
"Somos una oposición responsable". Esta frase, pronunciada por el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, hace sólo una semana puede haberse vaciado ya de contenido. El rescate, el bajo perfil de un Mariano Rajoy casi ausente y la debilidad del PP que muestran las encuestas motivan que el socialismo esté replanteándose la actitud a seguir ante el Gobierno en plena crisis.
Rubalcaba pasó el sábado en el despacho, reunido con su equipo para analizar la situación, y el presidente le informó durante todo el día de los avances para el acuerdo del Eurogrupo.
La Comisión Ejecutiva Federal del PSOE ya tachó ayer de "mala noticia" la decisión, para luego adelantar que pedirá la comparecencia parlamentaria de Rajoy. Los socialistas señalaron también que hay que defender ante Europa y el resto del mundo que España es un país "serio, con una economía solvente y que va a salir adelante".
Una de cal y otra de arena, dardo al Ejecutivo y llamamiento a la unidad nacional; a la espera de que Ferraz se pronuncie este mismo domingo. En la sede socialista se valora si mantener el apoyo institucional o tomarse la revancha por la fiera oposición del PP a la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero. Los episodios de esta legislatura en los que el partido de Génova 13 ha usado su mayoría absoluta a modo de rodillo, como en el caso del veto a Soledad Núñez o del decreto de RTVE, azuzan a los partidarios de la opción más belicosa.
Acoso interno
El líder socialista soporta en la actualidad el empuje de sus críticos de dentro del aparato. La victoria que se apuntó Carme Chacón con la comisión de Bankia y los envites desde la izquierda de Tomás Gómez, sin ir más lejos, crean problemas a un Rubalcaba que defiende que el PSOE mantenga su perfil institucional y de partido de Gobierno: responsabilidad en la oposición para salvar a España.
Los socialistas, sin embargo, son conscientes de que podrían hostigar con saña al PP y que la indignación crece en la calle: a corto plazo, una estrategia agresiva con el Ejecutivo de Rajoy granjearía réditos sin duda.
En esta coyuntura, Rubalcaba tira de la brida y pide sangre fría a los suyos. Elena Valenciano y Óscar López, números dos y tres, se han convertido en los guardianes de esta buscada responsabilidad. "Todos somos responsables de la situación en la que estamos", sentenciaba la propia vicesecretaria general este domingo.
No obstante, el partido de la rosa sabe que juega con fuego y no marcará su postura hasta que termine, este mismo domingo, la reunión de trabajo con Valenciano, López, José Antonio Griñán, Soraya Rodríguez, Eduardo Madina, Inmaculada Rodríguez-Piñero y Valeriano Gómez.
Opten por una vía o por la otra, la sombra de Chacón seguirá poniendo obstáculos en la acción política de Rubalcaba. Prueba de ello, el siempre leal Ramón Jáuregui ha tenido que dar un paso al frente para espantar estos fantasmas. El liderazgo en el partido, en cualquier caso, no es indiscutible.