Las palomas del BCE convencen al mercado de que el ritmo de compras antipandemia no se toca
- Los analistas empiezan a valorar que no se bajarán las adquisiciones
- El bund alemán se ha alejado con fuerza de territorio positivo
- Schanabel adelanta una mejora en la perspectivas económicas a corto plazo
Francisco S. Jiménez
La ofensiva de las palomas del BCE, los miembros dovish partidarios de una política más laxa con los estímulos, está comenzando a convencer al mercado de que el próximo 10 de junio no habrá cambios para reducir el ritmo de compras del PEPP (programa de emergencia de adquisición de deuda), pese a la mejora económica y las declaraciones de varios miembros del Consejo de Gobierno que habían adelantado que a partir del tercer trimestre empezarían a descender.
El PEPP, que sirvió al BCE para amortiguar el impacto de la pandemia y evitar una crisis de crédito, no se toca. Mientras el resto de bancos centrales comienzan a valorar una retirada de estímulos o por lo menos se sienten presionados para ello, los partidarios de mantener la política monetaria dentro del banco central europeo han alzado la voz esta semana. La intervención, que comenzó el pasado viernes con Lagarde, está convenciendo al mercado de que no habrá cambios para la próxima reunión del 10 de junio.
Por un lado, los intereses de la deuda europea se ha desplomado con fuerza. El bund alemán, la referencia del mercado de bonos europeos, emprendió un rally hace varias semanas que casi termina con los intereses en positivo. En esta semana ha vuelto la rentabilidad al -0,16%. Por otro, los analistas comienzan a incorporar en sus previsiones que el BCE no asumirá cambios para el PEPP teniendo en cuenta la respuesta del mercado.
HSBC, JP Morgan, UBS y Allianz se encuentran entre las firmas que ya han emitido informes de que el Consejo de Gobierno prologarán el ritmo de compras sobre los 80.000 millones mensuales. Supone un giro en el guion previsto para el BCE. El mercado estaba ya casi convencido de que las compra que la institución iba comenzar a frenar la adquisición de bonos en el mercado secundario, tras las declaraciones de varios miembros del Consejo de Gobierno, con sesgo de halcón, que apuntaban que se reducirían para el tercer trimestre del año.
"La probabilidad de una continuación del ritmo de compra del BCE está aumentando", apunta Greg Fuzesi, economista de JP Morgan. Bloomberg Economics pronostica que las compras se mantendrán en alrededor de 85.000 millones de euros mensuales, lo que supone ajustarse a las expectativas que generó el BCE cuando anunció el aumento en el volumen de compras.
El BCE tomó esta decisión el pasado mes de marzo para frenar el rally en los intereses de la deuda europea que se produjo a principio de año, al verse arrastrados los bonos europeos por la incipiente recuperación en EEUU. Había miedo que un aumento de los tipos del mercado de bonos se trasladara a la economía real con un incremento de costes de financiación, que terminara ahogando la futura recuperación.
La economía de la zona euro ahora está en esa pantalla, con las vacunas avanzando a un ritmo adecuado y con los planes de reapertura de las economías lanzados. Y de fondo con la inflación amenazando con volver a presionar a los bonos europeas. Ayer el banquero italiano, Fabio Panetta, siguió la estela de otras palomas del BCE y aseguró que no "había evidencias de que las presiones inflacionarias" se mantendrían en el tiempo.
"Una eliminación prematura del apoyo del BCE sería un gran error", dice Schnabel
Antes el francés Francois Villeroy de Galhau dijo que "todavía tenemos tiempo suficiente para juzgar y decidir, mucho más allá de junio", en referencia a la próxima reunión de junio. "Permítanme ser claro: cualquier hipótesis de una reducción de las compras en parte para el tercer trimestre o los siguientes trimestres es puramente especulativa".
Yannis Stournaras, gobernador del Banco de Grecia y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, también destacó que la recuperación de la zona euro es aún frágil y no hay "evidencias que apunten a un período de alta inflación en un futuro cercano". "Por supuesto, ha habido una aceleración en las vacunas, pero todavía hay restricciones de viaje, así que no puedo decir que estemos libres de riesgos todavía", aseguró
"Por el momento, no veo ninguna razón para hacer ningún cambio del PEPP", ha dicho. Christine Lagarde, presidenta del BCE, ya adelantó la semana pasada que no era el momento de discutir la retirada del programa de emergencia de deuda, pero no fue tan clara como el banquero galo y griego.
El economista de HSBC, Fabio Balboni, apunta al interés del BCE de garantizar que no haya ninguna falsa recuperación. "Sería demasiado pronto para comenzar a reducir el ritmo de las compras" y argumenta que "la recuperación aún en sus fases iniciales, la inflación por debajo del objetivo y varios países han aumentado recientemente sus estimaciones de déficit fiscal".
Para los expertos la ausencia de una respuesta de los miembros más ortodoxos del Consejo de Gobierno, conocidos como halcones, hace resonar más la opción de que el PEPP se va a quedar sin tocar. Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank, se guardó ayer cualquier opinión sobre el tema en una intervención pública. Algo poco habitual, siendo un especialista en lanzar mensajes directos. Robert Holzmann, otro de los halcones del Banco de Austria y de los miembros que habían adelantado el recorte de compras, apeló a la flexibilidad del PEPP. No se mojó. Y Isabel Schnabel, la alemana con cada vez más peso en el Consejo, sentenció al comentar que "una eliminación prematura del apoyo del BCE sería un gran error". Además, adelantó que las perspectivas a corto plazo han mejorado, abriendo la puerta a una mejora en las previsiones del BCE.
"Los halcones han logrado fijar el debate para que sea unilateral, si realmente se evita la reducción gradual en junio, probablemente enfrentaremos una repetición de los últimos tres meses en los próximos tres meses", opinan los expertos de Bank of America para explicar la postura del ala dura del BCE.
Katharina Utermoehl, analista de Allianz, señala que una reducción en el ritmo de compras podría conducir a una situación en la que un aumento inesperado en los rendimientos de los bonos requeriría otra intervención rápida del BCE. Los expertos coinciden en que durante el verano no es la mejor idea de retirar adquisiciones por la menor liquidez con la que cuenta el mercado. La "ambigüedad constructiva", en referencia a la flexibilidad del PEPP, es la mejor herramienta insiste Utermoehl.
"No creo que el BCE vaya a hacer un compromiso concreto", dijo Birgit Henseler, economista de DZ Bank. "Si los rendimientos continúan aumentando, el BCE puede comprar más, pero si continúa la reciente consolidación de los intereses, es posible que solo veamos compras de 60 a 70 mil millones de euros al mes".
"La continuación de las compras a un ritmo elevado también respaldaría el objetivo del BCE de mantener condiciones de financiación favorables en medio del reciente aumento de los tipos y diferenciales europeos, y del euro", comenta el economista de UBS Reinhard Cluse.