Suenan los acordes irlandeses de un piano y una guitarra acústica, por cierto, rota. Del equipo de sonido Mark&Levinson del Lexus RX 450H salen las voces de Glen Hansard y Marketa Irglová. El otoño ha dado vacaciones por un día a las nubes y luce el sol.
Una tregua que merece la pena aprovechar para hacer una excursión en coche. De los alrededores de Madrid, quizás la zona menos conocida sea el sureste de la región. Siguiendo la Autovía A3 tomamos el desvío hacia Chinchón, no sin antes hacer una parada en un punto que llama nuestra atención.
Un puente, muy al estilo Calatrava, que ya ha cumplido cien años y se mantiene prácticamente intacto, si no fuera por algunos vándalos que prefieren firmar sobre sus vigas de hierro antes que hacerlo sobre un papel. Testigo mudo e inmóvil de infinidad de reportajes, películas y de una parte dramática de nuestra historia, la Guerra Civil, la Batalla del Jarama.
Se abrió al tráfico en 1910 y en la actualidad unos bloques de hormigón impiden el acceso a los automóviles. Llegada la contienda se convirtió en un enclave estratégico para ambos bandos. Cuentan algunos ancianos lugareños que las aguas del río, durante muchos días de aquellos años, se tornaban rojas y que los "alto el fuego" permitían a los combatientes atravesarlo para pasar víveres o el correo a los familiares y amigos que estaban al otro lado.
Una ruta de contrastes
Seguimos camino hacia Chinchón, tierra de ajos, un pueblo cuya peculiar plaza le ha dado tanta fama. Casualidad o no, es la hora del aperitivo y hoy se celebra la Ruta de la Tapa, el pueblo está de fiesta. No es fácil encontrar un hueco libre de más de cinco metros para aparcar el Lexus RX, pero la suerte está de nuestro lado y justo en el centro del pueblo, a unos escasos metros de su concurrida plaza, encontramos uno. Saciado el hambre con las creaciones de los gourmet ponemos rumbo a nuestro siguiente destino, Colmenar de Oreja. Las canteras de piedra caliza de este municipio fueron muy cotizadas por escultores y arquitectos.
De aquí salieron las piedras con las que se construyeron los palacios reales de Madrid y Aranjuez. A pocos kilómetros atravesamos el cauce del Tajo, frontera natural entre las comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha, y el paisaje se vuelve más frondoso. Es una ruta de contrastes: a veces parece que nos estemos adentrando en un desierto y de repente, al superar una loma o salir de una curva, la flora y fauna cambian radicalmente.
Ya que vamos conduciendo un SUV, ¿por qué no salir del asfalto y aventurarnos por alguna pista? Mientras conducimos por tierra sin ninguna dificultad mantenemos el Lexus RX 450H en la posición más baja del chasis, con cualquier coche podríamos pasar por estos caminos, es todo una llanura y salvo algo de barro por la vera del Tajo, la zona transitada es bastante sencilla. Las grandes casas y bodegas abandonadas, derruidas casi en su totalidad por el paso del tiempo, indican que en el pasado ésta fue una zona con una próspera economía basada en actividades vinícolas.
Llegamos a Villarrubia de Santiago, un pueblo que pertenece ya a la provincia de Toledo, situado a 704 metros de altitud, cuyo trazado urbano se caracteriza por las pronunciadas cuestas. Es una villa que cuenta con innumerables restos arqueológicos que indican que sus primeros pobladores pudieron ser de la Edad de Hierro. Celtas, romanos, árabes... han dejado sus huellas a su paso por esta pequeña localidad.
No dejen de visitar su fuente vieja, lugar recomendado para un picnic. Como curiosidad, a mediados del siglo XVI, Santa Teresa, tras inaugurar un nuevo convento, marchó del pueblo dejando olvidado su equipaje, un voluminoso baúl que puede se encuentra expuesto para recreación de los turistas.
RX 450H, ecológico y silencioso
Es la hora de la siesta y apenas encontramos un alma por sus calles, con el RX 450H en modo eléctrico procuramos no perturbar el descanso de los lugareños. Todos nuestros movimientos son silenciosos, el parque eólico que podemos ver al mirar hacia el norte desde casi cualquier punto nos anima a ser más ecológicos. Sin consumo de combustible no hay contaminación.
Ya de vuelta a casa, visitamos las canteras de yeso, un verdadero paisaje lunar. Aun con el Lexus RX 450H en su posición más alta, tuvimos que abandonar en el intento. Un camino trazado por camiones pesados, llenos de piedras a modo de cantos rodados no es el recomendado para este tipo de vehículos. Es curioso como en una zona tan acotada pueda existir una fauna tan diferente; evidentemente, el paisaje acompaña. Una serpiente se cruzó en nuestro camino por una de las pistas, o nosotros por el suyo, quizás esto sea lo más probable. Apenas, cinco kilómetros después redujimos la velocidad para pasar al modo EV, puro eléctrico y así no molestar a un grupo de venados y de paso, no consumir combustible.
Visiten el lugar y, por supuesto, no se olviden de disfrutar de su gastronomía.