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El caos arancelario, el petróleo y el euro ponen la alfombra roja al BCE para que recorte los tipos 'tanto como quiera'

  • Se prevé que el banco central recorte tipos el jueves hasta el 2,25%
  • Se trataría de la séptima bajada del ciclo y la sexta seguida
  • El golpe a la actividad por los aranceles de EEUU marca el paso
Sede del BCE, en la ciudad alemana de Fráncfort. Foto: Alamay

Vicente Nieves, Mario Becedas

En un contexto de creciente incertidumbre global y desinflación persistente (al menos en Europa), el Banco Central Europeo (BCE) se prepara para recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos en su reunión de política monetaria del 17 de abril, lo que dejaría la tasa de depósito en un 2,25%. Sería la séptima bajada del precio del dinero desde el verano del año pasado y la sexta consecutiva. Con la inflación por fin controlada y en camino hacia el 2%, ahora el banco central centra su atención en los aranceles, la presumible desaceleración de la economía y la creciente incertidumbre. En medio de todos estos nubarrones, el euro parece hacerse fuerte, mientras que el petróleo no para de caer. Estos dos factores combinados podrían ayudar a llevar los precios hacia el nivel deseado, al mismo tiempo que allana el terreno a la bajada de tipos del banco central. Tanto es así que, aunque se antoja una hipótesis improbable, algunos analistas redoblan la apuesta y señalan a un posible recorte jumbo de 50 puntos básicos el jueves.

Según Hadrien Camatte, economista de Natixis, "el proceso de desinflación sigue por buen camino, especialmente con una clara moderación en la inflación de los servicios", lo que otorga margen para actuar. A ello se suma la reciente apreciación del euro y la fuerte caída del precio del petróleo, dos factores que, en conjunto, relajan las presiones inflacionistas a corto plazo. Si el BCE basó sus proyecciones macroeconómicas de marzo en un precio del petróleo de 75 dólares por barril, el crudo Brent cotiza actualmente en los 63 dólares. La rebaja de tipos, que ya descuenta el mercado con una probabilidad del 92%, se vería también reforzada por el entorno de política monetaria todavía restrictiva y por los riesgos para el crecimiento derivados de la guerra arancelaria desatada por Donald Trump. En sus apuestas, los operadores han añadido un recorte más del BCE este 2025 a los dos que venían descontando.

Desde Société Générale (SG), su analista Anatoli Annenkov, artífice de la hipótesis de los 50 puntos básicos de recorte en abril, se pronuncia de forma similar: "Aunque la industria europea ha observado algunos signos de mejora en el primer trimestre, es probable que los anuncios de aranceles de EEUU perjudiquen sustancialmente la confianza y la actividad, reforzando los riesgos a la baja para el crecimiento. Mientras tanto, ahora estamos más convencidos de que las presiones subyacentes sobre los costes seguirán disminuyendo, con una tendencia a la baja de los precios de los servicios hacia el 3% a mediados de año, a medida que disminuyan las presiones salariales. Si la bajada de los precios del petróleo, la fortaleza del euro y las tensiones financieras resultan duraderas, la estabilidad de los precios también corre un importante riesgo a la baja, lo que hace más difícil abogar por la cautela".

La evolución de la inflación sigue siendo clave. La tasa general en la eurozona cayó al 2,2% en marzo y la subyacente al 2,4%, con un destacado descenso en servicios, que representan el grueso del índice. La fortaleza reciente del euro frente al dólar (una apreciación del 4% desde el anuncio de los aranceles) y la bajada del crudo refuerzan las perspectivas bajistas sobre los precios. "En este entorno, un nuevo recorte en abril parece prudente y proporcionado", resume Camatte, quien además anticipa un último ajuste de 25 puntos básicos en junio, siempre que los datos lo permitan. El BCE mantiene así una estrategia de cautela ante un escenario cambiante y marcado por tensiones comerciales inéditas desde 1930.

Los nuevos aranceles impuestas por EEUU a China amenazan con frenar el comercio global y generar un "shock de confianza" que podría también impactar al crecimiento del área euro en hasta tres décimas del PIB en 2025. Aunque los aranceles a la UE se han suspendido (por ahora), el riesgo de que Trump reponga estos 'impuestos' puede lastrar a las economías más grandes del continente europeo. Alemania e Italia, con fuertes superávits comerciales con EEUU, serían las más afectadas.


La ira comercial de Trump se ha convertido en el gran catalizador y es difícil que esto cambie en el corto plazo, por mucho que haya anunciado una tregua de 90 días. "Es cierto que la decisión de Trump de pausar los aranceles implica que las consecuencias deberían ser menos graves de lo que parecía ayer. Pero habrá consecuencias negativas incluso si, como creemos probable, la pausa de 90 días se extiende indefinidamente. Después de todo, EEUU aún no ha derogado el arancel del 25% sobre los automóviles ni el del 10% sobre la mayoría de los demás productos. Y no sería sorprendente que EEUU impusiera aranceles a los productos farmacéuticos próximamente. Además, los aranceles punitivos al comercio entre EEUU y China siguen vigentes y tendrán repercusiones en todo el mundo", contextualiza Andrew Kenningham desde Capital Economics.

Este mar de fondo ha facilitado bastante el escenario de un recorte de tipos en abril después de que la reunión de marzo acabara con la sensación de que una pausa en las bajadas era inminente. En las semanas siguientes a la cita, los funcionarios del Eurobanco (no solo los halcones habituales) se esmeraron en dejar claro en sus apariciones en los medios que el recorte de abril no era una apuesta tan segura. Calaba la narrativa de que el banco central se estaba aproximando ya mucho al tipo neutral (aquel que ni espolea ni lastra la economía) y que los pasos debían darse más despacio. Una lectura que encontraba mucho apoyo en el gran paquete de estímulo fiscal anunciado por el nuevo gobierno alemán (en resumidas cuentas, un chute al crecimiento y un poco más de inflación).

