Internacional

El primer ministro británico tendrá el 'botón nuclear' del Brexit... si el Parlamento y la reina lo permiten

  • Los poderes del Estado y la reina pueden acabar luchando entre ellos
  • La solución puede depender de mantener o descartar reglas centenarias
La reina Isabel II y el presidente del Parlamento, John Bercow, en la apertura de la sesión parlamentaria de 2012. <i>Foto: Reuters</i>.

Víctor Ventura

Mes de octubre de 2019. El nuevo primer ministro británico, un 'brexiter' declarado, ha roto las negociaciones con Bruselas y decide anunciar públicamente que Reino Unido irá a una salida sin acuerdo. En su mano, el 'botón nuclear': cerrar el Parlamento un mes para que nadie pueda detenerle hasta el 1 de noviembre, cuando el Reino Unido abandonará la UE si no hay una nueva prórroga. ¿Cómo podría evitarse un resultado así? La extraña constitución no escrita de los británicos ofrece soluciones, que podrían acabar con la reina Isabel salvando al país de la catástrofe.

Todo esto son especulaciones, pero no son excesivamente descabelladas. Tras la dimisión de Theresa May, un Partido Conservador traumatizado por los buenos resultados del radical Nigel Farage en las elecciones europeas debe buscar a un nuevo líder. Y esas primarias incluyen a destacados 'brexiters' radicales, como Boris Johnson -el favorito- o Andrea Leadsom, que podrían optar por la salida más dura pese a los graves riesgos sociales y económicos que supondría. Y el líder de la facción más intransigente de los 'tories', el diputado Jacob Rees-Mogg, ya ha sugerido la opción de suspender el Parlamento unas semanas, como se suele hacer en verano, para cortar de raíz cualquier rebelión parlamentaria y dejar pasar el tiempo hacia un Brexit duro por defecto. Pero hay soluciones, y algunas pueden ser tan arcanas como esa práctica.

Bloqueo a la investidura

¿Y si Johnson no llega siquiera a formar Gobierno? En Reino Unido no existe la figura de "primer ministro en funciones" como tal, pero la norma dice que, para ejercer sus poderes, el jefe del Ejecutivo tiene que contar con el respaldo de su partido y de una mayoría de diputados. May ya ha perdido lo primero (y lo segundo a duras penas lo tuvo alguna vez) por lo que no podrá tomar decisiones en lo que le quede de mandato. Pero su sucesor no tiene mayoría absoluta y no podrá asentarse en su cargo hasta que demuestre a la reina haber formado una coalición que le apoye en una votación de confianza.

Y si el elegido es un radical que se haya pasado la campaña prometiendo un Brexit sin acuerdo, es posible que el país se encuentre con lo que lleva viendo durante los últimos años: un Parlamento incapaz de votar a favor de nada, pero sí en contra de todo, incluida la investidura de un nuevo primer ministro. Lo más probable en ese caso sería la convocatoria de elecciones.

Pero la mayor pregunta es: ¿quién ocuparía Downing Street hasta entonces? Las únicas veces que un primer ministro ha perdido una investidura han sido tras unas elecciones en las que el partido del Gobierno había salido derrotado, y el líder de la oposición le sucedió en el cargo al día siguiente. Y, al contrario que en España, la reina no puede nominar a un candidato de prueba, como a Pedro Sánchez en 2016, sino que debe cesar antes al primer ministro y poner al aspirante en su lugar.

En ese caso, ¿la reina nombraría a un líder interino tras la derrota del candidato? ¿Daría una oportunidad al laborista Jeremy Corbyn? ¿O pediría a Theresa May volver a su lugar en funciones un par de meses más? Desde luego, la imagen de una primer ministra en funciones, ya dimitida hace meses, yendo a Bruselas a pedir otra prórroga mientras se celebran los comicios porque el país es incapaz de nombrar a un nuevo jefe del Ejecutivo pasaría a los anales de la vergüenza británica.

El Parlamento toma el control (de nuevo)

John Bercow, el presidente del Parlamento, es un oponente declarado del Brexit. Y a su disposición tiene una serie de armas para hacerle la vida imposible al Gobierno si este decide ir a por la opción más dura sin pedirle permiso a los diputados. Él mismo lo dejó claro este mismo martes: "Nadie puede imaginarse que vayan a quitar al Parlamento del medio de la escena. Es una idea para los pájaros".

Los parlamentarios, de hecho, ya demostraron en marzo y abril que podían quitar al Gobierno los mandos del Parlamento y aprobar leyes en cuestión de días para obligar al primer ministro a pedir una extensión del Brexit y bloquear la salida sin acuerdo. Pero para ello necesitaron que la propia Theresa May les diera la oportunidad de tomar los mandos, presentando una moción que los diputados podían enmendar, algo poco común.

Y si el nuevo Gobierno se niega a plantear esa posibilidad, Bercow, si quisiera, podría lanzar su propia bomba atómica y permitir a los diputados presentar enmiendas a cualquier cosa, incluso a la moción para dar por concluida la sesión al final del día. De repente, cualquier votación rutinaria podría convertirse en un campo de minas para el primer ministro, y que una mera confirmación de que tal o cual asunto se ha debatido, como se hace después de cada punto del orden del día, acabe convertida en una presentación repentina de un proyecto de ley de la oposición. Y a ver quién tiene más votos.

Moción de censura

Imaginemos que la investidura se aprueba. Que el Gobierno no da pie a los diputados a prohibirle una salida sin acuerdo. Que Bercow no usa su 'bomba atómica'. ¿Qué queda? Una moción de censura, que es la única iniciativa que está en manos de la oposición. Sería traumática para al menos una decena de diputados conservadores, que tendrían que abandonar su partido -y probablemente su carrera política- para votar en contra de su líder, pero a esas alturas, el partido 'tory' habría volado ya por los aires.

En ese caso, sería probable la opción de un Gobierno interino de unidad nacional, con miembros de múltiples partidos, con la convocatoria de elecciones como horizonte inmediato tras pedir una nueva prórroga a Bruselas. Llegados a ese punto, la crisis institucional sería de campeonato. Ni los videntes más reputados podrían adivinar el resultado de las siguientes elecciones.

La reina contra el Gobierno

Pero los teóricos constitucionalistas británicos se están frotando las manos ante una posibilidad de las que hacen historia. El primer ministro podría pulsar el 'botón nuclear' y suspender el parlamento durante unas semanas, como sugiere Rees-Mogg. Una vez cerrado, ya no habría manera de impedir el Brexit duro por defecto. El nuevo líder podría quedarse sentado en su despacho en vez de ir a Bruselas a pedir una prórroga, y dejar que el tiempo pasara.

Pero hay alguien que sí podría hacer algo: la reina Isabel. El sistema británico da a la reina una enorme cantidad de poderes que en la práctica no usa, o lo hace solo con la autorización del Gobierno. Pero según el profesor de derecho constitucional europeo de Oxford Stefan Theil, la reina podría vetar la suspensión del Parlamento alegando la oposición generalizada a ese movimiento. En Buckingham, desde luego, nadie querría que la reina acabara siendo la responsable de un Brexit sin acuerdo, aunque eso supusiera su primera intervención política en 93 años.

Por supuesto, hay otras posibilidades, empezando por que las primarias 'tories' las gane un candidato abierto a un acuerdo con la UE. Pero si todos deciden jugar sus cartas más extremas, al final puede que la reina tenga que demostrar quién tiene la última palabra en casos de crisis. Lo que quede de la explosión de las posibles 'bombas nucleares' políticas en Westminster puede ir directo a los libros de historia dentro de no demasiado tiempo.