Política

Análisis | La corrupción inunda al PP mientras Rajoy juega al despiste a las puertas del precipicio

Francisco Granados. Foto: Archivo.

Recientemente, Mariano Rajoy ha afirmado que la corrupción en España no es tanta. Lo ha dicho apenas dos días antes de esta macrooperación que ya lleva arrestados a 51 personas, y de la que tenía pleno conocimiento días atrás el Gobierno, tal y como ha podido saber EcoDiario.es. Hoy cabe preguntarse si jefe del Ejecutivo mueve o no los hilos de estas operaciones, o, si sencillamente las investigaciones policiales y judiciales desbordan cualquier acción política dado el alto grado de corrupción.

Ayer, lunes, tenía lugar una aparatosa operación policial contra la corrupción, la 'operación Púnica' con más de cincuenta detenidos en Madrid, Valencia, León y Murcia, entre ellos Francisco Granados, seis alcaldes -los dos más relevantes, los regidores de las localidades madrileñas de Valdemoro, José Carlos Boza Lechuga (PP), y Parla, José María Fraile (PSOE)-, y el presidente de la Diputación de León, Marcos Martínez Barazón, del PP.

En total, el dinero público distraído, a través de las comisione concedidas por dos empresarios 'conseguidores' es de unos 250 millones de euros. Como se sabe, Granados, en tiempos secretario general del PP madrileño con Aguirre, caído luego en desgracia e involucrado en un turbio asunto de espionaje, se fue de la política cuando se le detectó una cuenta en Suiza. Su detención sugiere que aquella fortuna provenía del cohecho mientras fue alcalde de Valdemoro. Asimismo, la detención del actual alcalde de Parla pone en un compromiso a su predecesor en el cargo, Tomás Gómez, actual líder del PSOE madrileño.

Naturalmente, este nuevo episodio, que abre otro flanco en el ya muy extendido magma de la corrupción política y que afecta sobre todo a la formación gubernamental, ha terminado de desmoralizar a las gentes del PP, que ven cómo demasiados de sus conmilitones aprovecharon su paso por la política para enriquecerse.

Pero lo más asombroso es que las revelaciones se producen mediante un goteo interminable, que parecería diseñado por alguien deseoso de martillear sobre el crédito del sistema político, ya muy deteriorado por la acumulación de episodios indecentes.

El despiste de Rajoy

Mientras tanto, Rajoy permanece hierático e impasible, asegurando de tanto en cuanto que la corrupción no es tanta. Por fuerza, sus seguidores tendrán que preguntarse si él está o no moviendo los hilos de esta secuencia de revelaciones que destruye sistemáticamente al PP. O si, sencillamente, las investigaciones policiales y judiciales han adquirido ya tal autonomía que las revelaciones se producen cuando se tienen que producir, espontáneamente y sin premeditación, golpeen donde golpeen.

La proverbial pasividad de Rajoy es una buena estrategia para desfondar al adversario en las confrontaciones y para jugar en provecho propio del factor tiempo. Pero cuando de lo que se trata es de salvar la imagen del partido del Gobierno, intentar que se recupere a tiempo de los golpes recibidos por las investigaciones judiciales, procurar que las pústulas no impidan ver el músculo saludable, la inoperancia es mala consejera y más bien parecería que procede tomar la iniciativa. Pero todo es en vano: en Génova ha dejado de haber un discurso sobre la corrupción y parecería que el personal está ya en desbandada, seguro de que se termina una etapa y la siguiente está sin diseñar del todo aunque desde luego tendrá personajes distintos. En un rapto de buen sentido, la sede central del PP ha anunciado que serán expulsados los populares detenidos en esta operación? pero todavía no lo han sido los usuarios de las tarjetas 'black' de Caja Madrid.

Algunos analistas presagian que, con la italianización del mapa político que se prevé en las próximas elecciones, los viejos partidos se extinguirán y nacerán otros nuevos. El PS y la Democracia Cristiana pasaron por procesos de esta índole en Italia, sin ir más lejos. Hay quien dice que las convocatorias para aglutinar fuerzas centristas que está realizando Duran Lleida podrían alumbrar organizaciones nuevas, capaces de plantar sus reales de nueva planta en lugar de tener que erigirse sobre las cenizas de pasadas indignidades. Habrá que esperar y ver porque el futuro nunca está del todo escrito y es muy aventurado lanzarse por la pendiente de la predicción.

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