
En el futuro, la energía eólica capturada de las corrientes de viento en chorro a gran altitud puede suponer una alternativa para abastecer a las grandes ciudades. Esto es asi especialmente porque da la casualidad de que buena parte de las principales urbes del mundo se encuentran cerca de latitudes que corresponden con las del paso de dichas corrientes, que contienen energía suficiente como para cubrir cien veces la demanda mundial actual de energía.
Un nuevo estudio realizado por científicos de la Carnegie Institution y la Universidad de California State ha identificado Nueva York como localización idónea para realizar un experimento de este tipo. El incoveniente es el desarrollo de tecnología capaz de aprovechar una energía que se encuentra a alturas superiores a 9.000 metros, y que en algunos casos presenta fluctuaciones de intensidad.
Vientos diez veces más fuertes
Se trata de vientos diez veces más fuertes que los que actualmente se aprovechan en superficie con generadores eólicos. Algunas propuestas tecnológicas ya han sido presentadas con el objetivo de recoger la energía a semejante altitud, entre las que figura el amarre de turbinas que podrían quedar suspendidas a la altitud de las corrientes en chorro. Más de 40 megavatios de electricidad podrían generarse con los actuales diseños y podría transmitirse a superficie aprovechando el amarre.
"Hemos encontrado las mayores densidades de potencia energética disponible a grandes altitudes sobre Japón y el este de China, asi como la costa este de Estados Unidos, el sur de Australia, y el nordeste de Africa", declaró la autora del estudio, Cristina Archer. "Los valores medios en esas áreas son superiores a 10 kilovatios por metro cuadrado. Esto es impensable cerca de la superficie, donde las mejores localizaciones eólicas apenas dan un kilovatio por metro cuadrado", dijo.
Dentro de las áreas contempladas en el estudio se encuentran cinco de las ciudades más pobladas del mundo: Tokio, Nueva York, Sao Paulo, Seúl y México DF. En el caso de Nueva York, su valor de energía disponible por los flujos de viento a gran altitud alcanza nada menos que 16 kilovatios por metro cuadrado.