Opinión
Razones para confiar en el rebote Biden
Matthew Lynn
Ya le podemos poner nombre: el rebote bursátil de Biden. En medio de todo el alboroto de la toma de posesión, la rabieta de su antecesor en la Casa Blanca y las preocupaciones en torno a la seguridad en Washington, los mercados se preguntan, con razón, cuál será el impacto del nuevo presidente en los índices de bolsa.
¿La respuesta?: a los mercados les va a gustar Joe Biden. ¿Por qué?: porque los presidentes demócratas suelen ser buenos para las bolsas, al menos en su primer año; porque promete un estímulo masivo; porque la aceleración de la vacunación significa que Estados Unidos debería recuperarse de Covid-19 más rápido que la mayoría de sus principales rivales; y porque una Administración algo más tranquila debería consolidar las reformas de los últimos años. Sin duda, las acciones de empresas estadounidenses están caras según cualquier criterio histórico. Pero eso no significa que el rebote de Biden no pueda ser real y duradero.
A los mercados les suele gustar un nuevo presidente, y no les importa que sea de izquierdas
Desde cualquier punto de vista, ha sido la toma de posesión más inusual de la historia. El distanciamiento social y las máscaras restó todo lustre al espectáculo que acompaña a una nueva Presidencia. La vergonzosa negativa del presidente Trump a aceptar su derrota con un mínimo de coherencia significa dio un tono amargo a la ceremonia. En cuanto a Biden con ocho años como vicepresidente, y una larga carrera en el Senado a sus espaldas, difícilmente puede ser presentado como un nuevo comienzo radical incluso por sus partidarios más optimistas. Aun así, la mayoría de la gente dará la bienvenida a una Administración más tranquila y mesurada.
¿Debemos esperar un impacto sostenido en los mercados? Cuando el presidente Trump asumió el cargo hace cuatro años, hubo muchas predicciones de que sus imprudentes recortes de impuestos y su incendiaria retórica sobre el comercio harían caer la economía. En cambio, Wall Street se disparó gracias al paquete de estímulo y a su amplia reforma fiscal: llegó a conocerse, como él mismo recordaba constantemente a todo el mundo en Twitter, como el "Trump Bump". Es poco probable que el nuevo presidente le dé tanta importancia en las redes sociales, aunque sepa dónde está la aplicación en su teléfono, pero insisto en que podemos esperar un rebote de Biden.
La oleada de estímulos anunciada por el demócrata espoleará las bolsas
En primer lugar, los presidentes demócratas entrantes son tradicionalmente buenos para la renta variable. Desde 1900, seis de las ocho veces que un nuevo presidente demócrata ha asumido el cargo, las acciones se han comportado bien en el primer año (Franklin D. Roosevelt fue el mejor, con una ganancia del 44%, seguido por John F. Kennedy y Barack Obama, ambos con un 23%, mientras que Woodrow Wilson y Jimmy Carter fueron los únicos bajo los cuales las acciones cayeron en su primer año de mandato). Hay un poco de prestidigitación estadística porque cuando Wall Street está fuerte, el partido en el poder suele ser reelegido, pero aun así hay un patrón histórico claro. A los mercados les suele gustar un nuevo presidente, y no les importa que sea de izquierdas.
Además, habrá una oleada de gasto. Con el control tanto de la Casa Blanca como del Congreso se planea un estímulo de 1,9 billones de dólares. Mientras que Bill Clinton se preocupó por el mercado de bonos, y Obama se concentró principalmente en la reforma de la sanidad, y en recalibrar la política exterior, la prioridad de Biden será su nuevo acuerdo ecológico y la aceleración del crecimiento. Su secretaria del Tesoro, Janet Yellen, goza de la confianza de Wall Street tras su paso por la Reserva Federal, por lo que es poco probable que haya resistencia por parte de los inversores, al tiempo que se mantiene el compromiso de hacer funcionar la economía lo mejor posible. Si lo sumamos todo, Biden será el demócrata que más gaste desde Kennedy y posiblemente desde Roosevelt.
En tercer lugar, a Estados Unidos no le va tan bien como a otros países en materia de vacunas, pero le va mejor que a cualquier otra economía importante. Las cifras lo dejan claro. La tasa de vacunación alcanza el 4,3% de la población, por detrás del 25% de Israel y del meritorio 6,4% de Reino Unido, pero muy por delante de la mayoría de los principales competidores. Canadá y Alemania están por debajo del 1,5% y Japón ni siquiera ha empezado. Cuando la vacunación alcance los umbrales críticos, las escuelas y las oficinas podrán empezar a reabrir, seguidas de las tiendas y los restaurantes, y la economía iniciará la recuperación. Incluso unos meses de ventaja en la inoculación de la población tendrán un impacto en las estadísticas de crecimiento durante los próximos años.
Por último, se espera una Presidencia con pocos fuegos artificiales y mucha consolidación. Pero, sobre todo, alejada del enfurruñamiento infantil de Trump de las últimas semanas, y su vergonzosa incitación a la violencia en la capital, que han quemado su reputación para siempre. Aun así, el presidente Trump hizo algunas reformas útiles. Reorganizó un sistema de impuestos a las empresas que era uno de los menos competitivos del mundo (las tasas estadounidenses eran más altas incluso que las de Francia). Eliminó una serie de regulaciones engorrosas y puso en marcha zonas empresariales libres de impuestos que ayudaron a revitalizar áreas abandonadas.
Y la Operación Warp Speed, que distribuyó las vacunas Covid en un tiempo récord, será juzgada positivamente por la historia. Es probable que nada de eso se revierta ahora, mientras que lo único que sabemos con certeza sobre las reformas estructurales es que dan beneficios durante años. Mientras tanto, la aceleración de la tecnología durante Covid-19 ha ayudado principalmente a la economía estadounidense más que a ninguna otra. El S&P 500 y el Nasdaq fueron los grandes ganadores, ya que todos pasamos de las reuniones de Zoom a ver Netflix mientras esperamos el envío de Amazon pedido en nuestro teléfono Apple. Saldrá de la crisis más fuerte que nunca.
Es cierto que las empresas estadounidenses están caras según cualquier criterio histórico. El desplome de marzo y abril fue, en retrospectiva, simplemente una interrupción en lo que se está convirtiendo en un mercado alcista épico. Pero eso no significa que no puedan encarecerse aún más a medida que se desarrolla el resto de 2021. El rebote de Biden no será tan dramático como el de Roosevelt. Pero no hay ninguna razón por la que no debería al menos igualar a Kennedy y Obama, y eso significa ganancias en el rango del 10 al 20%.