
El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, adelantó hoy que "le chirría" la idea de que una empresa pública extranjera como Gazprom compre Repsol, una empresa privada española tras la privatización que se ha llevado a cabo en España en los últimos años. Ni Zapatero ni Rajoy ven con buenos ojos la venta.
"Después de que hemos privatizado las empresas, que sean compradas por empresas públicas extranjeras me chirría", señaló Solbes en un almuerzo organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y PriceWaterhouseCoopers.
El ministro respondió de esta forma a una pregunta acerca de la posición del Gobierno ante la eventual adquisición del 20% de Sacyr en Repsol por parte del grupos ruso Gazprom.
"No juega con los mismos conceptos"
Solbes se mostró partidario de la presencia extranjera en empresas españolas, aunque consideró que este es un caso especial porque se trata de una empresa pública de un país que no juega "con los mismos conceptos" de mercado que España.
"No me crea ningún problema ni dificultad", señaló Solbes, quien sin embargo consideró que es necesario "reflexionar seriamente" antes de dar un paso en firme. "Es un tema enormente delicado", subrayó.
En este sentido, aspostó por pensar y analizar la situación a pesar de que Rusia es un gran productor y de que Gazprom esté presente en otros países europeos.
¿Un buen compañero de Repsol?
Analistas en Madrid dijeron que Gazprom sería un buen compañero de viaje para Repsol gracias a sus enormes recursos de gas aunque también entre ellos surgieron dudas sobre la viabilidad de esta alianza dispar. "Vemos complicada una operación con Gazprom por razones geo-políticas", dijo Banesto en una nota a sus clientes.
Según los analistas, el anuncio de los planes de Gazprom creó el mismo revuelo en el sector energético español que el que levantó hace dos años el plan del grupo alemán E.ON de hacerse con el control de Endesa.
Oficialmente, el gobierno español, cuya acción de oro en Repsol expiró a principios de 2006, no se pronunció sobre la conveniencia de la operación revelada por el vicepresidente ruso Alexander Zhukov y se limitó a decir que se trataría de una "operación privada empresarial".
No obstante, los analistas dijeron que al igual que en la fallida operación E.ON-Endesa, el Gobierno conservaba diversos mecanismos para proteger el sector energético (incluyendo las reservas a participaciones estatales en el lado del comprador) y para impedir la venta de Repsol al grupo ruso.
"Claro que se puede (impedir). Como lo han impedido otros países europeos", dijo Rajoy.
El político criticó también el manifiesto interés de Sacyr Vallehermoso de vender sea como sea su participación en Repsol, valorada actualmente en unos 3.500 millones de euros.
Sacyr busca capital
Sacyr se ve presionada a vender activos para reducir su deuda que ha superado los 18.000 millones de euros a finales de junio, es decir la deuda equivale a 14,7 veces su resultado bruto de explotación en 2008, según cálculos de BPI.
Ante esta situación, algunos analistas dijeron que la colocación de Repsol sería actualmente una de las pocas fórmulas posibles para Sacyr para lograr capital de cara a sus vencimientos de deuda que superan los 2.000 millones de euros en 2009.
No obstante, agregaron que la venta de la participación (adquirida en 2006 por unos 6.500 millones de euros) produciría una fuerte minusvalía en las cuentas de la constructora y le privaría de una importante fuente de ingresos (244 millones de euros en 2008 en concepto de dividendos de Repsol). "Repsol es una de las pocas entradas claras de caja de Sacyr en estos momentos y personalmente no considero muy probable que lo vendan a los precios actuales", dijo otro analista.
Dada la creciente oposición política, Banesto apuntó a la existencia de otros posibles interesados en la participación de Repsol y dijo que el grupo francés Total podría ser una opción interesante. "Veríamos más probable una operación con Total ... aparte de ser más fácil para llegar a un acuerdo con el gobierno español", dijo el broker.
Independientemente de quién se presente a una eventual puja, los analistas dijeron que el comprador debería llevarse bien no sólo con el Gobierno español sino también con La Caixa, el otro gran socio de Repsol con una participación del 14,1 por ciento.