María del Mar Flores Caballero, más conocida como Mar Flores (Madrid, 11 de junio de 1969), sale en Wikipedia, donde pone que es modelo, empresaria y actriz. Todo es cierto, pero ninguna de estas tres profesiones son la razón por la que la bella famosa, espléndida a sus 56 años, es portada de Vanity Fair, va a El Hormiguero como gran arma de Pablo Motos el día del regreso de David Broncano a La Revuelta o participa en concursos donde se paga muy bien. Tampoco le han soltado un pastizal por escribir sus memorias por su labor como intérprete, ni siquiera como maniquí y como empresaria ni siquiera existiría a nivel mediático. Mar Flores existe como figura pública y se cotiza como celebrity por su vida amorosa y sus desdichas, de las que no se puede hablar en su totalidad. Salvo ella misma.
No se nos olvide que Mar Flores en ante todo madre de cinco hijos, y abuela de un nieto, lo cual en sí mismo le otorga un mérito descomunal como ser humano. Pero claro, no es eso lo que la hace única, apetecible para ser el talismán de Pablo Motos, portada de revista o concursante estrella en Antena 3. Sí lo es su belleza, su escultural figura y sobre todo su pasado amoroso y los nombres de sus galanes. Lo demás son eufemismos y en el mejor de los casos medias verdades.

Una famosa periodista ya fallecida comparaba a Mar Flores con la Diosa Cibeles, con la fuente en donde los seguidores del Real Madrid celebran sus muchos triunfos. Aquella cronista escribió una vez que Mar Flores era "como la Cibeles, porque tiene el corazón de piedra y el c.... mirando al Banco de España". O sea, la tachaba de fría y pesetera.

No cabe duda de que esa discutible definición es solo una opinión pero para situarnos podemos retomar algunos de los nombres propios que han pasado por la vida de la modelo (y presentadora) madrileña. Unos con más dinero que otros pero bastante mediáticos: Carlo Costanzia di Costiglione (1992-1996) fue su primer marido y padre de su famoso primogénito. Su otro marido y padre de sus oros hijos es el empresario Javier Merino (2001-2016). Pero por resumir diremos que ha salido con Bertín Osborne (1990), Fernando Fernández Tapias (1996-1997), Alessandro Lequio (1997) o Cayetano Martínez de Irujo. Últimamente mantenía una relación (bastante intermitente) con el magnate mexicano Elías Sacal pero ella dice que eso se terminó hace tiempo.

Ahora, la modelo y actriz, que tiene que pagar facturas, como todo el mundo, o sea, que mira a Banco de España, como apuntábamos, promociona su nuevo negocio: tan sano y legítimo como vender libros con su vida o su versión de su vida, una autobiografía, un formato que está muy de moda y si no que se lo pregunten a Juan Carlos I o a Isabel Preysler, dos colosos mediáticos que probablemente también logren llevar lectores a las librerías.
Comienza Mar Flores su promoción en El Hormiguero, si bien nuestra Beatriz Cortázar ya lanzaba el previo desde Informalia. todo un acontecimiento, donde además de servir como arma para contrarrestar la vuelta de Broncano a La 1, conseguirá millones de espectadores que se enterarán tanto de la existencia de sus memorias como de su participación en programas de Antena 3.

Luego llegará su primera gran entrevista en "papel", en la que aborda su vida, "los episodios más duros de su pasado", dice la nota de Vanity Fair que promociona el número del que es portada. La revista dedica en septiembre una doble portada digital a Mar Flores con motivo de la inminente publicación de sus memorias, "Mar en calma", que saldrán a la venta el próximo 10 de septiembre bajo el sello de La Esfera de los Libros. Anuncia la revista que la actriz narra sin filtros los episodios que marcaron su vida personal y profesional y que en la entrevista realizada por el periodista Juan Sanguino, Flores repasa sus orígenes, los amores que la situaron en el centro de la atención mediática y los momentos más oscuros de su trayectoria, desde los juicios por malos tratos hasta su ingreso en la UCI. Por supuesto, no es la primera vez que Mar Flores habla de su vida cobrando en portadas y exclusivas.

