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Peugeot RCZ: un capricho al alcance de todos

Una marca capaz de ganar las 24 Horas de Le Mans no podía tener una gama de automóviles en la que se echara en falta un modelo con talante deportivo. Ya lo tiene desde la pasada primavera: el RCZ, que este verano está comenzando a dejarse ver. Su denominación ya simboliza este posicionamiento distintivo y singular con relación al resto de la gama Peugeot, ya que es el primer vehículo particular que no utiliza la numeración con un cero o un doble cero central. Como coche de nicho que es, se trata de un automóvil más de imagen que de necesidad. De hecho, Peugeot calcula que venderá aproximadamente unas 17.000 unidades del RCZ en un año completo en Europa, aunque la planta austriaca de Magna donde se fabrica podría incrementar la cadencia hasta los 25.000 al año.

Las estimaciones para nuestro mercado son las de matricular entre 1.200 y 1.500 vehículos dentro de un segmento (el de los cupés deportivos) que ha aguantado el tipo durante la crisis manteniendo unos volúmenes totales de entre 11.000 y casi 12.000 coches entre 2003 y 2009.

Dos años de estilismos

Dos años después de la presentación en el Salón de Francfort de 2007 del concept car 308 RCZ, Peugeot lo ha lanzado al mercado. Estilistas e ingenieros trabajaron de antemano para que el conjunto de las prestaciones del vehículo esté relacionado con lo que evoca exteriormente.

Si la primera voluntad fue conservar el espíritu estilístico del concept, a pesar del desafío que constituye la integración de todas las limitaciones inherentes a la fabricación y a la comercialización de tal coche, la apuesta fue todavía más lejos.

No es fácil buscarle rivales, aunque los hay. Posiblemente el Audi TT y el VW Scirocco sean los modelos que más se acerquen a su filosofía, lo mismo que el ya veterano Alfa Romeo Brera. No obstante, con 4,28 metros de largo, 1,84 de ancho y 2,61 de batalla, el modelo francés es sustancialmente más grande que el Audi.

Además de su diseño, que es marcadamente más deportivo en comparación con otros modelos de la factoría gala, consta de una definición para el chasis más rígido y de un alerón móvil que se adapta para mejorar la estabilidad a altas velocidades. Peugeot ha trabajado para situar el RCZ como un ejemplo de imagen deportiva.

Equipamiento

El RCZ no consta de distintos equipamientos sino de un equipamiento de serie y un gran número de opciones extra que añadir. Todos los RCZ llevan consigo un completo apartado de seguridad formado por ABS con repartidor de frenada, airbags frontales adaptativos, airbags laterales, control dinámico de estabilidad (ESP, control de tracción y asistente al arranque en pendiente), cierre automático de puertas, faros antiniebla, supercierre y testigo de aviso de cinturones no abrochados para todas las plazas.

Funcionalmente trae consigo el ordenador de a bordo, el regulador con limitador de velocidad, el climatizador automático bizonal, el radio CD MP3 WIP Sound con toma auxiliar y el WIP Bluetooth (conexión USB, toma auxiliar y manos libres Bluetooth).

Tres son los motores que inicialmente tiene el RCZ, en gasolina y diésel con un rango de entre 156 y 200 CV. La orientación de cupé deportivo comienza por estos valores y termina porque dos de los tres motores son gasolina: 1.6 THP de 156 CV y 1.6 THP de 200 CV. El tercero es un diésel HDi de 2.0 litros y 163 CV de potencia. Todos llevan cambio manual de seis marchas y tracción delantera, como opción el THP de menos potencia puede utilizar un cambio automático.

Por el momento no habrá la opción de la tracción a las cuatro ruedas. Aún con todas las opciones el más tentador será el de 200 CV por las prestaciones que ofrece y su bajo consumo (6.9 l/100 km). Será más caro pero el HDi de 163 CV ganará a todos por este valor al gastar solamente 5.3 l/100 km.

El RCZ de 200 CV es sin duda la versión más rápida. Además, tiene un sonido muy llamativo cada vez que el conductor pisa el acelerador; lo más importante es que se percibe más desde el interior que desde el exterior y lo provoca una membrana que vibra al entrar en contacto con el aire de admisión. Este dispositivo (denominado Sound System) también está disponible en el resto de las versiones como opción.

Al volante

Con cualquiera de sus motores, el Peugeot RCZ puede ser muy satisfactorio para aquellos conductores que disfrutan de la conducción por carreteras lentas o de trazado medio, porque cambia de trayectoria con facilidad. Sus reacciones no ponen en aprietos al conductor, salvo si comete un error grande de apreciación. El mayor inconveniente del RCZ para hacer desplazamientos largos es que tiene una suspensión que transmite con nitidez a los ocupantes el estado de la carretera, al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, con el Volkswagen Scirocco. El acceso al interior del RCZ es relativamente cómodo para lo habitual en un coche que tiene una carrocería muy baja y una silueta afilada porque el hueco que queda entre el techo y el umbral de la puerta no es tan pequeño como en algunos coches parecidos.

En cuanto a su habitabilidad, las dos delanteras son espaciosas y sus asientos sujetan bien, pero las traseras son muy pequeñas y a lo más que se puede aspirar es a sentar ahí, y por poco tiempo, a dos niños. A cambio, la capacidad del maletero es bastante buena, para tratarse de un coche de estas características. Sólo un pero: la boca de carga queda muy alta para subir objetos que sean pesados.

Peugeot ofrece este cupé con unos precios que parten de los 27.000 euros en la versión que monta el motor 1.6 con cambio manual, ascienden a los 28.900 con el mismo motor y caja automática y terminan en los 29.900 que cuestan el diesel y el gasolina tope de gama.

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