Opinión

Por qué los altos niveles de incertidumbre constituyen un factor alcista

    La bolsa ya ha descontado incertidumbres como la guerra en Ucrania

    Ken Fisher

    La terrible guerra de Ucrania, la escalada de los precios de la energía, la eventual alza de tipos por parte del BCE o los confinamientos en China han disparado la incertidumbre en todo el mundo en este comienzo de año. Por más que esta circunstancia no suela caer bien en las cotizaciones, no se desespere. Los mercados ya han descontado todas estas cuestiones. Compre antes de que se aclare el panorama y los mercados despunten al alza.

    Según la máxima, la renta variable es reacia a la incertidumbre, pero esto no es rigurosamente cierto: si bien no la toleran cuando es alta y ascendente, se convierte en un poderoso aliciente cuando es alta pero decreciente. Ese momento está cerca.

    Respecto a la cruel invasión de Ucrania perpetrada por Putin, cuyas repercusiones han avivado la inquietud, no altera mi previsión de enero sobre un primer semestre volátil que daría paso a un fuerte repunte tras constatarse la realidad. Y, aunque la evolución de la guerra sea incierta, se ha despejado la importante cuestión energética, como revela la caída de más del 20% del petróleo desde su máximo del año y que los futuros del gas europeo hayan perdido la mitad de su valor.

    Los mercados también han descontado las sanciones de EEUU y Europa, en gran parte simbólicas, a la energía rusa, aportando con ello cierta claridad. China e India están adquiriendo crudo ruso a precio de ganga; este, pues, no se retira del mercado, solo se desvía, sumando más claridad. Putin ha suspendido el envío de gas a Polonia y Bulgaria por negarse a pagar en rublos, a lo cual se adaptarán ambos países, de modo que los rublos y el gas seguirán fluyendo, aunque hacia otras direcciones.

    La incertidumbre energética persiste. Putin podría desconectar a Europa, pero asestaría un duro golpe a su país, donde el petróleo y el gas suponen el 36% de su presupuesto. Si bien la UE podría vetar la energía rusa, la oposición de Alemania indica a los mercados que es improbable una prohibición drástica. Entretanto, Europa importa más diésel de Oriente Medio, India y EEUU En España, los límites a la subida de la electricidad no apaciguarán los mercados energéticos, pero sí la distensión con Argelia. Con cada medida se reduce la incertidumbre y, a su vez, el impacto de los malos presagios. El precio de la energía no tardará en bajar, o quizá los mercados se adapten a la tónica de precios altos.

    La confusión en torno a los bancos centrales también va a más. La Fed inició el ciclo de subida de tipos en marzo y pronto empezará a reducir su balance. El BCE ha acelerado la reducción de su plan de expansión cuantitativa y podría subir los tipos en verano. En breve sabremos más y las bolsas se beneficiarán de ello.

    Los confinamientos en China son impredecibles, pero su efecto económico es evidente y los mercados lo saben: una desaceleración brusca ante el cese de la actividad se revierte rápidamente en cuanto desaparecen las restricciones, como en España en 2020.

    A finales de año se despejará otro importante foco de incertidumbre: las elecciones legislativas en EEUU. Al inicio de los años de mitad de mandato, el ruido de las campañas suele provocar un malestar que lastra a las acciones en todo el mundo. Con todo, el partido del presidente casi siempre pierde fuelle en estos comicios, lo que se traduce en otro factor alcista: el bloqueo político. Un desenlace muy posible en vista de que históricamente los demócratas consiguen mayorías exiguas en ambas cámaras.

    El filibusterismo es la solución definitiva al riesgo político, dado que impide la aprobación de reformas controvertidas de gran calado. El hecho de que estas generen vencedores y vencidos asusta a los inversores, quienes, como enseña la economía del comportamiento, odian las pérdidas en mayor medida que adoran las ganancias. En una situación de bloqueo las reglas apenas cambian, por lo que las empresas se animan a invertir y los parqués sacan partido de ello.

    Los prejuicios políticos privan a muchos de la magia que obra en los parqués tras confirmarse el bloqueo inherente a las elecciones legislativas, pero las cotizaciones suelen tenerlo en cuenta en el segundo semestre. De ahí que en los años de elecciones de mitad de mandato las bolsas de EEUU se hayan revalorizado un 83% de los cuartos trimestres desde 1925 (cuando empezamos a tener datos fiables) y hayan continuado su tendencia alcista en el año siguiente. España también se aprovecha de ello gracias a la correlación del Ibex 35 con la bolsa estadounidense, que es del 0,71 (una relación estrecha, si consideramos que 1 significa un movimiento idéntico y ?1, completamente inverso). Por su parte, algunos contratiempos ya descontados, como la inflación, la guerra de Ucrania y la pandemia, carecen de poder de sorpresa suficiente para que esta vez sea diferente.

    A corto plazo, las turbulencias podrían continuar, pero no se inquiete ni intente predecir los cambios de tendencia a corto plazo, dado que es tan complicado como inútil. En los últimos veinte años (hasta el cierre del primer trimestre) las acciones mundiales se han apreciado un 249% pese a los mercados bajistas, las correcciones y las caídas.

    La incertidumbre va a menos pero no desaparece. Como reza el dicho, "si quiere claridad, el mercado bursátil es un lugar muy caro para buscarla". En cuanto surgen certezas o aumenta la claridad, las acciones ya están más altas que cuando dominan los futuros a causa del miedo. La recuperación suele empezar mucho antes y más rápido de lo previsto, así que aproveche para invertir y relájese en cuanto amaine el temporal.