Empresas y finanzas

El Banco de España prepara test de estrés climáticos para la banca

  • La subgobernadora se reúne 'on line' con las grandes entidades para empezar los trabajos
  • Los supervisores de la UE esperan que la banca límite su financiación a sectores 'sucios'
  • El BCE prepara una prueba piloto que afectará a 90 bancos europeos
Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España. Foto: EFE

Tomás Díaz

Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, se reunió telemáticamente el pasado 9 de julio con representantes de las principales entidades -Santander, BBVA, Bankia, Caixabank…- y con las asociaciones bancarias, como la AEB y la CECA, para arrancar los trabajos sobre los test de estrés climáticos a los que deberán someterse las entidades y tratar otras novedades de la incorporación de los temas ambientales en su actividad supervisora.

¿Qué capital deben tener la banca para garantizar su solvencia si el precio de la tonelada de CO2 se triplica hasta los 90 euros? ¿Y si las empresas energéticas de su cartera de inversión deprecian en masa sus activos fósiles para adaptarse a la transición ecológica? ¿Y si las inundaciones arruinan los bienes inmuebles que garantizaban numerosos préstamos? ¿Y si los consumidores e inversores rechazan tajante y súbitamente ciertos productos muy contaminantes?

A esas preguntas, y a otras similares, quieren dar respuesta el Banco Central Europeo (BCE) y los supervisores nacionales, como parte de su labor para garantizar la solvencia del sistema financiero y, consecuentemente, del conjunto de la economía. Así lo expone en sus intervenciones la subgobernadora del Banco de España, María José Delgado, particularmente activa en la materia:

"¿Qué esperamos de la banca con relación a estos riesgos?, pues bien, a corto y medio plazo esperamos que todas las entidades bancarias incorporen la dimensión medioambiental en su enfoque estratégico, así como en su análisis y seguimiento de riesgos", señalaba Delgado durante la pasada Cumbre Climática de la ONU en Madrid (COP 25), antes de añadir que "las entidades bancarias deben ser capaces de entender, como mínimo, las implicaciones del riesgo medioambiental y cómo puede afectar a sus modelos de negocio, integrando en sus marcos el apetito de riesgo de manera proporcional a su tamaño y complejidad".

"Como supervisor macroprudencial, es evidente que debemos ser capaces de evaluar y cuantificar los riesgos que acarrea la transición hacia una economía más sostenible, tanto para las entidades individuales como para el sector financiero en su conjunto; hemos de lograr realizar pruebas de resistencia al sistema financiero en su conjunto, así como definir los escenarios que deben aplicar individualmente las entidades", remachaba Delgado.

Margarita Delgado: "Como supervisor macroprudencial, es evidente que debemos ser capaces de evaluar y cuantificar los riesgos que acarrea la transición hacia una economía más sostenible, tanto para las entidades individuales como para el sector financiero en su conjunto"

A grandes rasgos, se entiende que hay dos tipos de riesgos climáticos, los físicos y los de la transición. Los primeros hacen referencia al impacto financiero de un clima cambiante, incluyendo los desastres naturales y la degradación medioambiental, como la falta de agua o la contaminación. Los segundos corresponden a las pérdidas derivadas del proceso de ajuste a una economía más baja en carbono, que pueden desencadenar el cambio tecnológico, la aplicación de políticas climáticas o transformaciones del mercado.

Primeros test en 2022

Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, anunció el pasado noviembre que los primeros test de estrés climáticos, podrían realizarse en 2022, una vez se haya concluido las metodologías. En ellas llevan trabajando los supervisores financieros desde 2017, año en que crearon la Red para Reverdecer el Sistema Financiero -NGFS por sus siglas en inglés-, y ese trabajo empieza a dar frutos.

