Las sospechas de concertación en Naturgy
Amador G. Ayora
Enero se despedía en un clima frío en Madrid. La tormenta Filomena hacía unas semanas que había dejado helados las copas de los árboles y a la mayoría de los madrileños. Esa era también el ambiente que se respirada en la sede Naturgy, una de las grandes empresas españolas que emprendió el éxodo de Barcelona a Madrid.
Era viernes, 20 de enero. Su presidente, Francisco Reynés, acababa de despedir la visita de los máximos directivos del fondo australiano IFM, encabezada por su vicepresidente, el español Jaime Siles. Recibir y escuchar a los inversores interesados en la empresa gasista es parte del ajetreado trabajo del primer ejecutivo.
Pero esta vez había sido diferente. Los tres directivos del fondo, que gestionan 100.000 millones del patrimonio de los jubilados australianos, se expresaron sin remilgos. Querían entrar en el capital, a la par que reiteraban el apoyo y respeto a su gestión y su intención de mantenerse a medio o largo plazo en el capital. "No somos un inversor especulativo", reiteraron.
Reynés los despidió con la misma frialdad, que aún dificultaba los desplazamientos y la vuelta a la normalidad de los madrileños. El encuentro duró poco más de 30 minutos. No se habló de porcentajes de capital ni de cómo pensaban ejecutar la operación, según explicó el propio Reynés este miércoles, tras la presentación de los resultados.
El presidente de Naturgy informó del contenido de la breve reunión al de la fundación dueña de Criteria, y su mentor, Isidro Fainé. El presidente de la Fundación La Caixa, un hombre hecho a sí mismo, con la piel curtida en mil batallas empresariales (la última, la fusión de CaixaBank y Bankia), se quedó de piedra. Compartía la sensación de frialdad y las sospechas que le acababa de trasmitir su pupilo. Las piezas no encajaban. Estas operaciones suelen ir precedidas de una aproximación para conocerse mejor entre ambas partes.
La CNMV pedirá detalles sobre las citas con los otros dos fondos, previas a presentar la opa
Las posiciones estaban claras. Sólo había dos maneras de entrar en la compañía: mediante la compra de uno de los paquetes del 20 por ciento en manos de los fondos extranjeros CVC y GIP ó en el mercado.
Los pequeños accionistas, que no están organizados entre sí, mantienen alrededor de otro 30 por ciento del capital, y la única forma de arrebatarles su porcentaje es a través de una oferta pública de adquisición de acciones (OPA).
La participación del 25 por ciento de Criteria, el brazo inversor de La Caixa, en principio no estaba en venta, aunque en algunas ocasiones el hólding industrial del grupo no había sido claro al respecto. El nuevo consejero delegado, Marcelino Armenter, era partidario de rotar la cartera en las grandes participadas. Pero no había una decisión tomada en este sentido.
¿Por qué los australianos no habían pestañeado antes de tomar su decisión? A Fainé no se le escapaban sus intenciones. Sin duda, se trata de una operación que podría arrebatarle el control de la compañía, ya que entre los tres fondos foráneos tendrían el 62 por ciento del capital. Por su mente pasaron rápidamente los recuerdos de Pere Durán Farrel, que había convencido a los argelinos y luego a los marroquíes para construir un gasoducto que abarataría el suministro de gas a nuestro país.
También de Salvador Gabarró, el anterior presidente de Gas Natural Fenosa, íntimo amigo suyo, que presentó en 2005 una opa sobre la eléctrica Endesa para crear un gigante energético nacional. "Hoy hemos puesto la semilla y en unos meses tendremos la criatura", anunció y se montó la marimorena.
Reynés ya tenía dificultades para entenderse con los fondos en el capital, sobre todo a la hora de aprobar el plan estratégico por miles de millones, con el que pretende marcar el nuevo rumbo de la compañía. Sacar adelante sus decisiones se complicaría a partir de ahora.
