Recuperación económica: ¿y ahora qué?
Miguel Ángel Bernal Alonso
Ahora que parece que vamos volviendo a la normalidad, al menos se vislumbra así, son muchos los que se plantearán el título de esta tribuna. Sin duda, ahora es el momento de seguir lamentando los muertos, o los que han quedado con graves secuelas o aquellos que han estado ingresados o quizá han pasado esta plaga bíblica sin ni siquiera poder enterarse. Es hora también de reivindicar a los empleados públicos desde las limpiadoras de los hospitales, pasando por policías, hasta los médicos que han sido un ejemplo en esta terrible pesadilla.
¿Y ahora qué? Ahora nos enfrentamos a la verdad económica, ésa que el INE, como reconoce, no sabe medir convenientemente debido a la excepcionalidad. Por fin vamos a ver las consecuencias del maldito bicho, en las que probablemente rondemos una cifra de casi seis millones de parados en el momento que los Ertes desaparezcan y muestren la cruda realidad Sí: seis millones; no hay nada más que filtrar o tratar los datos que nos da el INE. Frente a esos datos de paro y hambre, como siempre, estarán los empresarios. Desde los grandes como Roig (Mercadona), hasta los pequeños taberneros y "tabernarios", lo de Tezanos es de nota, creando empleo y manteniéndolo con gran sacrificio. Quizá entendamos de una vez que el mejor aliado de un trabajador es el empleador que le da trabajo y le hace llevar la cabeza alta y la comida a su casa.
¿Y ahora qué? Ahora viene la verdad de la barra libre del gasto. Ya vamos viendo esa verdad. Un puñetazo, sí, puñetazo fiscal a todos los españoles. Las mamandurrias de este Ejecutivo se pagan; se va a demostrar hasta dónde llega la mano rota de la que ha hecho gala. Se habló de subida a los pensionistas que hacen la declaración conjunta pues una de las partes no cobra o de familias humildes donde uno de ellos tiene un sueldo muy bajo. Habrá subida a la distribución de productos de alimentación por el pago de las autovías, y veremos si también de las carreteras, que incidirá con mayor virulencia en la rentas más bajas ante la caída de la renta disponible. Por supuesto el intento de la armonización fiscal que en realidad es una subida de impuestos, nuevamente afectando negativamente a la renta disponible de las familias y los hogares. Una medida a la contra de las que fomentan o implementan otros países de nuestro entorno.
¿Y ahora qué? Ahora vendrán las reformas que desde Bruselas han insistido por activa y pasiva que la economía española debe abordar: pensiones, mercado laboral, cuentas públicas, empleo juvenil son algunas de las inaplazables y necesarias si queremos que el dinero europeo llegue a este maltrecho país. Una vez más hay que recordar que este dinero está condicionado, no se va a dar sin más. Este Ejecutivo Frankenstein, frase gloriosa del difunto Alfredo Pérez Rubalcaba, va a tener que aparcar su demagogia y ponerse manos a la obra con medidas que han negado que se vayan a llevar a cabo. Si no, se pondrá de manifiesto la mentira repetida una y mil veces de que "saldremos más fuertes" o que "este Gobierno no va a dejar tirado a nadie".
¿Y ahora qué? Ahora los españoles vamos a ver cómo este Gobierno con un bagaje inexistente, sin conocer la realidad, alejado de la calle y los problemas de la gente es incapaz de sacar al país del atolladero. Somos muchos los que en España echamos de menos una figura como la de Draghi. El primer ministro italiano ya demostró sus dotes y saber hacer en el BCE, ahora es el motor de la más que posible recuperación italiana. Desde el primer momento se puso a ver las necesidades de su país. Aquí bastante tenía el Gobierno con sacar unos Presupuestos que no son ni creíbles, ni los necesarios; eso sí apoyados por los que quieren destrozar y despiezar España.
¿Y ahora qué? Ahora se pondrá de manifiesto cómo España ha perdido peso en el ámbito internacional, donde el descrédito de este Gobierno es total. Un buen ejemplo es Biden que todavía ni ha llamado a Pedro Sánchez y ya veremos si lo hace. Este país tiene un grave problema con nuestro vecino del sur, Marruecos, que además se va a ver agravado. Seguirán llegando cayucos atestados de personas hasta nuestras costas.
¿Y ahora qué? Ahora veremos cómo nuestros jóvenes van a ver devaluados sus conocimientos con la infame ley Celaá. Esa ley que no premia la formación de calidad, además de castigar el esfuerzo y la constancia. Si bastante carga, ya de por sí muy pesada, tenían sobre sus hombros, encima les complicamos más la vida, la deterioramos. Son ellos los que tendrán que hacerse cargo de la enorme deuda pública acumulada.
¿Y ahora qué? Ahora comenzarán a llegar mensajes del Banco Central Europeo, sobre la normalización monetaria, pausada pero normalización. Veremos qué ocurre con nuestra prima de riesgo; veremos si es cierto que los inversores dan la espalda al país y se complica la financiación de nuestra economía. Incluso es posible que hasta veamos una caída de nuestra nota crediticia, la cual está sostenida por las enormes compras realizada por el BCE.
¿Y ahora qué? Ahora veremos como los taberneros, camareros, hosteleros y todos aquellos a los que sistemáticamente se ha insultado, demonizado y despreciado son un pilar básico para que este país salga del hoyo. Un hoyo que nuestro Gobierno se ha encargado de ahondar aún más.