Opinión

¿Cuánto oro tienen los particulares españoles?

    Los ciudadanos suizos, los que más oro per cápita atesoran

    Tomás Epeldegui

    Hace unos días leía en la versión digital de una publicación canadiense un dato que me llamó poderosamente la atención. En ella se afirmaba que los hogares alemanes poseían más de 9.000 toneladas de oro a cierre de 2020 (algo más de 100 gramos per cápita y unas 100 toneladas más que en 2019) y citaba como fuente un estudio de la Universidad Steinbeis de Berlín realizado por encargo de Reisebank. El dato me resultó ciertamente sorprendente, dado que casi triplica el oro que posee el banco central de este país (3.362 toneladas a cierre de 2020, según el Fondo Monetario Internacional), y ello me llevó a preguntarme si es una tónica general en Europa y cuál es la situación en España.

    Buceando por la Red encontré un artículo de agosto de 2020 del analista Jan Nieuwenhuijs que hacía una estimación sobre el oro per cápita en poder de los ciudadanos de seis países de todo el mundo en 2019: India, China, Alemania, Italia, Francia y Suiza. En el caso alemán coincidía plenamente con las cifras de la Universidad Steinbeis, por lo que, por pura lógica, deduzco que el cálculo del resto de países también es correcto. La lista del experto está encabezada por India y China, que con 24.500 y 20.398 toneladas, respectivamente, se encuentran a gran distancia del resto de países en oro en manos de particulares. El tercer lugar lo ocupa Alemania con 8.918 toneladas de oro en manos privadas ese año, seguido de Italia (5.707), Francia (4.605) y Suiza (920). Afirma este analista, citando un estudio de la Universidad de St. Gallen, que, precisamente, los particulares suizos, con 231 gramos, son los que encabezan la posesión de oro per cápita del mundo. Las 920 toneladas que tienen los suizos en conjunto son apenas 60 menos que las reservas de su banco central (1.040 toneladas), que, por cierto, han disminuido casi un 60% en los últimos 20 años, según datos del Fondo Monetario Internacional.

    Es curioso comprobar que, siempre de acuerdo con la información del Fondo Monetario Internacional, las reservas de oro de India eran, concluido 2020, de 677 toneladas, 36 veces menos de las que poseen sus ciudadanos particulares, y las de China, 1.948, unas 10 veces menos que las de los hogares chinos. Las de Italia eran en la misma fecha de 2.452 toneladas, menos de la mitad que las de sus ciudadanos, y las de Francia, 2.436, poco más del 50% de las que tienen los franceses en su poder.

    Y después de revisar los datos de estos países, la pregunta lógica que se plantea es ¿cuánto oro tienen los ciudadanos particulares españoles? Hasta donde yo sé, no existen datos oficiales de ningún organismo al respecto, como ocurre con los países citados más arriba. Lo que es oficial, de acuerdo con el informe institucional del propio Banco de España y el Fondo Monetario Internacional, es que al cierre de 2020 esta institución tenía cerca de 282 toneladas de reservas de oro, alrededor de un 40% menos que en el año 2000, cuando disponía de 524. Los únicos datos 'oficiales' de que disponemos son las estadísticas del Consejo Mundial del Oro. Hay que decir que sus gráficos no contemplan que en España se compre oro físico de inversión (lingotes y monedas), y solo aparece nuestro país en el apartado de demanda de joyería, de la que la suma de los últimos diez años alcanzaría la cifra de 93,9 toneladas. Desconozco si el Consejo Mundial del Oro incluye la demanda de lingotes y monedas de nuestro país en este apartado o no tiene constancia de ella. Me atrevería a decir, por mi experiencia en el mercado, que en los últimos cinco años las comercializadoras de este metal precioso que operan en territorio español han podido vender entre 23 y 30 toneladas de oro físico de inversión a particulares, pero no sabría decir cuánto poseían estos antes.

    Entiendo que no es una investigación fácil de realizar en un país como el nuestro, en el que, en general, no nos gusta hacer alarde de nuestras posesiones, pero sí me gustaría lanzar un guante. ¿Alguna de nuestras instituciones académicas de reconocido prestigio se atreve a investigar al respecto, como han hecho la Universidad Steinbeis de Berlín y la de de St. Gallen en Suiza? Si en otros países ha sido posible averiguarlo, ¿por qué aquí no?