Mar Flores asegura que llega a esta etapa con una serenidad nueva y sin miedo al pasado. "Yo ya estoy fuerte como para aceptar, entender y no tener miedo. ¿Por qué no contarlo yo misma? Necesitaba que mis hijos leyeran, escucharan y entendieran lo que ha pasado en mi vida, cosas que nunca me han preguntado y que yo nunca les he contado", explica en la entrevista. Para ella, el libro es también un acto de liberación: "Si yo misma cuento cómo lo viví ya nadie podrá hacerme sentir culpable por aquellos escándalos", añade la modelo.
Uno de los puntos que Flores reivindica con firmeza son sus orígenes humildes, frente a la imagen distorsionada que durante años se proyectó de ella. "Yo crecí en la calle Antonio López, 150. ¿Qué es Usera? Pues será Usera. Que yo sepa era Legazpi", recuerda, desmintiendo la idea de que reniega de su barrio. "Tengo todavía familia que vive allí y hace poco fui al funeral de mi madrina", añade.
Situaciones de violencia que sufrió en sus relaciones sentimentales
Otro de los capítulos más duros de sus memorias aborda las situaciones de violencia que sufrió en sus relaciones sentimentales. Con amargura, recuerda cómo sus denuncias no siempre fueron escuchadas: "Me encantaría que el juez que decidió que a mí no me estaban maltratando, cuando yo llevé testigos de una paliza en la calle, leyera la entrevista". Para Flores, esas vivencias marcaron no solo su vida privada, sino también su imagen pública, condicionada por un clima mediático implacable, un clima mediático que ahora le vendrá bien para vender libros y generar audiencia. La ex de Lequio reflexiona también sobre el poder que la prensa rosa tuvo en su trayectoria. Desde su primera portada junto a Fernando Fernández Tapias hasta las polémicas fotos de Interviú, Flores admite que fue víctima de titulares que distorsionaron la realidad: "No es la foto lo que a mí me hundió. A mí me hundió el texto", asegura. En su opinión, la España de los noventa "no estaba preparada para Mar Flores": una mujer que vivía con libertad, que se relacionaba con hombres mayores y que rompía con la moral conservadora de la época.
Otro de los estigmas que rechaza con contundencia es el de "mujer mantenida". "Yo he ganado dinero porque llevo muchos años trabajando… Mi primer coche me lo compré yo; mi primera joya, mi primera casa, mi primer negocio grande lo hice yo. Y mis hijos los he hecho yo. Entonces, las cosas más importantes de mi vida las he hecho yo", reivindica. La modelo quiere dejar claro que su independencia económica siempre fue fruto de su esfuerzo. Pero tendrá que reconocer, sin negar nada de lo que afirma, que el motor de su popularidad, la que da sentido a sus memorias, son precisamente sus relaciones y su vida amorosa, incluidos los escándalos. ¿No pretenderá vender como algo habitual salir con un hijo de la duquesa de Alba, un bisnieto de Alfonso XIII o varios magnates y multimillonarios?
La entrevista recoge también episodios de gran crudeza, como la lucha por la custodia de su hijo en Italia, donde se encontró con rumores falsos que la señalaban como "drogadicta o prostituta". "Esa mujer hizo lo que tenía que hacer: proteger al niño y no dármelo", recuerda sobre la directora de la guardería a la que acudió. Flores admite haber dado con "dos personas vengativas y crueles" que marcaron su destino y reconoce que esa mala elección condicionó su vida. Tanto sus relaciones con Alessandro Lequio como con Carlo Costanzia aparecen relatadas desde la perspectiva de una mujer que hoy entiende que justificó lo injustificable.
El episodio más oscuro
Uno de los momentos más duros de su confesión llega cuando relata su ingreso en la UCI del Hospital La Paz: "Yo solo quería dormir. Sentía que no podía seguir causando tantísimo dolor a mi familia. No pude más. Creía que no merecía seguir viviendo". Un testimonio que refleja el nivel de sufrimiento al que llegó y del que logró salir gracias a su hijo y a su voluntad de seguir adelante. Hoy, con la llegada de su nieto, Flores asegura haber recuperado un vínculo especial con su hijo Carlo: "El nacimiento de mi nieto ha sido un cordón umbilical que nos ha vuelto a unir… hemos perdido mucho tiempo". La maternidad y la familia, pilares constantes en su vida, son el hilo conductor que la ha mantenido en pie pese a los golpes. En Mar en calma, Mar Flores ofrece su versión de los hechos y reflexiona sobre el papel de la mujer en la sociedad española de finales del siglo XX, los estigmas que arrastró y la necesidad de cambiar las narrativas impuestas. A través de esta confesión pública, busca rentabilizar esa popularidad que tanto le molesta a veces, o sea, ganar dinero, por descontado, pero también reconciliarse con su pasado y ofrecer a su familia una historia contada en primera persona.