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El agobio de Mariló de la Rubia tras su 'ruptura' con Isabel Pantoja: "Que me dejéis en paz, ¿vale?"

Mariló de la Rubia no lleva nada bien ser el centro del huracán mediático. Desde que su amistad con Isabel Pantoja saliera a la luz hace unos meses, su vida ha dado un giro de 180 grados. Para ella no es fácil estar en el foco. Menos desde que se haya conocido que su relación de amistad con la intérprete de Se me enamora el alma se ha ido al traste.

"Es que no puedo desmentir todo lo que decís porque casi todo lo que decís es mentira", ha dicho la cordobesa tras ser pregunta al respecto. "Yo lo único que pido, por favor, es que a ver si llega ya un momento de la vida que me dejéis en paz, ¿vale?", ha lamentado también. Pese a todo, la doctora andaluza dice que se encuentra "fenomenal" y solo pide una cosa: "ojalá" ser de nuevo una persona anónima.

No hay día que Isabel Pantoja no tenga ningún frente abierto. Si ahora tiene motivos para sonreír por el retoño de Anabel Pantoja que viene en camino, lo cierto es que el chaparrón le ha vuelto a caer encima por culpa de los roces entre Agustín Pantoja y la que fuera su íntima amiga hasta hace bien poco. A la cordobesa dejamos de verla en los últimos conciertos de la folclórica y todo apuntó a una sola dirección.

Mariló, tras los últimos desprecios de Agustín ha dado un golpe en la mesa para decir 'basta'. "Sobrepasada" y "harta", ha roto cualquier tipo de vínculo con la cantante de Marinero de luces. Así lo adelantó Antonio Rossi, muy próximo a la propia Pantoja: "Todo esto lo ha desencadenado la actitud de Agustín tras el concierto de Madrid y Zaragoza, donde hubo varios feos y no se le dio a Mariló el lugar que merecía".

"No quiere que Mariló destaque, tiene celos de su amistad. Está molesto con el protagonismo que tiene", dijo Leticia Requejo sobre el hermano de la folclórica.

La amistad especial de Pantoja con de la Rubia se conoció a finales de febrero, cuando la madre de Kiko Rivera e Isa Pi fue fotografiada por Córdoba con la mujer que le lleva la agenda médica y con la que era frecuente que comprara embutidos por la ciudad. Unas imágenes en las que destacaba la sonrisa de Isabel, que salía de su encierro en Cantora y por fin se la veía con una actitud y una vibra diferente. Sin embargo, a Isabel le ha vuelto a pasar lo mismo que tantas otras veces, cuando ha ido perdiendo a la gente que ha estado con ella en las buenas y en las malas.

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