
El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro desgrana a elEconomista las cifras de la economía española y las cuentas públicas, al tiempo que adelanta las líneas maestras de su estrategia.
El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, recibe a elEconomista en la sede de Alcalá, en la que fuera la Real Casa de la Aduana. A su espalda, un retrato de Carlos III, con aire insigne; enfrente, un Ramón Casas. En la primera entrevista concedida a un diario tras la presentación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2014, Montoro dedica un tiempo a dirigir nuestra atención hacia los cuadros de la sala. Jienense, economista y catedrático, se detiene a apreciar el arte antes de desgranarnos las cifras de la economía española y las cuentas públicas, para pasar a adelantarnos las líneas maestras de su estrategia regida por el lema que nos reitera: "Estoy en política para vencer a los pronósticos".
Impuestos
Al presentar el proyecto de Presupuestos para 2014, definió la Ley de Emprendedores como "la primera bajada selectiva de impuestos". ¿Cuántas más vienen? ¿A qué colectivos van a afectar?
La Ley de Emprendedores ha avanzando en las soluciones que demanda un emprendedor en España. Está orientada a facilitar financiación. En el ámbito más puramente tributario introduce la figura del IVA de caja -un gran compromiso político del PP-, mejora la fiscalidad de los beneficios empresariales y crea los business angels. Aprobada la ley, las medidas están aplicándose de forma progresiva, dentro del recorrido normal de la reactivación económica. Una vez que vamos consolidando un nivel de recaudación adecuada que no había cuando llegamos al Gobierno, vamos introduciendo estímulos e incentivos.
¿Pero cuándo llegan esos cambios tributarios propiciados por el fin de la recesión?
Durante los primeros meses del año próximo, el objetivo del Gobierno es realizar una reforma tributaria inspirada en el informe del comité de expertos, un grupo liderado por el profesor Lagares Calvo, que ya capitaneó otras anteriores. La reforma se dirige fundamentalmente al IRPF y a todo el sistema tributario, con consecuencias sobre el ámbito autonómico. Se trata de tres actuaciones: una reforma fiscal, una financiación autonómica ligada a esa reforma fiscal y una reforma local y del régimen local.
¿Y cuál es la evaluación de nuestro sistema tributario hasta ahora?
Hemos hecho un gran avance en política tributaria, impulsando el desapalancamiento de las empresas, un factor clave para salir de la crisis. Por eso hemos reformado el Impuesto sobre Sociedades, en particular en deducibilidad de gastos financieros, libertad de amortización o cálculo del pago fraccionado. Todo ello enfocado al desapalancamiento de las grandes empresas, de esos grandes contribuyentes que a comienzos de la legislatura tributaban a tipos muy bajos. Ahora vemos que los mercados están abiertos y que están premiando en bolsa el desapalancamiento de esas empresas. La política tributaria no se mueve sólo en el ámbito de la recaudación, es un instrumento de política económica. Y la tarea del Gobierno es ésa, instrumentar la política económica, no hacer política tributaria en función de lo que piden unos u otros.
¿Cuándo se va a revertir el recargo al IRPF?
Lo que se va a hacer es reformar el impuesto. El IRPF que heredamos no era bueno. Hay que cambiar la figura tributaria. Ese impuesto venía de 2007, y no es el que nosotros dejamos cuando salimos del Gobierno. En una medida de urgencia instalamos un recargo temporal, y muy progresivo.
La reforma tributaria consistirá en bajar impuestos y en cambiar componentes y fuentes de la recaudación tributaria. Todo ello es algo que se puede y debe hacer en un escenario de crecimiento que será el que tendremos el año que viene. En recesiones es imposible. Porque si te juegas la recaudación, te juegas el déficit. Y si te juegas el déficit, te estás jugando el país.
El IRPF que heredaron no está bien diseñado. ¿Qué más fallos hay?
Sorprende que España recaude menos que Portugal o Chipre en IVA. Parece que se responde a la crisis económica con fraude fiscal, un error grave que provoca más paro.
El primer elemento de un sistema tributario es la eficiencia en términos de recaudación. Así configuramos un país moderno. La presión fiscal que tan denostada está en España se ha reducido en casi seis puntos de PIB desde el comienzo de la crisis y eso no es normal.
Hay causas objetivas -la destrucción de empleo, el que dejáramos de crecer sobre demanda interna, tener que afrontar una devolución de deuda externa muy importante-, pero seis puntos es imposible que se generen por esos motivos si no hubiera una extensión del fraude fiscal, que es el que se está corrigiendo ahora a marchas forzadas con las regularizaciones que han aflorado 40.000 millones de euros de bases imponibles.
