Sin duda se trata del lanzamiento de Infiniti más importante de los últimos años y el Q30 marcará los próximos designios comerciales de la marca de lujo de Nissan.
Volcada en los últimos tiempos en los SUV, Infiniti da el paso a un mercado en alza, como es el de los compactos que ha experimentado un crecimiento en el último año de un 9,4 por ciento.
El mercado europeo es el que mayor demanda registra de este tipo de coche, por lo que Infiniti ha desarrollado aquí su Q30 y lo produce en su planta británica de Sunderland para exportarlo a todo el mundo. No obstante, la mayoría de las ventas de este modelo (un 80 por ciento) se realizarán en el viejo continente.
Chasis deportivo
Con un estilo exterior que flirtea con la estética "crossover" el Q30 presenta un cuidado e innegablemente llamativo diseño, del cual se notanadivinan muchas horas de artesanal modelado. Imponente y original, se destaca de lo anteriormente visto en su segmento.
Observando al detalle el nuevo Infiniti, notamos enseguida las nuevas imbricaciones comerciales de la marca con Daimler. El coche ha sido desarrollado sobre la plataforma del Mercedes GLA y el resto del Q30 está muy condicionado por ello. Parabrisas, cuadro de instrumentos, mandos y botones provienen sin disimulo de la marca de la estrella.
Estableciendo una comparación, vemos que la habitabilidad del Q30 es un poco mejor en las plazas traseras que la del Clase A del que deriva. Se trata de unas cotas correctas sin más para el segmento pese a ser un coche grande en sus dimensiones exteriores y bastante alto en comparación a sus rivales. Sus medidas exteriores son 4,42 metros de largo, 1,80 de ancho, 1,49 de alto y 2,70 de distancia entre ejes.
Acabados y, sobre todo equipo, sí están por encima de la media. El Q30 llega muy bien dotado de serie en sus tres niveles llamados Q30, Premium y Sport, este último con un chasis deportivo rebajado.
Advertencia de ángulo muerto (Blind Spot Warning), aviso de colisión frontal (Forward Collision Warning) con sistema de frenado de emergencia delantero (Forward Emergency Braking), control de deslumbramiento automático (Auto High Beam Assist)
o el control de crucero inteligente (Intelligent Cruise Control) son la dotación en cuanto a sistemas de seguridad que avala lo completo del equipo de serie.
Lo mejor de cada casa
En cuanto a la parte mecánica, la relación con el grupo alemán y la alianza con Renault completan el trasvase de elementos en su fabricación. La gama de motores nos deja elegir entre un Diesel 1.5 109 CV de procedencia Renault o un 2.2 170 CV de origen Mercedes. En cuanto a los motores de gasolina, la gama se inicia en un 1.6 T 122 CV que tiene una versión más potente de 156 CV y se culmina con un 2.0 T 211 CV.
Mercedes también suministra a Infiniti las transmsiones, con una caja de cambios automática de doble embrague y siete velocidades más el sistema de tracción integral AWD para la mecánica más potente. Al respecto hay que adelantar que Infiniti lanzará el próximo año una versión SUV de carrocería más alta llamada QX30.
Infiniti ha desarrollado el Q30 con ciertas peculiaridades que lo distinguen a simple vista de sus rivales en el segmento. Su chasis presenta una elevada altura al suelo, de 21 centímetros, que sin embargo no impide que el chasis sea especialmente riguroso. Las suspensiones, específicamente desarrolladas para este modelo, aportan un filtrado y un trabajo de amortiguación excelentes.
Pero a la vez consiguen una firmeza de apoyo en las curvas sorprendente para un coche con "aspecto" de SUV. Buena precisión de dirección y maneras deportivas dicen mucho de la puesta a punto del chasis, que ha tenido en cuenta incluso los diferentes pesos de los distintos motores de la gama. Nuestro miedo a algún balanceo de carrocería dada la inusual altura del coche o de excesivas inercias se disipa en las primeras curvas. El buen trabajo del conjunto, su rigidez y los frenos Brembo lo mantienen todo bajo control a pesar de que la versión más pesada de las cinco 2.2 D supera los 1.500 kilos. En general, el Q30 aporta toda la satisfacción en la conducción que esperamos de un moderno compacto "premium", sobre todo con el acabado Sport, el más riguroso de los tres.
Buscando nuevos clientes
En nuestra primera toma de contacto pudimos conducir dos motorizaciones del nuevo modelo. La 2.0 turboalimentada que es por ahora el tope de gama nos parece perfecta para sacar todo el partido al generoso chasis del Infiniti. Potente, progresivo en sus respuestas y extremadamente silencioso (gracias al sistema de compensación acústica Active Noise Cancelation), casa a la perfección con las elevadas ambiciones del Q30. El cambio de doble embrague y siete relaciones con mandos en el volante ayuda en gran medida a ello por su precisión y rapidez de actuación.
El otro motor que probamos fue el 1.5 turbodiésel, un bloque tan voluntarioso como versátil y que ya conocemos sobradamente de otros modelos de la alianza Renault-Nissan. Sin tampoco tener pretensiones deportivas, aporta buenas respuestas. Tanto que incluso permite disfrutar de la conducción del Q30. Y sin reclamar más de 6 litros de gasóleo a los cien kilómetros circulando por carretera. El cambio manual de seis marchas al que va asociado perjudica un poco la valoración final de esta mecánica, ya que no ofrece el tacto ni la precisión que se esperaría de un coche de esta categoría y cumple sin más su función.
El objetivo de colarse entre los tres compactos alemanes, con permiso del sueco Volvo V40, está sin duda conseguido por parte del Q30. Por comportamiento, refinamiento mecánico y amplia dotación tecnológica. Pero también por originalidad estética. El que muchos elementos de su interior lo relacionen con Mercedes puede sin duda sorprender. Pero también puede servir de baza positiva para los nuevos clientes que antes nunca habían contemplado la compra de un Infiniti.