
Si a los coches eléctricos le sobraban argumentos por parte de sus detractores, tales como la escasa autonomía media que ofrece la oferta o la dificultad para encontrar lugares donde recargarlos, ahora aparece un nuevo hándicap que promete dar más de un quebradero de cabeza a sus fabricantes: el frío.
Porque las bajas temperaturas afectan negativamente al alcance de las baterías que montan los coches eléctricos, llegando a mermarla hasta en un 25% en el caso del ya famoso Tesla Model S. El primero en denunciar el defecto fue el New York Times hace unos meses, en su reseña de la prueba del coche californiano: su autor defendía que el Model S había perdido alrededor de 50 kilómetros de autonomía, lo cual atribuía al frío del norte de EEUU. Sin embargo, la llegada de este eléctrico a Europa arroja que el problema puede sera aún mayor.
Los problemas de los eléctricos con el frío
Muchos usuarios de Noruega, donde el Tesla Model S se ha situado como uno de los coches más vendidos del país, aseguran que su coche eléctrico se queda hasta un 25% corto en autonomía con respecto a la promesa de la compañía. De esta forma, algunos de los conductores noruegos del Model S han visto reducir el alcance de sus baterías desde los 400 kilómetros previstos a menos de 300, debido a las crudas temperaturas, según ha publicado recientemente el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en su revista Technology Review.
Pero, ¿por qué ocurre esto? Principalmente, porque el aire frío limita el rendimiento de la batería: las temperaturas bajas afectan, explica TR, a la rapidez con que la energía fluye de la batería y vuelve a entrar en ella, es decir, la cantidad de energía que puede proporcionar para la aceleración y la rapidez con que se puede recargar. Pero, además, también se pierde algo de autonomía porque, al utilizar la calefacción en el interior, se pierde parte de la energía destinada inicialmente a impulsar el coche.
Por otro lado, un ambiente gélido no sólo conlleva una menor autonomía. Una batería fría también limita el frenado regenerativo por el que se utiliza la energía del impulso del coche para cargar la propia batería y que contribuye así a aumentar así el alcance de ésta.
Aún no hay solución
Por el momento, aunque los conductores pueden tener en cuenta algunas medidas para evitarlo, lo cierto es que inevitable que haya una pérdida de autonomía, pues a pesar de que las compañías tecnológicas llevan varios años trabajando en encontrar soluciones, los fabricantes de coches eléctricos no disponen aún de ningún remedio a este problema.
En cualquier caso, sí puede seguirse alguna recomendación para mitigar el efecto del frío, como la que propone el director técnico de Tesla, JB Straubel, quien recomienda ajustar el temporizador en el cargador de la batería del coche para que se termine de recargar justo antes de empezar a conducir, ya que el acto de la carga también calienta la batería.