Opinión

El sablazo al autónomo y la Pantera Rosa


    Juan Carlos Higueras

    Nuestro sistema de pensiones está obsoleto y quebrado a pesar de que quienes nos gobiernan lo niegan una y otra vez, pero lo cierto es que el gasto en esta partida es el mayor de todos en los PGE y genera un déficit estructural creciente e imparable, aunque se traspasen los llamados "gastos impropios" a otro sitio.

    Parece que ya se ha llegado a un acuerdo para fijar cómo serán las cuotas de los autónomos a partir de 2023, en un momento donde vamos a vivir tiempos convulsos en una recesión económica que algunos tachan de dolorosa y, además, año de elecciones.

    Europa nos dijo que, sin sardinita no se mueve la foquita y si queremos los fondos para la recuperación, hay que acometer reformas estructurales en nuestra economía, lo que viene a ser una forma eufemística de decir que hay que recortar el gasto y aumentar los ingresos del Estado. Y en esta línea, llevamos más de un año, siguiendo la estrategia de la Pantera Rosa, con una reforma silenciosa, pasando de puntillas para no hacer ruido, de las pensiones futuras donde cada vez habrá que cotizar más cantidad y durante más años para recibir una pensión menguante, donde hay que recordar que las bases de cotización y las pensiones máximas llevan creciendo a diferente velocidad en favor de las primeras con lo que se pone en tela de juicio que nuestro sistema sea contributivo.

    Y todo esto sin que se haya abierto la caja de los truenos por la que habrá que revalorizar las pensiones actuales con el IPC, con la mala suerte de que el IPC medio va a forzar un desembolso de unos 15.000 millones extra a menos que el Gobierno vuelva a sacar otro conejo de la chistera, que lo hará, una nueva fórmula mágica, para reducir el dispendio.

    Y quienes afirmaban con rotundidad que no se iban a subir los impuestos a las clases medias y trabajadoras, son los que quieren exprimir el limón de los autónomos para ver cuánto zumo queda para hacer media limonada y tras intensas y largas negociaciones con unas asociaciones que sólo representan a una pequeña parte de los más de 3 millones de autónomos que hay en España pero que van a condicionar nuestras pensiones futuras y el importe neto que llegará al bolsillo del autónomo cada mes.

    Con los últimos datos publicados, un autónomo que genere unos rendimientos netos de 400 euros tendrá que pagar 230 euros de cuota y alguien que genere más de 6.000 euros pagará 1.928,10 euros. Aparte de que se han establecido 15 tramos y que la cuota irá subiendo año tras año, se pueden deducir algunas reflexiones

    La más importante es la pérdida de libertad a la hora de elegir cuál es la cuota que se quiere pagar, en favor de un Estado, aparentemente protector, que cada vez tiene mayor control sobre nuestras vidas mientras nos suplanta en las decisiones personales con la excusa de que va a cuidar de nosotros porque no sabemos que es lo que más nos conviene. Hasta ahora, la gran mayoría de los autónomos cotizan por la base mínima porque son libres y soberanos de sus decisiones.

    No se puede poner más impuestos al trabajo, porque nos estamos empobreciendo todos, no sólo con la inflación sino con una carga fiscal cada vez mayor. Y hay que recordar que los autónomos son la principal fuente de creación de empleo en este país, aparte del Estado, por lo que menores ingresos conllevarán menor número de contrataciones y más paro.

    Esta medida supone también más burocracia, papeleo y obligaciones para el autónomo y mas tiempo para una nueva obligación a la que deberán prestar su atención y anticipar dinero. Para un autónomo o sus asesores, no hay nada más pesado que las obligaciones fiscales trimestrales y ahora, se añade una más a la lista con nuevo formulario y liquidaciones periódicas.

    Además, se le pide al autónomo que se convierta en tarotista pues va a tener que adivinar los rendimientos del próximo año y si decide ser pesimista, porque todos preferimos pagar después y no antes, seguramente llegará el Estado y ajustará a final de año, porque se trata de recaudar lo máximo y cuanto antes.

    No menos importante es el tema de la progresividad en frío, no sólo con el IRPF sino ahora con esta tabla de cotizaciones donde el aumento de los precios hará saltar de escala sin haber crecido en la cifra real de negocio, por tanto, mayor cuota.

    Otra consecuencia será el fomento de la economía sumergida porque algunos no querrán perder, como poco, el 34% de sus ingresos como es el caso de quien gane menos de 670 euros.

    Por último, si la subida del SMI se justifica porque los trabajadores deben tener unos ingresos mínimos para poder vivir dignamente, lo que se ve aquí es que hay autónomos a los que no se les protege e incluso se les reduce el dinero líquido para poder llegar a fin de mes, lo que implícitamente es reconocer que, algunos trabajadores autónomos, va a ingresar menos del SMI. Si se sigue esta lógica cualquier autónomo cuyos rendimientos netos estén por debajo del SMI no debería ver mermada su renta y pagar cuota cero. El problema es que no cotizarían y alguien debe hacerlo. En otros países de la UE, las cuotas son mínimas para favorecer el desarrollo de la economía.

    Los trabajadores tenemos cada vez más vacíos nuestros bolsillos y los autónomos, además, van a su riesgo y ventura, cazando clientes y jugándose su patrimonio personal. Tengo la sensación de que los ciudadanos nos hemos convertido en la agotada pasta de dientes de algunos políticos, que siguen estrujando y doblando hasta no poder más.