Durante tres años, los supervisores han preparado los modelos económicos y las estructuras de gobernanza para incorporar los riesgos ambientales y climáticos a la gestión financiera, y han planteado mejoras en la calidad de la información y de los datos de carácter no financiero, fundamentales para el éxito del empeño y aún muy deficientes. A la par, han puesto en marcha talleres y reuniones con el sector para conocer cómo está abordando la transición ecológica e impulsar su transformación.

El Banco de España celebró telemáticamente la última de estas reuniones, encabezada por Delgado, el pasado 9 de julio, según confirma el Supervisor a elEconomista. Fue particularmente relevante, porque era la primera después de la divulgación pública de los primeros documentos metodológicos para que los supervisores diseñen los test: la Guía para para el análisis de los escenarios climáticos para bancos centrales y supervisores, los propios escenarios, y otros documentos asociados, publicados por la NFGS el mes pasado, y la Guía sobre riesgos relacionados con el clima y medioambientales, lanzada en mayo a consulta pública por el BCE.

Los documentos del NFGS identifican tres escenarios climáticos: "Ordenado", con una temprana y ambiciosa actuación para alcanzar la neutralidad en las emisiones de CO2; "Desordenado", con actuaciones tardías, disruptivas, súbitas o imprevistas; y "Mundo casa caliente", en el que la limitación de las actuaciones deriva en un elevado aumento de las temperaturas y una fuerte exposición a riesgos físicos, como los desastres naturales.

Sobre estos escenarios, la Guía proporciona una metodología flexible para identificar, con distintos modelos económicos, los riesgos financieros en distintos horizontes temporales, a partir de variables como la temperatura, el precio del CO2, la presión fiscal, la evolución del PIB…

¿Qué esperan los supervisores?

La Guía del BCE, abierta a comentarios hasta el próximo 25 de septiembre, explica cómo esperan los Reguladores que las entidades de crédito realicen una gestión segura y prudente de los riesgos ambientales y los comuniquen con transparencia. Por ejemplo, esperan que la banca establezca límites a la financiación de determinados sectores, incluyendo la exclusión total, y que reduzcan su exposición a ciertos emisores soberanos o empresas; o que las entidades evalúen el impacto del clima sobre la adecuación de su capital, de modo que puedan seguir operando de un modo sostenible y cumpliendo la normativa vigente; o que ofrezcan intereses más bajos a hipotecas de inmuebles energéticamente eficientes.

En la actualidad, de acuerdo con una encuesta del BCE y la Autoridad Bancaria Europea (ABE), las entidades financieras no disponen de las herramientas para evaluar el impacto de los riesgos ambientales en su balance; consecuentemente, sólo unas pocas los han incorporado y han realizado pruebas de resistencia y análisis de escenarios, o han evaluado el impacto sobre la adecuación de su capital. Y a la hora de clasificar estos riesgos lo hacen de manera heterogénea.

Como se ha apuntado, la mala calidad de la información no financiera dificulta mucho las labores, pero la Comisión Europea ya está revisando la Directiva correspondiente y el marco comunitario de las finanzas sostenibles avanza: se acaba de presentar el Reglamento 2020/852 para facilitar las inversiones sostenibles la Taxonomía para identificar estas inversiones, que, por otro lado, se sigue ampliando y mejorando.

En cualquier caso, el BCE, la Junta Europea de Riesgo Sistémico y los bancos centrales nacionales ya están preparando una prueba de resistencia piloto sobre el riesgo climático. También se están realizando trabajos preparatorios para una prueba de resistencia macroprudencial del BCE para determinar cómo se transmiten los riesgos climáticos a la economía real y al sistema financiero; se basará en información detallada y se centrará en 90 entidades significativas de toda la zona del euro.

Las entidades financieras españolas son reacias a valorar la aplicación de los test de estrés climáticos. La AEB rechaza hacer cualquier tipo de comentario sobre la materia y CECA lo considera prematuro, puesto que desconoce cómo van a ser, pero apunta que alguno de sus socios ya participa en los trabajos de la EBA. El Banco de España instó a todos a que trabajaran las metodologías y se preparasen durante la reunión del día 9.