Annenkov reconoce que existen riesgos al alza para la inflación subyacente, vinculados al gasto fiscal previsto en Europa (especialmente en Alemania), a la disminución de la población en edad de trabajar, a la disminución de la incertidumbre política y, posiblemente, a las tendencias proteccionistas del comercio, por lo que incluso ha añadido subidas de tipos a partir del próximo año como escenario potencial en las previsiones de SG. Pero en el corto plazo, contrapone, la amenaza está muy clara: "Aunque los halcones pueden hacer hincapié en estos riesgos ahora, es probable que en la reunión de abril la atención se centre en los riesgos a corto plazo para el crecimiento, lo que hace más urgente mantener una política restrictiva, posiblemente incluso con un recorte de 50 puntos básicos".

Qué ha estado diciendo el propio BCE

Desde el propio BCE, los funcionarios han querido mantener el tono cauto pese al radical cambio de escenario. Solo algunas voces dentro del Consejo de Gobierno como la del lituano Gediminas Simkus se han pronunciado nítidamente a favor de un recorte de tipos en abril. "Sigo pensando que deberíamos recortar los tipos en abril, y luego, con mucha más información en junio -esperemos que incluyendo más claridad sobre los aranceles y otras cosas- podemos pensar si debemos esperar y ver o recortar de nuevo", declaró el pasado martes en una entrevista a Econostream Media.

"Los efectos a más largo plazo de los aranceles son una demanda más débil, un menor crecimiento, una menor confianza empresarial, un menor gasto de capital, una confianza del consumidor más débil: todo desinflacionario. Esto justifica una política más acomodaticia para garantizar que la inflación converja hacia nuestro objetivo a medio plazo", argumentaba Simkus. Un 'capote' echa su homólogo francés, François Villeroy de Galhau, señalando que el BCE debería actuar "tan pronto como sea justificado".

Sus compañeros han sido más crípticos. "En la próxima reunión del Consejo de Gobierno tomaremos una decisión responsable basada en los datos y en la situación de la actualidad, como hemos hecho en el pasado", ha dicho escuetamente el presidente del Bundesbank alemán, Joachim Nagel, una de las 'batutas' entre los halcones. Aún así, se destaca entre los estrategas que el germano no se haya volcado en el argumento esgrimido por el 'super-halcón' holandés Klaas Knot de que el shock arancelario será inflacionario. También 'archi-halcón, el austríaco Robert Holzmann ha insistido en los aranceles y el mayor gasto en defensa de Europa son amenazas claramente inflacionistas.

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ha afirmado que se necesita más tiempo para evaluar el cambiante telón de fondo: "Los mercados tendrán que aterrizar en un nuevo equilibrio, cuyas posibles implicaciones para la economía mundial aún se desconocen. Lo que sí sabemos es que este nuevo orden económico internacional conllevará seguramente una mayor fragmentación de la economía mundial, un menor crecimiento, una mayor inflación, y tendrá repercusiones sobre el comercio y los flujos de capital".

Mientras tanto, el jefe del banco central griego, Yannis Stournaras, se ha limitado a subrayar que la política monetaria para 2025 será gradualmente menos restrictiva: "La inflación en la zona euro se ha acercado ya significativamente al objetivo del 2% y las previsiones del BCE son sostenibles y compatibles con la estabilidad de precios. En cualquier caso, el BCE mantiene la cautela y señala que sus decisiones seguirán basándose en los datos disponibles en cada momento y en la evolución de la inflación, garantizando así un ajuste suave de la economía de la zona del euro a la nueva realidad monetaria".

¿Y la estabilidad financiera?

Lo que no está previsto es que, pese al colapso experimentado en los últimos días por los mercados, el BCE adopte medidas para asegurar la estabilidad financiera, posibilidad recurrente que sale a la palestra cada vez que asoman curvas (solo hay que irse a la crisis bancaria de EEUU en 2023). No obstante, sí que se contempla que el banco central se pronuncie de algún modo sobre esto.

"La anticipación de los recortes puede depender del comportamiento de los mercados en los próximos días, pero hasta ahora no hay signos importantes de perturbación del mercado que exijan medidas de emergencia", comenta Annenkov desde SG. "Creemos que se modificará la declaración de política monetaria para enfatizar la incertidumbre, los riesgos a la baja para la inflación y el crecimiento, y la disposición del BCE a tomar medidas, si es necesario, para apoyar la economía y el sistema financiero. Sin embargo, esto se equilibrará enfatizando que el BCE se protegerá contra los riesgos de un repunte de la inflación", completan desde Capital Economics.

"El BCE vigila y está siempre dispuesto a utilizar los instrumentos de los que dispone, y en el pasado ha recurrido a los instrumentos y herramientas adecuados que eran necesarios para procurar la estabilidad de precios y, por supuesto, la estabilidad financiera, porque una no va sin la otra", ha declarado la presidenta del BCE, Christine Lagarde, estos días. "Estamos siguiendo atentamente toda la evolución de los mercados. Lo que hemos observado, por supuesto, es cierto grado de volatilidad, pero en Europa -y en la zona del euro en particular- hemos observado que la infraestructura de mercado y el funcionamiento de los mercados, incluidos los mercados de bonos, funcionan de forma ordenada", ha agregado.