El presidente de Naturgy aprovechó el consejo extraordinario convocado el lunes, 25 de enero, para evaluar las ofertas que iban a presentar a la gran subasta de renovables que se celebrara al día siguiente, para informar de la conversación mantenida con los responsables de IFM.
La venta por partes de Naturgy daría 4.000 millones, según Credit Suisse, asesor de IFM
Los australianos no tardaron en confirmar sus intenciones. El martes, 26 de enero, cuatro días después de la fugaz visita a la sede de Naturgy, el mercado se desperezaba con una oferta parcial a 23 euros por título.
La propuesta es tentadora porque ofrece una prima de casi el 20 por ciento al inversor minorista, e intentaba ganarse al equipo directivo de Naturgy, al que ponía más fácil beneficiarse de las plusvalías que genere un fondo de 200 millones en acciones de la gasista, adquiridos a 23,15 euros por título.
Naturgy emitió un comunicado en la que calificaba la oferta de "no solicitada". Un eufemismo para desmarcarse de ella, sin calificarla de "hostil". El máximo responsable de IFM en España, Jaime Sil, se puso en paralelo a disposición de la Prensa para aclarar que no tienen intención alguna de controlar la compañía.
Los otros dos fondos propietarios de Naturgy dieron enseguida la bienvenida a la operación, a la par que manifestaban su intención de mantenerse en el capital sin vender ni una sola acción.
En sendas cartas adjuntas al comunicado de IFM, los dos fondos apoyan que el australiano tenga una representación en el consejo de administración, equivalente al porcentaje de su futura participación. Una prueba fehaciente de que conocieron la intención de presentar una opa durante las reuniones para informar de la operación. Algunos testigos citan un encuentro mantenido con el responsable de CVC, Javier de Jaime.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) pedirá información adicional a IFM sobre si existe concertación con el resto de los accionistas, así como sobre sus intenciones sobre la gestión. En medios cercanos al organismo vigilante de los mercados se asegura que, en ésta ocasión, se centrará en requerir el detalle de las conversaciones mantenidas previamente con los socios actuales de la gasista, así como en la búsqueda de las pruebas existentes sobre el contenido de esos contactos.
La resolución de la CNMV será clave para determinar el voto del Gobierno, que en estos momentos guarda un espeso silencio. El equipo jurídico de IFM mantuvo contactos con algunos miembros oficiales, pero aún no presentó la oferta de manera oficial.
La división interna es total en estos momentos. El jefe del Gabinete de Presidencia, Iván Redondo, estaría en contra de la operación a priori, al igual que el vicepresidente Pablo Iglesias ó la ministra de Industria, Reyes Maroto. En el otro lado, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, así como la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, o el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, serian partidarios de aprobarlas con importantes restricciones, para no dar una señal al mercado de que el Gobierno pone trabas a la inversión extranjera.
Hay seis meses de plazo hasta el pronunciamiento desde la presentación de la petición oficial, que aún está pendiente. Las verdaderas intenciones del fondo son confusas. En el mercado se apunta a la existencia de un informe de Credit Suisse, uno de los bancos asesores de IFM en la opa, en la que se cifran en 4.000 millones los ingresos extraordinarios que Naturgy obtendría con la venta de participaciones menores, distintas al negocio regulado.
La empresa tenedora de más de la mitad de la red de distribución de gas, un activo estratégico, es además propietaria del negocio del Gas Natural Licuado (GNL) y tiene participaciones en Agentina ó Brasil, que hasta ahora no había puesto a la venta.
De momento, no hay nada confirmado, pero las sospechas de que Naturgy puede acabar desguazada en trozos y vendida poco a poco por partes para sacar mayor provecho son crecientes. Los organismos reguladores de los mercados y de la competencia tienen un arduo trabajo por delante para comprobar si es así y en tal caso, evitarlo. No nos podemos permitir que se desvanezca otra de las grandes empresas españolas.