Un lobo con piel de cordero en las finanzas de la Generalitat
Amador G. Ayora
En el film "Bailando con lobos" un jovencísimo Kevin Costner interpreta a un oficial del Ejército americano que se integra en la tribu de los indios Siux, hasta el punto de emparejarse con una de sus mujeres y de unirse a ellos frente a los ataques de los blancos estadounidenses, que debería haber defendido.
Como en esta obra maestra del cine, merecedora de siete oscars, el conseller de Economía de la Generalitat, Jaume Giró, logró durante más de una década integrarse en la sociedad madrileña, a la que desprecia desde lo más profundo de sus entrañas, según se desprende de su intervención en las jornadas del Círculo de Economía.
Hasta ese momento, se había mostrado públicamente partidario de buscar el encaje de su región en España, había lamentado la salida de las miles de empresas tras los sucesos del 1-0 y se había distanciado, incluso, de las críticas porque la inversión en infraestructuras era menor que en el resto de España.
Durante la etapa de Mariano Rajoy, como alto directivo del grupo de Criteria-La Caxia, salía y entraba en Moncloa como Juan por su casa, dando lecciones a sus inquilinos sobre cómo debían promover la hermandad universal con Cataluña.
Todo era una escenificación para justificar un sueldo millonario. La semana pasada, cuando compareció ya como conseller in péctore, invitado por el Círculo de Economia que preside Javier Faus, a muchos se les cayeron los palos del sombrajo.
Giró tiene carácter supremacista, considera que los catalanes son seres superiores al resto
El mismo directivo que antes predicaba la hermandad entre los pueblos, pugna ahora abiertamente por la independencia ó saca pecho porque la estampida de miles de empresas no la logrado doblegarlos. "No hemos perdido fuelle", señaló tras referirse a una pujanza industrial y exportadora, que es inexistente. Sobre la insuficiencia de la inversiones del Estado, las cifró en 17.000 millones anuales, 2.200 euros por habitante.
Eso sí, exigió duplicar del 0,6 al 1,1 por ciento el déficit fiscal para dar continuidad a la gestión manirrota de la Generalitat y controlar como si fuera un estado los fondos Next Generation.
Llegó a calificar de acto de "vasallaje" la relación del Govern con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, a la par que tuvo palabras de afecto para el "durísimo exilio" de Puigdemont, al que fue a rendir honores a Waterloo unos días antes de entrar en el Govern. Es difícil encontrar tantas mentiras juntas ó a una persona que haya vivido de la farsa durante tanto tiempo.
Como directivo de la Fundación La Caixa, Giró financio a fondo perdido con 250.000 el observatorio de derecho de la Fundación Pompeu Fabra entre 2015 y 2017, el período en el que estuvo al frente el líder de la ANC, Jordi Sánchez, mientras planificaba el referéndum ilegar del 1-O. El mismo que ya como secretario general de Junts per Catalunya le ofreció el cargo de Conseller.
Nadie se explica porqué el Estado no cerró Cenyt si el trabajo de Villarejo era incompatible
Su caso es peor que las puertas giratorias de los políticos, que se cobran los favores prestados a sus presuntos beneficiarios con puestos de alta dirección o en consejos de administración.
Giró filtró a la Prensa que había renunciado al cargo de vicepresidente de la Generalitat, que finalmente recayó en Jordi Puigneró, porque no quería ejercer la faceta política, dado su perfil técnico. La burguesía catalana le compró la idea. Claro, que se coge antes al mentiroso que al cojo, como demostró en el acto del Círculo, al que acudió con el lazo amarillo en la solapa.
Unos meses antes había hecho creer a sus amistades que el presidente del Barça, Joan Laporta, le había traicionado al no ofrecerle la vicepresidencia económica que le prometió, cuando fue al contrario. Laporta lo echó tras descubrir los enredos para ampliar su poder en el club azulgrana antes incluso de llegar a sentarse en un sillón directivo.
