Un Ferrari 250 GTO de los años sesenta ostenta el honor de ser el automóvil por el que más dinero se ha pagado en toda la historia: ni más ni menos que 28,2 millones de euros ha alcanzado en una reciente subasta. Su nuevo dueño, cuya identidad no ha trascendido, ha valorado su incomparable exclusividad, ya que se trata de un modelo del que sólo perviven 12 de las únicas 39 unidades que se construyeron.
Además, este ejemplar fue adquirido por el piloto de Fórmula 1 Stirling Moss para disputar las 24 horas de Le Mans en 1962 -finalmente, un accidente previo le impidió poder conducirlo-, razón por la cual aún conserva el color verde manzana que caracterizaba a su escudería. Otros piloto le tomaría el relevo, Innes Ireland, pero es el apellido de Moss el que quedó grabado en el asiento del 250 GTO.
Este deportivo único ha pasado ya por varias subastas, en las que cada comprador ha visto multiplicado exponencialmente el valor de su inversión. El anterior dueño, el holandés Erik Heerema, que ha recibido esos 28 millones, lo adquirió por 'sólo' siete millones de euros en la última subasta.
Este Ferrari 250 GTO releva así en el puesto de coche más caro de la historia al Bugatti Type 57SC Atlantic de 1936 por el que se llegó a pagar en mayo de 2010 una cifra superior a los 25 millones de euros.
Los clásicos del millón de euros