¿Y qué calendario prevé?
La reducción entrará en vigor en 2015. Va a dar tiempo a elaborar el reordenamiento tributario en 2014.
¿Qué planes hay para el nuevo gravamen sobre los premios de loterías? Las ventas han caído.
Ese gravamen no es relevante en la evolución de las ventas. ¿Quién va a rechazar un premio por el impuesto? No creo que desincentive el juego. En cualquier caso, este tributo también entra en todo el conjunto que revisaremos en la reforma tributaria para ver qué hacemos.
¿Qué avances se hacen para evitar la fiscalización irregular de multinacionales?
España se adhiere a todos los Tratados que evitan eso que ahora se llama erosión de bases imponibles. La OCDE lidera el proyecto. Desde el G-20 se abordan estas cuestiones, y nos hemos adherido al Tratado con EEUU. Sea fraude, evasión o erosión hay que abordar los tres componentes. Hay que estimular todo el proceso de apertura de la internacionalización. España afortunadamente está colocada a la vanguardia de ese mundo.
¿Cómo van a combatir el contrabando de tabaco?
La Olaf ha venido a tomar contacto directo de la realidad del paso transfronterizo con Gibraltar. Tenemos un problema de contrabando que merma nuestra recaudación. El lunes se han convocado unas jornadas en el Ministerio donde se expondrá la situación del sector para identificar soluciones.
¿Y respecto de Gibraltar?
No se puede permitir ese tipo de situaciones fiscales. Deberían corregirse, hemos denunciado el sistema fiscal de Gibraltar en el Ecofin, que aceptó esa denuncia y se pronunció en contra de ese régimen fiscal, así que hemos dado los pasos para que esos regímenes no sean aceptables. La tributación offshore es inaceptable.
¿Qué régimen van a tener los activos fiscales diferidos de la banca cuando entre en vigor Basilea III? ¿Se ha avanzado en la negociación?
Sí, estamos avanzando y trabajando. Lo que buscamos es identificar lo más claramente posible lo que pudiéramos llamar el formato porque no existe norma europea.
Autonomías
Al final, ¿va a prosperar el impuesto a la banca en función del volumen de depósitos que han impulsado algunas autonomías?
Ya hay distintas sentencias al respecto. El Tribunal Constitucional levantó la suspensión cautelar y está en vigor donde se ha activado. No pasa nada. Mi criterio ya lo dije en 2002. No quiero que sea un problema. No es un impuesto muy importante, y yo trabajo en todas las hipótesis en este momento. No puede ser que este impuesto que no es tan importante se convierta en un motivo de confrontación. He tratado de que no se produzcan competencias desleales o traslados de masas de ahorro. No quiero que se convierta en un elemento discriminatorio o en un debate político que no corresponde en un Estado de las Autonomías que debe avanzar en la corresponsabilidad fiscal.
¿Y si hubiera un comité de expertos para redefinir la financiación autonómica?
Si se hace eso, los expertos tienen que ser ecuánimes. En todo país federal hay un impuesto estatal de la renta. El IRPF es el tributo que permite aplicar políticas de equidad. Tendremos que hacer algo articulado con las autonomías.
¿Qué le parece una solución similar al cupo a las autonomías 'históricas'? ¿O darles más poder de gestión de tributos?
Las Haciendas Forales son una singularidad, pero no es el problema de España. Hay que preservar ese régimen: funciona bien, pero no es trasladable. Extenderlo a otras autonomías, incluso por tamaño, lo haría inviable.
¿Es partidario de romper el 'café para todos' con Cataluña, de una diferenciación económica?
La financiación va dirigida a financiar servicios públicos. Y ahora, con las reformas, podemos hacerla en virtud del conocimiento muy superior del coste efectivo de los servicios. Pero no hay que tratar de hacer tantos hechos diferenciales por la financiación de los servicios públicos porque eso lleva a enfrentamientos entre españoles. El enfrentamiento y el agravio comparativo no es positivo. Pero la diferenciación no tiene sentido económico.
¿También por la reacción de Bruselas?
Estamos todos inmersos en un proceso de integración que se llama Europa. No es sólo una integración económica. Es política, y por eso Europa no puede asistir pasivamente al nacimiento de nuevos países. No porque sea un mapa ingobernable, sino porque va en contra del sentido de la construcción de la Unión Europea.
¿Qué prioridades hay marcadas respecto de Cataluña?
