Transportes y Turismo

Renfe e Ineco se postulan para diseñar una nueva línea de alta velocidad de Australia

Tren de alta velocidad de Renfe. Foto: Patier/Renfe

Víctor de Elena

Las empresas públicas Renfe e Ineco miran hacia Australia para repetir la hazaña del AVE del desierto en Arabia Saudí. Ambas compañías públicas han sido contratadas por la consultora británica Network Rail Consulting para postularse al concurso internacional puesto en marcha por el Gobierno australiano que permitirá planificar la nueva red ferroviaria de alta velocidad que pretende unir las ciudades de Sidney y Newcastle, en la costa este.

El país austral ha comprometido 500 millones de dólares australianos (unos 300 millones de euros) para la ejecución de este nuevo y primer corredor ferroviario, de los cuales ha liberado 47 millones de euros para su planificación. La supervisión de este plan corre a cargo de la nueva Autoridad de Ferrocarriles de Alta Velocidad (HSRA), encargada de licitar el contrato para estudiar la viabilidad de esta nueva infraestructura, que deberá estar listo antes de que acabe el año.

A este concurso se ha postulado la consultora británica Network Rail, contratista habitual de Ineco en otros proyectos de movilidad en Australia y que en esta ocasión ha vuelto a recurrir a la ingeniería española y sumado a la operadora ferroviaria Renfe dada su experiencia en el desarrollo de este tipo de proyectos. En concreto, ambas partes han participado en el diseño de la alta velocidad de Arabia Saudí (Haramain), el Tren Maya de México, la nueva línea que unirá los países bálticos (Rail Baltica) o el proyecto (ahora paralizado) Texas Central, en Estados Unidos.

Interés de las empresas españolas

El concurso australiano se divide en ocho paquetes distintos con los que esta entidad pretende diseñar su business case (caso de negocio) para lanzar la licitación del proyecto antes de fin de año. Estas tareas se dividen en control de proyecto (costes, cronograma y riesgos), planificación de operaciones ferroviarias, participación de las comunidades indígenas, estrategia comercial, diseño de la entrega y compromiso de la industria local. Con ello se definirán las líneas generales del negocio vinculado a la operación de estos servicios, el diseño de la infraestructura, los plazos de construcción, la ubicación de las estaciones, la flota necesaria y se estimarán los costes finales.

Las empresas españolas se han postulado a dos de los ocho lotes, sin que se haya desvelado a cuáles. Fuentes conocedoras de la operación explican que este contrato es la etapa preliminar a la construcción de la infraestructura, en el que se definirán "las alternativas, la viabilidad y el modelo de negocio como fase previa para la toma de decisiones por parte de la autoridad de alta velocidad, que luego deberá decidir si realiza la inversión".

Para dar soporte a este proyecto, Renfe sacó una oferta de empleo en busca de un experto en material rodante que se encargara de preparar un informe técnico sobre los trenes a implementar, los modelos ya existentes en el mercado, las especificaciones del sistema australiano o su compatibilidad con la infraestructura, entre otras cuestiones.

Otras fuentes del sector ferroviario dan por hecho que al concurso australiano se postularán grandes consorcios compuestos por operadores de transporte y empresas de ingeniería de distintos países, entre los que podría encontrarse el principal competidor de Renfe, SNCF, especializado en este tipo de proyectos y sumido en una polémica por, supuestamente, dificultar la entrada de su rival español en Francia.

El fracaso del tren en Australia

Australia está en pleno rediseño de su red ferroviaria, dada su falta de competitividad y antigüedad. El país oceánico incluyó en su estrategia de infraestructuras su primera línea de alta velocidad entre Melbourne, Sidney y Canberra asumiendo que, para el año 2075, las áreas metropolitanas de estas tres ciudades acogerían a más de 30 millones de personas. También para tratar de mitigar la huella de carbono que produce el corredor aéreo Sidney-Melbourne, el sexto más recorrido del mundo. El proyecto fue valorado en 2016 en más de 1.700 millones de euros.

Previamente hubo un intento por parte de un consorcio privado para desarrollar una red de alta velocidad a través del aprovechamiento urbanístico de los espacios por los que circulase la línea, en los que se crearían ciudades inteligentes. El proyecto CLARA contemplaba la construcción y puesta en servicio de dos rutas (Melbourne - Greater Shepparton y Sidney-Canberra) con ocho estaciones intermedias. En torno a estas se desarrollarían varias promociones inmobiliarias que financiarían la compra de los terrenos necesarios. El proyecto quedó guardado en un cajón en 2020, sin que se hayan conocido novedades desde entonces.