Motor

Los aliados alemanes fuerzan que Renault y PSA también rechacen la rebaja de CO2

Renault y PSA Peugeot Citroën habían reservado su posición al respecto la normativa que quiere imponer Bruselas para rebajar el límite de emisiones contaminantes medio de los fabricantes de automóviles. Ahora, la presión de las marcas alemanas con las que aquéllos están aliados ha forzado que secunden el rechazo a dicha limitación.

En una medida similar a la implementada por el gobierno de Barack Obama en Estados Unidos, la Unión Europea quiere reducir el límite de gramos de CO2 por kilómetro recorrido de los coches que se comercialicen en la región, para 2020, hasta una media de 95 g/km -lo cual equivale a un consumo de unos 4 litros a los cien- desde los 130 g/km que se promedian en la actualidad.

Los productores de coches germanos han mostrado siempre su oposición a que esta restricción se plantee de cara a un tan corto plazo y, aunque han logrado amparo dentro del gobierno de Angela Merkel, ésta no ha sido capaz aún de asegurar los apoyos mínimos para hacer una oposición sólida que diluya el contenido de la nueva norma.

Por ello, ahora la entrada en juego de las automovilísticas francesas puede ser decisiva a la hora de dar fuerza a las demandas de sus homólogos alemanes. Pero, ¿por qué Renault y PSA, que hasta ahora, pese a no haber mostrado una posición clara, habían presumido de que podían ganar en competitividad con los nuevos límites, secundan ahora el rechazo iniciado por los germanos?

Diplomacia automovilística

La respuesta está en las alianzas que los galos mantienen firmadas con algunos de los grupos del país vecino, los cuales habrían presionado para que aquéllos se alineen de su lado en la oposición a restringir el CO2 en tan corto plazo de tiempo. Renault y su aliado Nissan comparten un creciente número de mecánicas y plataformas de coches con Daimler; mientras tanto, PSA mantiene la esperanza de renovar el acuerdo de compartición de motores con BMW y dentro de su capital encuentra a General Motors, propietaria de la filial alemana Opel, otro actor de los que conforman la negativa a la futura normativa europea.

Los BMW, Daimler, Volkswagen y compañía se aseguran así un apoyo que debería presionar a los representantes franceses para seguir la línea de sus compañeros germanos de cara a la votación que tendrá lugar esta semana. En junio, la canciller Merkel tuvo que intervenir para aplazar una votación prevista anteriormente ante la incapacidad de sus altos funcionarios para lograr apoyos mediante presiones a representantes de otros países.

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