Las bolsas bailarán al ritmo que marque la inflación
Víctor Alvargonzález
Los mercados son muy de brocha gorda. Normalmente, los factores que los mueven son muy pocos. Pero es que, en esta ocasión, hemos llegado a la mínima expresión, porque lo que hagan las bolsas en los próximos meses va a depender exclusivamente de lo que haga inflación.
Quienes trabajaran en los mercados en los años 90 lo entenderán perfectamente. En aquella época ganaba el que acertaba con el dato de inflación. Y conocerlo con unos segundos de antelación generaba fortunas en las mesas de contratación. Eran otros tiempos y los medios de comunicación eran más lentos (y había bastante movimiento de información confidencial).
¿Y los resultados empresariales? Pues ya ven: este trimestre han sido en general muy buenos y miren como están las bolsas. El 70% de las compañías ha superado los resultados previstos por los analistas, pero en los análisis sólo se habla de la incertidumbre que supone la inflación, no de resultados. Concretamente hablan de incertidumbre por la actitud de la Fed y la guerra de Ucrania, pero en realidad están hablando de inflación, puesto que la política monetaria dependerá de cual sea la inflación. Y la influencia de la guerra en la economía es en forma de sanciones que generan inflación.
Siempre es fundamental tener claro qué va a mover el mercado y cómo, pero en esta ocasión probablemente lo sea más que nunca, ya que el entorno es especialmente complicado. Lo es para los que recomendamos en su día acumular liquidez y ahora tenemos que decidir dónde –y cuándo– invertirla, y lo es para los que no lo hicieron, que tienen que decidir sí reducen posiciones o las mantienen.
Si tienes liquidez y resulta que la inflación empieza a salir mejor de lo esperado y no has invertido esa liquidez, entonces habrás perdido una oportunidad de oro. Pero hay que afinar, porque si la inflación sale mucho mejor de lo esperado no es lo mismo que si sólo sale mejor de los esperado.
Si la inflación sale mucho mejor de lo esperado, afectará de forma especialmente positiva al sector que más ha sufrido por temor a las subidas de tipos de interés, que no es otro que el tecnológico. Por el contrario, si solo sale un poco mejor de lo esperado, la subida del mercado será más equilibrada. Y si finalmente va viéndose que es algo peor de lo esperado, solo beneficiará a los activos sectores y países a los que les viene bien un entorno con cierto nivel de inflación y tipos de interés más altos que los actuales. El mercado es muy de brocha gorda, pero hay matices.
Parecen matices sin importancia, pero la tienen, y mucha. Pensemos que, este año, la diferencia entre lo que ha hecho un índice al que no le viene mal un entorno inflacionista y lo que ha hecho el NASDAQ es superior al 20 %. Por lo tanto, también será de dos dígitos la diferencia de rentabilidad si se acierta con la ecuación inflación – activo, sector o país elegido para invertir.
¿Y qué pasa si la inflación empeora todavía más de lo que ya ha empeorado o, aunque mejore, lo hace mucho menos de lo esperado? Si se queda en los altísimos niveles actuales - y no les quiero decir si empeora –, en renta variable habrá muy pocos sitios donde esconderse. El que esté muy invertido, que se plantee el stop de pérdidas y un cambio radical en la composición de su cartera. El que tenga liquidez, más que mirar hacia las bolsas tendrá que mirar hacia la que ha sido nuestra recomendación estrella de este año, que es apostar contra el precio de los bonos (con productos que suben según suben los tipos de interés en el mercado). También tendrá que mirar hacia los grandes beneficiarios de la combinación de inflación y recesión, es decir, de la estanflación.
Conviene aclarar que estamos hablando de los datos de inflación y en realidad lo que habrá que vigilar más de cerca son los indicadores adelantados que afectan a la inflación. Porque a la inflación le pasa como al PIB: es, en cierta medida, un dato atrasado. El inversor -o su asesor- tienen que trabajar con indicadores adelantados, que en este caso son los que afectan al consumo, al mercado de trabajo (inflación salarial) y ahora como novedad, a las sanciones. Porque no sabemos si están funcionando en Rusia, pero desde luego están funcionando en Occidente, en forma de más inflación (especialmente en Europa). Por las mismas y como la esperanza es lo último que se pierde, un proceso negociador en Ucrania sería muy favorable, porque lo primero que pondría Putin encima de la mesa sería una relajación de las sanciones, lo que sería muy positivo para los mercados.