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David Atkin (PRI, Naciones Unidas): "El lenguaje 'anti ESG' ha vuelto, pero a nivel global hay una única dirección"

  • Ha intervenido en una jornada sobre sostenibilidad organizada por Spainsif y PRI
  • Ana Puente (Tesoro): "Es hora de que los reguladores escuchen a la industria"
  • José Luis Blasco (Acciona): "Los bonos verdes no son útiles para canalizar capitales"
David Atkin, CEO del PRI de Naciones Unidas, en una imagen de archivo.

María Domínguez

David Atkin, consejero delegado de PRI (Principles for Responsible Investment, iniciativa de la ONU en favor de la inversión responsable) ha intervenido este miércoles en el evento Advancing the responsible investment agenda, organizado por Spainsif y la propia PRI en la sede del ICO (Instituto de Crédito Oficial) en Madrid. Atkin no ha eludido hablar de la corriente anti sostenibilidad que, procedente de Estados Unidos, está cobrando fuerza. "Estoy comenzando a ver que se retoma parte del lenguaje anti-ESG [...]. Todo el mundo está muy ansioso por lo que está sucediendo en Estados Unidos. No me maten por decirlo, pero EEUU no es el mundo", ha remarcado Atkin. "Sí, es el mercado de capitales más grande, pero no es el mundo entero. Y cuando miro hacia Europa, Latinoamérica, Asia, Oriente Medio, África... todas las políticas van en la misma dirección", ha reivindicado Atkin durante su ponencia. Visite el portal especializado elEconomista ESG.

El año 2023 no fue positivo para la inversión sostenible, en un contexto marcado por la guerra, que desplazó el foco hacia los combustibles fósiles y forzó a replantearse cuestiones como el suministro y la dependencia energética. A esto se sumó la presión regulatoria en el ámbito de las finanzas verdes, particularmente en Europa, una región en la que el año pasado (y ya desde finales de 2022) un buen número de fondos de inversión optó por rebajar su etiqueta de sostenibilidad para evitar someterse a tantas exigencias.

"Es posible que encontremos algunos obstáculos en el camino, y este es uno de ellos", ha proseguido el CEO del PRI, en alusión a esa tendencia anti ESG; "pero las políticas se están ajustando a través de la cooperación de los reguladores a nivel global", ha defendido.

Atkin ha destacado la importancia de la expresión transición justa: "La que estamos llevando a cabo es la transición económica más grande desde la revolución industrial, y sabemos que hay comunidades que están muy preocupadas por su propia capacidad para sobrevivir. Por eso, esa transición justa es algo crítico". Aprovechó además para reivindicar la importancia de trasladar estas cuestiones a dichas comunidades "con un lenguaje sencillo; porque actualmente creo que estamos en nuestra propia burbuja y hablamos un idioma que no entienden".

Más simplicidad para el minorista

La necesidad de hablar con términos más claros la ha mencionado también Sonsoles Santamaría, directora general de Negocio en Tressis, quien ha intervenido justo después en una mesa redonda. "Estamos hablando de términos como taxonomía, SFDR [Sustainable Finance Disclosure Regulation o Reglamento de Divulgación]... ¿de qué manera preguntar sobre estas cuestiones a los clientes minoristas? Es muy complicado para ellos entender toda esa terminología. Yo tengo la percepción de que la regulación ha excedido las necesidades de los usuarios. Debemos simplificar la terminología", ha enfatizado. Santamaría también ha señalado que las pequeñas y medianas cotizadas "tienen muchas dificultades para entender qué métricas deben facilitar. No podemos olvidar que esas empresas forman parte de la cadena de suministro de las grandes compañías, que a su vez necesitan saber que ellas también pueden cumplir con los requisitos de reporting", ha apuntado.

En esta línea, Ana Puente, subdirectora general de Finanzas Sostenibles de la Secretaría General del Tesoro, ha señalado, durante su discurso de clausura, que "es hora de que los reguladores escuchen a la industria hablar de las dificultades que puedan surgir en la implementación de las normas. "Debemos ofrecer soluciones tanto en el corto plazo -buscando el consenso para resolverlas- como en el medio plazo", ha comentado. "Creemos que la adaptación al cumplimiento de la CSRD (Corporate Reporting Sustainability Directive) sin duda será un hito" en la buena dirección, ha apuntado. En su opinión, "tenemos herramientas más que suficientes para promover las finanzas sostenibles, el marco regulatorio está completo, y ahora es momento de aprender cómo aplicarlo".

Por su parte, José Luis Blasco, director de Sostenibilidad de Acciona, ha recordado que España siempre ha ido por delante en cuestiones de reporte ESG (ambiental, social y de gobierno corporativo), ya que su regulación en este sentido ya exige desde 2018 lo que a partir de ahora se requiere a toda la UE en base a la CSRD. "El problema es que en España, aunque los bancos han tenido esa información desde 2018, no han hecho nada con ella", ha criticado. Blasco ha aludido a la "quimera" del greenium (el abaratamiento de las emisiones verdes frente a las estándar). En opinión de Blasco, la etiqueta de bono verde tal y como está planteada actualmente "no es tan útil". "Si eres un emisor de un bono verde o ligado a sostenibilidad, creas tu marco de emisión, estableces la disciplina para cumplir con unos KPI [key performance indicators o indicadores de desempeño]. Haces todo eso, pero no hay greenium. ¿Quién se beneficia de esto? ¿Cuál es la adicionalidad?". En Estados Unidos, la IRA (Inflation Reduction Act) ha movilizado 421.000 millones de dólares en inversión para energías limpias. ¿Sabéis qué parte ha ido a bonos verdes? 120.000 millones. No estoy seguro que el marco que tenemos actualmente esté canalizando más fondos hacia la inversión verde", ha lamentado. Blasco también ha comentado que la directiva de reporte de sostenibilidad (CSRD) "presenta grandes errores en su definición", ya que se utilizan métricas que se crearon hace 20 años y que están totalmente desfasadas, "y que no son adecuadas para el propósito que tenemos en este momento".