En Cataluña hay muchos pensionistas, también muchos parados. De hecho, el gran problema de Cataluña es el paro. Ésa es la prioridad del Gobierno: atender servicios sociales básicos hasta promover un crecimiento económico para la creación de empleo en Cataluña. Es una autonomía que tiene más capacidad para ello porque cuenta con más tejido empresarial y cuando vamos generando las bases para ese crecimiento fomentamos su crecimiento y la creación de empleo para sí misma y el resto de España.
El hecho diferencial hay que singularizarlo en términos político-institucionales, pero no exactamente tiene que traducirse en financiación de servicios públicos. ¿Cómo va a recibir un ciudadano un servicio público distinto en función del sitio donde vive?
¿En materia de inversiones, ha podido resultar provocadora la caída en las que atañen a Cataluña?
No tiene carácter político, es un apunte contable motivado porque han vencido proyectos de inversión y mientras entran otros hay un periodo de interregno. No hay ningún elemento político en esa decisión. Estamos saliendo de la crisis sin más inversión pública. Y hay que ser muy selectivos con la de infraestructuras, como indica la ministra.
Coyuntura económica
Ha identificado como un logro de su política tributaria el desapalancamiento, pero éste no ha procedido sólo de medidas tributarias. Se ha avanzando en la internacionalización también por otros motivos.
Lo que hace falta es crear empleo en casa. España tiene ahora 46 puntos de PIB de inversión directa empresarial fuera. En 1996, hablábamos de 6 puntos de PIB. Somos uno de los países que más inversión empresarial tienen fuera. Muy positivo siempre que no apalanques al país. El problema de España surgió de la deuda externa, ya lo advertimos desde 2007 y esa crisis de deuda externa es una crisis de deuda de empresas.
Y también del Estado.
No, del Estado es ahora. Cuando empieza la crisis el Estado tiene un superávit presupuestario. Cuando el anterior Gobierno socialista no quiere ver la crisis, se arranca con una deuda externa del 90 por ciento de PIB en términos netos y con unas finanzas públicas que tienen un superávit presupuestario del 2 por ciento de PIB y una deuda publica del 37 por ciento del PIB.
Pero ese sector privado tan endeudado ha hecho un esfuerzo de desapalancamiento, mientras que el Estado ahora se va a acercar al cien por cien antes de lo previsto. ¿Qué ha pasado para empeorar la previsión de deuda pública en tan sólo unos meses?
Hemos bajado el déficit. Además creció el año pasado por las ayudas financieras. La deuda del Estado es consecuencia del déficit. Heredamos un saldo negativo no del 6, sino del 9 por ciento: un 50 por ciento más, 30.000 millones más. Y había que sacar todo y pagarlo. Si no activamos la gran operación de proveedores, colapsamos el país.
El Plan de Proveedores ha salvado, pues, nuestras cuentas.
La deuda pública es consecuencia del déficit y de lo que hagas, en este caso de esa operación limpieza que hicimos. A cierre de 2012 la contabilidad nacional dice que hemos reducido el déficit en 24.000 millones de euros. Todo ello cuando había que responder a un incremento de intereses de la deuda pública y a un aumento de las prestaciones sociales, derivado del desempleo, como consecuencia de la propia crisis. Las cifras dicen lo que ha hecho España. Nunca se había hecho un ajuste estructural de esta envergadura. Hemos reducido el gasto con una intensidad que no se ha hecho en ninguna parte del mundo. No hay más que ver el descenso del consumo y el empleo públicos. Y se ha hecho el ajuste estructural con la economía cayendo.
Pero las patronales, en medio de todas las reformas, también agradecerían un gesto del Gobierno.
Sí, pero es que tenemos la Seguridad Social como la tenemos. Ahora controlamos el déficit territorial y eso es ganar etapas.
Ha cambiado la percepción internacional sobre España.
Lo que hace que España tenga abiertos los mercados es la balanza por cuenta corriente. Mi experiencia es que los mercados leen cifras, y no discursos políticos.
¿Qué más debilidades y fortalezas hay en este cambio de tendencia?
Hay un factor muy positivo, que es la baja inflación. Lo que estamos viviendo es el equivalente a una devaluación, con la ventaja de que las devaluaciones ordinarias provocan altas inflaciones. Estamos mejorando la capacidad de competir y logrando una posición de balanza por cuenta corriente equivalente a las devaluaciones de los 90. El IPC se va por debajo del 1 por ciento en tasas interanuales en este final de año y posiblemente durante la mayor parte del año que viene.
