Para los empleados de cualquiera de las firmas que cohabitan en Wall Street, el desmoronamiento del sistema financiero ha supuesto el fin del dinero fácil: adios a los sueldos de más de seis cifras, los escandalosos bonus e, incluso, a los puestos de trabajo. Sin embargo, los excesos de la élite bancaria han desencadenado un importante problema entre los ciudadanos de a pie, especialmente aquellos que cuyos recursos ya eran limitados antes de la hecatombe de las subprime.
Los 'sin techo' se han multiplicado en los últimos meses y desde el pasado septiembre, alrededor de 1.464 nuevas familias neoyorquinas se han quedado en la calle. Así, según la Coalición para los Sin Techo de Manhattan, el número de familias, entre las que se incluyen más de 15.000 niños, que han acudido a pedir cobijo en alguno de sus refugios desplegados por la ciudad oscila ya las 9.300 solicitudes.
Sin embargo, mientras las solicitudes de acogida suben como la espuma, los recursos escarcean y tanto la alcaldía de Nueva York como el gobierno estatal han preferido meter la tijera a las organizaciones encargadas de atender a los 'sin techo' que a otros proyectos.
Nuevas medidas para los 'sin techo'
De hecho, las autoridades han ordenado a dos docenas de iglesias que dejen de ofrecer cama y techo a los homeless mientras se estudian reducir las horas de apertura de algunos centros, así como reorganizar el sistema.
Cada día, The Bowery Mission, que trabaja en el corazón de Manhattan desde 1878, acoge alrededor de mil personas, a los que alimenta y en ocasiones da cama, dependiendo de la capacidad del momento.
Coincidiendo con el impacto de la crisis y el aumento del desempleo, James Macklin, director de coordinación del centro, explicó a elEconomista que "la misión ha conseguido adaptarse a la crisis y que los ciudadanos deberían aprender a hacer lo mismo". Eso sí, "muchas familias no pueden costear su hipoteca y vienen diariamente a por comida", dice .
Para Macklin, que trabaja en la Bowery Mission desde 1989, la situación económica es producto tanto de los ciudadanos como de los políticos. "Es muy fácil comprar una casa de 500.000 dólares y pagar la hipoteca con la tarjeta de crédito. Hay que ser ralista, no se pueden obtener ciertos lujos con un sueldo que a penas alcanza los 40.000 dólares al año".
Un buen nivel de vida
Una de las mayores preocupaciones de este coordinador es que ante circunstancias como las actuales, muchos chavales quieren seguir manteniendo cierto nivel de vida que ven en la televisión o en las revistas, algo que "ha aumentado el tráfico de drogas entre los jóvenes", reconoce. "El problema se acrecenta cuando además de venderlas comienzan a consumirlas y la situación se hace insostenible", añade.
En las cocinas de la Bowery Mission, uno de los chefs encargados de elaborar comidas calientes para las 700 personas que acuden a cenar diariamente no duda en destacar la ayuda que muchas compañías continúan ofreciendo para mantener la despensa llena de alimentos. "Los supermercados Whole Foods nos ayudan bastante y Pepsi nos sirve bebidas todos los días", explica, eso sí "la carne sigue escaseando", asegura.
Más voluntarios
Curiosamente, de un tiempo a esta parte, la oleada de desempleos que se ha producido en la ciudad ha aumentado el número de voluntarios en centros como la Bowery Mission. "Lisa, una de nuestras voluntarias, trabajaba organizando fiestas para ejecutivos en el Art Deco pero después de ser despedida comenzó a colaborar más tiempo con nosotros", afirma Macklin
Desde el pasado mes de febrero, la web www.volunteernyc.org ha recibido un 30% más de visitas y ha captado nuevos voluntarios para distintas actividades gracias al tiempo libre de aquellos ciudadanos que se han quedado sin trabajo.