
Los habitantes de Hopeman, un pequeño pueblo perteneciente al concejo de Moray (Escocia), está tratando de erradicar los excesos de velocidad de los vehículos que atraviesan sus calles haciéndose pasar por radares móviles utilizando secadores.
Según relatan en declaraciones a la BBC, los vehículos transcurren por la urbe a velocidades que rondan los 100 km/h, lo que consideran un grave peligro que amenaza la integridad física de los vecinos que allí conviven. "Esto es muy peligroso. Las velocidades a las que están circulando por las calles de Hopeman se ha convertido en un problema grave, especialmente cuando los niños van a la escuela en las mañanas", declara Dennis Slater, concejal de Moray.
Por ello y a fin de acabar con ese hábito, los aldeanos han decidido situarse en los márgenes de las calzadas equipados con un chaleco reflectante y un secador de pelo en la mano tratando de intimidar a los conductores temerarios haciéndose pasar por un policía con un radar. Esta es una práctica que reconocen no les agrada, pero la consideran necesaria ante lo que definen como "una situación desesperada".
Por su parte, la Policía escocesa ha emitido un comunicado en el que aseguran estar al tanto de la situación y afirman que disuadir este problema ya ha pasado a ser considerado "una prioridad".
Si bien, los ciudadanos de Hopeman no son los únicos que han llevado a cabo peculiares triquiñuelas para combatir el exceso de velocidad. En septiembre de 2016, se conoció cómo en Severny, una isla del archipiélago de Nueva Zembla, localizado en el ártico de Rusia, apuestan por contratar a mujeres semidesnudas para que se paseen con el objetivo de que los conductores reduzcan su marcha.