que el nuevo arancel podría suponer una carga sustancial frente a los niveles previos a la guerra comercial, cuando oscilaban entre el 4% y 5%. Europa representa más del 15% de las importaciones de aluminio primario y semielaborado en EEUU, liderando Alemania, Francia y España las exportaciones europeas, particularmente en aluminio laminado y productos transformados, empleados en automoción y maquinaria industrial. Ante este escenario, las compañías españolas operando en el sector se enfrentan a una amenaza real de pérdida progresiva de la cuota de mercado en EEUU. Para el sector de la automoción y sus componentes, la bajada supondría, en cierta medida un alivio insuficiente considerando la agresividad en la competencia del mercado chino, y factores como la transición energética, y la dependencia tecnológica a EEUU y Asia.
Otros sectores dañados por este nuevo arancel serían el sector de la maquinaria y los bienes de equipo, el sector químico, y el agroalimentario, vino, y aceite, que veían soportando aranceles en torno al 4%-5%, y que ahora, se exponen a un potencial incremento de hasta 15% en el país que lidera las compras de aceite fuera de la UE. Pese a evitar el golpe estructural en todos los sectores, este acuerdo nos sitúa en una clara desventaja competitiva. Parece que el peor escenario posible que establecía un arancel generalizado del 30% está ya descartado. Además, se temían represalias de EEUU en productos estratégicos para España, por las tensiones acontecidas entre el presidente Sánchez y Trump con motivo del gasto en defensa acordado en la última cumbre de la OTAN. Esta posibilidad, en principio, ya descartada, vaticinaba consecuencias especialmente desastrosas para España.
Sin embargo, no podemos obviar que el nuevo arancel del 15% supone una seria amenaza para sectores estratégicos de la industria europea y española, pues triplica el promedio del arancel establecido históricamente, y además condiciona las exenciones arancelarias a promesas de inversión en EEUU, que, hasta ahora, resultan opacas en plazos. Si al comienzo de esta guerra anunciábamos la necesidad de que las empresas españolas y europeas revisaran, de forma urgente, sus estratégicas comerciales para mitigar el impacto de la guerra arancelaria, tras el anuncio de este acuerdo, no hay un minuto que perder. Queda patente que la negociación solo supondrá un alivio temporal frente al desastre económico que hubiera desatado el peor de los acuerdos. La pérdida de competitividad a que se exponen nuestras empresas reafirma la necesidad de acuerdos comerciales con socios alternativos, y planes sólidos que protejan la industria con carácter urgente por parte de las Administraciones europeas y españolas. Por otro lado, si no lo han hecho ya, las empresas deberían establecer planes de contingencia, reevaluar cadenas de suministro, e incluso diversificar líneas de producción en aquellas industrias en que sea factible.
En el sector primario, donde esta diversificación es limitada por razones estructurales, se hace imprescindible avanzar en modernización industrial, apertura de mercados, y eliminación de barreras administrativas, regulatorias y fiscales que eleven los costes de producción, especialmente para las pymes. En definitiva, urge definir un paquete de medidas que permita amortiguar el impacto de un marco comercial que, sin llegar a ser devastador para todos los sectores, sí representa un entorno profundamente adverso para industrias estratégicas en España y el resto de los países de la Unión.