Opinión
Absentismo, productividad y jornada laboral
- En el segundo trimestre, 1.024.300 personas de media no acudieron cada semana a su trabajo
- La productividad por hora trabajada en España es hoy un 14% inferior a la media de la UE
José María Triper
Madrid,
A la espera de ver si Yolanda Díaz consigue convencer a Sánchez para llevar al Parlamento su decreto de reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, decidida de forma dictatorial y despreciando el diálogo social, los datos sobre la evolución del mercado laboral siguen mostrando el desconocimiento de la realidad socioeconómica y empresarial de este país, además de la inconveniencia y el oportunismo de una propuesta encaminada únicamente a servir a los intereses personales de la ministra, que dicen de Trabajo para intentar revertir el descalabro que aventuran las encuestas electorales a su coalición.
Así la última estadística publicada por el Ministerio de Seguridad Social que detalla el número de días cotizados y distingue entre ellos el tiempo no trabajado por incapacidad temporal muestra que el número de horas no trabajadas por situaciones de baja o incapacidad temporal creció un 15% en el primer trimestre de este año. Y si se compara con el primer trimestre de 2019, la fecha de referencia para la Seguridad Social al mostrar los niveles prepandemia, el número de horas no trabajadas por incapacidad temporal aumenta hasta el 78%, cifra que, además, excluye las bajas por cuidado al menor, lactancia y embarazo. Un crecimiento que reduce la jornada media por semana a sólo 35,8 horas, casi dos horas menos que la propuesta de Yolanda. En la misma línea, los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre reflejan que el número las horas trabajadas por semana han descendido de 35,9 a las citadas 35,8 entre abril y junio. Diferencia que, sin embargo, es más amplia al comparar con el mismo periodo de 2024, cuando se trabajó una media de 36,4 horas a la semana. En total, en el segundo trimestre de este año 1.024.300 personas de media no acudieron cada semana a su puesto de trabajo.
Coincidiendo en contenido y conclusiones el último informe elaborado por Randstad revela que el absentismo en España ha superado los 1,5 millones de personas en el primer trimestre de este año provocando una pérdida del 7% de las horas pactadas de trabajo y alcanzando una cifra récord, superada únicamente por la registrada durante el primer trimestre de 2022. Un deterioro que afecta especialmente a la industria. Como explicaban desde la CEOE tras la reciente aprobación del Real Decreto-ley sobre la ampliación del permiso parental, esta forma de proceder se produce en un contexto especialmente sensible para el tejido productivo de nuestro país, donde las empresas españolas se enfrentan a una tasa de absentismo sin precedentes, con 1,6 millones de personas que faltan cada día a su puesto de trabajo, una caída de la productividad por ocupado del 0,7% en el segundo trimestre, una propuesta de reducción de jornada a 37,5 horas semanales que no tiene en cuenta la diversidad sectorial ni la realidad de convenios y plantillas; una alta fiscalidad que merma la competitividad de las empresas en el exterior; y la imposición de obligaciones como los pretendidos cambios del registro horario y la creciente burocracia, que ahogan especialmente a las pymes y autónomos. Y todo esto añadido a un escenario de inseguridad jurídica y de inestabilidad política crecientes.
Entre todas estas lacras que deterioran nuestro mercado laboral y actúan como freno al emprendimiento y la inversión la productividad sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes de la economía española. Un indicador clave para evaluar la salud económica de un país y en el que España está a la cola de la Unión Europea y de la OCDE. En concreto los últimos indicadores muestran que la productividad por hora trabajada en España es hoy un 14% inferior a la media de la UE. Situación que los economistas explican por la "peligrosa combinación de bajas tasas de empleo, falta de inversión e innovación en capital humano, barreras burocráticas, tamaño de las empresas y problemas de la estructura productiva". Y con este panorama Yoli, la ministra, sigue demostrando su incapacidad para entender la economía, anteponiendo el sectarismo a la lógica y confundiendo gestión con demagogia. ¿Será porque sigue obsesionada con los ricos que, dice, se preparan para abandonar la tierra en cohetes espaciales y descubriendo que los algoritmos no andan solos por la calle en lugar de preocuparse por crear puestos de trabajo en un país con 3,7 millones de parados reales? Será.