La verdad verdadera es que aceptó el cargo de conseller después de ver cómo se hundía en número rojos el negocio de consultoría de comunicación que abrió tras abandonar Criteria, donde cuentan que conspiró para suceder al presidente, Isidro Fainé.
Tuvo que mendigar a Puigdemont un cargo. A diferencia del resto de ponentes, Giró aprovechó la tribuna empresarial para hacer política. Se quejó de la escasa maniobra de la Generalitat, con el 85 por ciento del Presupuesto comprometido para este año, entre otras cosas porque su primera decisión fue prorrogarlo en vez de trabajar en un nuevo proyecto.
Detrás de su arrogancia, se esconde su espíritu supremacista. Suele explicar sin rastro de rubor que los catalanes son seres superiores a los demás, sobre todo del resto de España. Y para ratificar sus propias mentiras, cita una ristra de catalanes que triunfaron en facetas distintas de la vida, desde el deporte a la política ó la ciencia.
Pese a los cargos que ejerció, su curriculum se limita a una licenciatura en Periodismo y un máster en Dirección de Empresas en Esade. Las malas lenguas aseguran que sus conocimientos no dan para elaborar un Presupuesto, ni probablemente tenga planes precisos sobre su ejecución.
Su trayectoria es parecida a la de su ideólogo, el prófugo Puigdemont, una especie de lobo disfrazado como él con piel de cordero, que tras licenciarse en filología catalana pasó de rellenar noticias para el diario independentista El Punt a las mullidas alfombras de la Alcaldia de Girona y luego del Palacio de la Generalitat. ¿Estos son los líderes que merecen la confianza de los catalanes?
Al contrario que Kevin Costner, que entregó su vida por sus hermanos Siux, Giró es un farsante, por eso su respeto en el mundo económico es nulo. Su discurso apenas atrajo un leve aplauso del público asistente.
No conozco al resto de líderes del procés. Pero los insultos a Sánchez y las proclamas a favor de consumar la independencia el mismo día que salieron de la cárcel indican que el indulto será en vano. No servirá para destensionar la sociedad catalana, sino todo lo contrario, como muestra su agresividad verbal y su falta de respeto. No entiendo tampoco como la Conferencía Episcopal se congratula por los indultos, pese a la falta de arrepentimiento, que la religión católica exige a sus fieles para otorgarles el perdón divino.
El presidente de la patronal, Antonio Garamendi, no pueda decirlo en voz alta y clara, pero él tampoco cree que los indultos vayan a servir para que retornen las inversiones, ni mucho menos la confianza en la economía ni la paz social.
Por último, causa sonrojo que Sánchez intente tapar los polémicos indultos con una rebaja del IVA de la luz por poco de más de mil millones, cuando Hacienda está recaudando 2.700 millones adicionales por del alza de los derechos del CO2.
El principal beneficiario es el Estado y los perjudicados somos los consumidores y las empresas, que, en algunos casos, no lograrán ningún descuento.
PD.-La imputación del presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, muestra el inexplicable afán de protagonismo de la Fiscalía Anticorrupción ó de jueces como el magistrado García Castellón. Galán, al igual que los ex presidente de Repsol y de la Fundación La Caixa, Antonio Brufau e Isidro Fainé, respectivamente, son investigados por un presunto delito de cohecho, que significa aprovecharse de un funcionario público.
El magistrado ignora el informe sobre el comisario Villarejo, realizado por el inspector jefe de la Policía, José Ángel Fuentes Gago, en el que se certifica la compatibilidad del ex comisario con su trabajo en la agencia de detectives Cenyt.
El informe señala textualmene que la actividad es compatible siempre que se trate de una empresa del patrimonio familiar. Cenyt era propiedad de su mujer y su hijo, él era un empleado. Gago estampó su visto bueno sobre el texto del infome el 20 de abril de 2015. Si hubiera existido incompatibilidad, ¿porqué el Estado no actuó después de tantos años contra Cenyt? La sociedad, además, no se escondía. Su sedes estaba situada en la Torre Picasso, en plena City madrileña, junto a consultoras como Deloitte ó Accenture.