Opinión

A por todas y a por todos

    El presidente Pedro Sánchez

    José María Triper

    No defraudó Pedro Sánchez en ese sucedáneo de Comité Federal que convocó para anunciar, que no explicar o debatir, los cambios en el organigrama de esa formación que abandonó primero la "o" de obrero, después la "e" de español y que ahora ha cambio la "s" de socialista por la de sanchista. Y tampoco defraudaron los palmeros de ese órgano en teoría ejecutivo del partido que como los tres monos místicos permanecieron mudos, ciegos y sordos y sólo se expresaron para aplaudir entusiásticamente al César.

    Porque cuando nada se espera nada ni nadie puede defraudar y la reunión del máximo ente entre congresos del partido se limitó a cumplir el guion dictado desde La Moncloa: asentimiento a los nuevos escuderos del caudillo, mutismo total sobre la crisis interna de una formación anestesiada y decadente, catequesis sobre el cambio climático, ausencia de autocrítica y cero críticas al presidente, a sus pompas y a sus obras, porque como reconocen algunos de los dirigentes no defenestrados "en el partido hay miedo".

    Pero lo más significativo, que no sorprendente, del cónclave es que en su insustancial discurso de una hora Sánchez no dedicara ni un solo minuto a la crisis económica, la inflación galopante, la caída del PIB, el empobrecimiento de los españoles, la pérdida de competitividad de las empresas o la desaceleración en el empleo, en una nueva demostración de que al Presidente le ocupan y le preocupan más los problemas de su coalición de Gobierno y su propia supervivencia en el poder que resolver los gravísimos problemas de España y de los españoles.

    Sólo la alusión laudatoria a unos apaños energéticos que no funcionan y la ratificación de esos impuestos populistas a los beneficios extraordinarios de las compañías energéticas y de los bancos que, digan lo que digan y hagan lo que hagan, vamos a terminar pagando los clientes y los consumidores. Porque, por mucho que legislen, ¿cómo se puede comprobar si una subida de precios, de comisiones o intereses responde a la repercusión del impuesto o a un incremento de los costes? Eso, además de que la inseguridad jurídica que provoca entre los inversores, especialmente entre los extranjeros, va a aplazar o retirar muchas decisiones de inversión con las consiguientes repercusiones negativas sobre el crecimiento y el empleo.

    Y esto ocurre en vísperas de un otoño que se avecina catastrófico por el cierre de la temporada turística, la finalización de los contratos ligados a la estacionalidad, la subida de los tipos de interés, el alza de los precios de la energía y ya veremos si con recortes en los suministros. Factores que están llevando a la mayoría de los organismos nacionales e internacionales a revisar notablemente a la baja la previsión de crecimiento para este año y para el próximo. De hecho, algunos no descartan ya que pueda haber algún trimestre con caída del PIB en la segunda parte de 2022 o en los inicios de 2023.

    Todo ello junto con la obligación de hacer los ajustes y recortes que ya ha avisado la presidenta del Banco Central Europeo (BCE) Christine Lagarde, y que obligarán a los ciudadanos a apretarse el cinturón, con Hacienda obteniendo unos ingresos históricos por recaudación fiscal, mientras Sánchez sigue tomar ninguna medidas de ajuste en el gobierno más caro, amplio y con más asesores de la democracia para ser también, en vista de los resultados, el más incompetente.

    Un contexto económico muy complicado, unas políticas carentes de proyecto y unos socios de gobierno, cuya combinación es la que provoca ese "miedo" entre los barones y muchos altos cargos del partido. Miedo en una doble dimensión porque si se mueven para provocar el cambio interno les cortan la cabeza y si siguen como están, sumisos y parados se la cortarán los electores. Como reza ese nuevo eslogan que se ha sacado Pedro Sánchez de la manga, van "a por todas" Si, pero a por todas y a por todos. ¡Que nos pille confesados!