La marca japonesa siempre había tenido deportivos en su gama de productos. Baste recordar al modelo 2.000 GT de los años 60, del que se fabricaron solo 337 unidades, y a los Supra, MR2 y Celica, del que se vendieron casi cuatro millones de ejemplares. Pero una vez abandonado el Celica, se creó una laguna en la marca difícil de llenar, porque aunque se daba cuenta de que necesitaba un deportivo en su gama de productos, el problema coste-beneficio era insalvable.
La solución llegó cuando Toyota buscó un socio para su nuevo proyecto de deportivo y lo encontró en Subaru, marca con la que en 2007 inició el desarrollo de un nuevo deportivo que dio lugar a lo que hoy es una realidad, el Toyota GT 86, después de varios prototipos que en diversos salones del automóvil causaron un enorme interés por parte de los visitantes.
El objetivo era crear un deportivo asequible -y lo es porque su precio de base, de 29.990 euros (la variante automática con tapicería de cuero/Alcantara cuesta 33.490 euros), es muy competitivo-, divertido y entretenido, un deportivo centrado en el conductor, con una configuración mecánica clásica. De esta forma se optó por un motor de Subaru, de cuatro cilindros horizontales opuestos para lograr un centro de gravedad muy bajo (400 milímetros), sin sobrealimentación y colocado en el eje delantero con la propulsión en las ruedas traseras a través de un diferencial Torsen de deslizamiento limitado.
El propulsor, basado en el motor Subaru de dos litros de capacidad, recibió un nuevo bloque de cilindros con diámetro y carrera de 86 milímetros y alimentado por un sistema de inyección Toyota D-4S que combina la inyección directa con la indirecta. De esta forma desarrolla una potencia de 200 CV (160 CV por tonelada y 100 CV/litro) a 7.000 revoluciones por minuto (rpm) con un régimen máximo de 7.250 rpm y un par motor de 205 Nm a 6.600 rpm. Asociado a un cambio manual de seis velocidades acelera de 0 a 100 km/h en 7,6 segundos (8,2 segundos con cambio automático de seis relaciones) y una velocidad máxima de 226 km/h (210 con el automático) y un consumo mixto de 7,8 litros (7,1 litros con el automático).
Concebido de cara al conductor
El Toyota GT 86 es un deportivo 2+2 de tamaño compacto (4,24 metros) dotado de una excelente aerodinámica (CX de 0,27) puramente pensado en el conductor para el que conducir es una pasión. De esta forma, el habitáculo se creó alrededor del conductor con un diseño que en Toyota denominan 'neofuncionalismo' y que se caracteriza por una presentación muy deportiva y elegante y por tener un equipamiento muy completo, con unos asientos perfectos en cuanto a forma y sujeción.
Es un deportivo que, con un reparto de pesos del 53% hacia el eje delantero y el 47% hacia el trasero, y con un centro de gravedad muy bajo, muestra un equilibrio dinámico óptimo. Unas suspensiones independientes -MacPherson en el eje delantero y de doble triángulo en el trasero-, una dirección eléctrica directa y precisa, unos grandes frenos ventilados en las cuatro ruedas (con llantas de 7 x 17 pulgadas y neumáticos 215/45 R 17) muestra un comportamiento muy equilibrado, ayudado por controles de estabilidad VSC+ y de tracción TRC. Sin embargo, su deportividad se pone de manifiesto a voluntad del conductor, desconectando los controles en dos fases hasta eliminarlos del todo para una utilización netamente deportiva.