España está demostrando que es un gran país, un país de emprendedores, de gente que hace muchas cosas y no ese país que disfrazan algunos, que enfatizan otros, que hacen catastrófico otros. Cuando se empieza a mover se mueve, pero hay que sentar las bases y más cuando ya seamos capaces de dar la financiación a ese crecimiento, que estamos cerca. Porque el saneamiento bancario ha sido enormemente útil y también muy rápido gracias al Mede, que es lo que había que hacer.
Hemos acabado con la recesión técnicamente en el segundo trimestre de este año y estamos en un proceso de evolución con escenario de crecimiento el año que viene.
Los mercados están viendo que tienes capacidad de amortizar la deuda externa, eso es lo importante. Por eso estoy diciendo desde hace un tiempo que desde que la balanza por cuenta corriente se ha dado la vuelta ha cambiado la perspectiva económica. Vamos a ver quién tiene razón. Por lo pronto, ya tenemos cambios en los pronósticos hechos sobre España. De la lista de pronosticadores con malos augurios todos piensan ahora que vamos a crecer.
¿Cuándo vuelve el crédito?
El saneamiento bancario está funcionando y ya está parando la caída del crédito bancario, ya no hay descensos. Muy pronto veremos a los bancos dando crédito. Es cierto que si querías desapalancar tienes que reducir crédito, pero ahora las entidades están volviendo a facilitar la financiación, que es lo más importante y en lo que insiste el FMI: que se facilite el crédito a los emprendedores.
Cuentas públicas
Bruselas nos dio más tiempo para abordar la senda de consolidación del déficit.
Se cambiaron los escenarios de programación de la senda de corrección del déficit público, se han acomodado a una realidad económica al haberse registrado más recesión de lo que habríamos deseado. Bruselas reconoce esa coyuntura más complicada y adapta los objetivos de déficit al nuevo escenario económico. Eso no es abrir la mano.
Pero el déficit se reduce vía ingresos y vía gastos. Y se ha hecho mucho hincapié en la subida de impuestos y no tanto en los gastos.
La subida de impuestos supone una merma de renta, es evidente. La cuestión es si había que hacerlo. No voy a presumir de eso. Pero había una necesidad objetiva en el país. No es un problema de si se hace una política u otra. Había una carencia muy grande en las arcas públicas también en Impuesto de Sociedades, y esa cuestión la podía haber corregido el Gobierno anterior, pero no lo hizo.
La promesa fue que no se subirían impuestos.
Es distinto estar dentro del Gobierno. Desde fuera se ven grandes cifras; dentro se ve la composición.
Con la reducción del gasto público se ha levantado el acelerador.
Hemos embridado a las comunidades autónomas. Hemos logrado una gran reducción del consumo y el empleo público. La Administración Central ha reducido el déficit en 10.700 millones y las CCAA en 16.700 millones.
De hecho, están más embridadas que el Estado.
Ahora. Y eso es porque alguien lo ha hecho. ¿Por qué no se hizo antes?
Pero algunas autonomías tienen mucho ajuste pendiente. Valencia, por ejemplo.
Tenían que haber bajado más, pero no digamos que no lo han hecho. Cataluña ha bajado dos puntos de PIB. Andalucía ahora está haciendo los deberes. Las medidas están definidas en los planes económico financieros, pero los puntos de partida son muy importantes.
Aún así, tenemos un problema de credibilidad del déficit.
Lo cierto es que aún queda trayecto. Pero si hubiéramos reducido más el déficit hubiéramos provocado una hecatombe económica. Con una economía donde el PIB cae al 1,4 por ciento y con 800.000 empleos destruyéndose, si piensas en una reducción mayor del saldo negativo, y le pones más cifras... ¿cuántos empleos tendrías que destruir? Con lo que ha hecho este Gobierno, la economía española está saliendo por la cuenta de déficit exterior, por el saldo de la balanza por cuenta corriente y el desapalancamiento.
Reformas y ajustes
¿Cómo avanza la reducción de duplicidades en las Administraciones? ¿Y el proceso de cierre de entes públicos?
Ahora trabajamos en esa dirección. El número de empresas públicas ha bajado lo comprometido. Pero se tarda tiempo en hacer la liquidación de una empresa, en que cierre, sea pública o privada. Están todas en proceso de liquidación, todas las comprometidas. Y en funcionarios también vamos a bajar más.
Pero los gastos de personal eventual crecen, según datos oficiales.
Estarán creciendo en determinadas Administraciones que están saneadas, porque todo lo demás está controlado. No hay eventuales prácticamente en ninguna de las administraciones. En la Función Pública se ha hecho una destrucción de empleo como nunca antes en España.
Algunas reformas van lentas. La de las Administraciones Públicas es una de ellas.
Las reformas que no están aún en marcha se están tramitando en el Parlamento. Estamos haciendo una reforma de las Administraciones Públicas que es la Ley de Régimen Local, y que va a delimitar las competencias. Ha tardado en presentarse al Parlamento porque es compleja y entra en el núcleo constitucional. Esa norma asigna competencias a las Administraciones. Las asigna por ley. Esa Administración puede tener otra competencia delegada, pero esa delegación se hará con un convenio y ese convenio va a estar supervisado porque lo primero que dejan de pagar las autonomías son los convenios que tienen en términos de desarrollo de servicios sociales con los ayuntamientos y por eso se produce la cadena.
El calendario electoral frena los avances en las reformas. ¿Pueden quedar tareas pendientes en 2015?
Lo que va a valorar la gente en las elecciones es la salida de la crisis económica. La sociedad va a valorar que una acción política va a sacar al país de una crisis cuando otras políticas lo han metido en ella. Y desde luego, no vamos a plantarnos en la segunda mitad de legislatura con más gasto público.
En el proyecto de Presupuestos para 2014 sube el gasto público. ¿Eso es que se acaba el ajuste? ¿Se acaba cuando aún hay dudas sobre el déficit?
Sigue bajando el consumo público, el gasto de personal, las plantillas siguen congeladas, se está trabajando más horas. Extendimos la jornada laboral nada más llegar a 37,5 horas en toda la Administración quitamos días de libre disposición, introdujimos el régimen de incapacidad laboral asimilándolo al privado y todo eso sigue en marcha, y la incorporación de plantillas que está limitada a una reposición del 10 por ciento en los servicios públicos más esenciales. También está la lucha contra el fraude. Estamos ampliando algo más la cabeza de la Función Pública, los altos funcionarios, porque no hay que descapitalizar al Estado y necesitamos a esos funcionarios de alta cualificación.
En 2014 entra en vigor ya el nuevo índice de revalorización de las pensiones. ¿Se actualizarán con el IPC de noviembre este año?
Las pensiones en 2013 ya han subido y no se van a actualizar con el IPC de noviembre porque no se va a dar la situación. La inflación va a estar por debajo del 1 por ciento. No se va a dar el caso de que se produzca la desviación sobre el IPC.
Por otra parte, el factor de sostenibilidad y la nueva reforma es alternativa a la indiciación. Revalorizar en función del IPC no garantiza el poder adquisitivo de tu renta. Y no lo garantiza tanto si eres pensionista como trabajador. Perseguir la capacidad adquisitiva de alguien en función del IPC es un error de gran magnitud. A lo que hay que aspirar es a que en nuestro país no preocupe la inflación. Esa indiciación era para inflaciones al 8 por ciento, en caso de alzas del índice de precios de los 90.
La Ley de Desindexación es un cambio de esquema.
La desindiciación y la Ley de Desindexación son una reforma de concepto. Es un cambio cultural y ahora hay que hacer pedagogía. Dejemos al IPC tranquilo. Y además, vamos a hacerlo en un momento óptimo. El IPC va a estar más bajo que nunca en la historia de España. Eso hace ganar competitividad, y mejora la negociación colectiva. Lo veremos el año que viene.
El bienestar de los pensionistas es que el país tenga la suficiente riqueza para distribuirla en pensiones. La renta será más o menos alta en función de la evolución económica, y la evolución de la pensión no puede convertirse en un problema que impidan que los nietos de los actuales jubilados disfruten de un empleo.
Pero ha recibido críticas.
La patronal ha criticado esa desvinculación de las pensiones y el IPC.
Es ilógico. La patronal aprueba un acuerdo interconfederal basado en las mismas premisas y resulta que en pensiones sí quiere indiciar. El sistema de pensiones es un asunto de envergadura. Se trata de más de 9 millones de personas a las que hay que hablarles de la garantía de su bienestar. No se puede convertir este asunto en un debate político que ya estaba superado por el Pacto de Toledo.
Por último, ministro, ¿qué hubiera pasado si la prima de riesgo no hubiera bajado?
Pues que la troika se hubiera quedado aquí. Las empresas tienen problemas, pero ahora y cada vez menos. Hace un año, pedían el rescate. En septiembre, y en octubre, los banqueros lo pedían, la posibilidad seguía viva. Ahora ya no.