Opinión
Covid-19: El gran experimento
David Uriarte
Una de las formas en que los seres humamos hemos conseguido avanzar en nuestro conocimiento y civilización es por medio de la experimentación. Experimentar significa hacer pruebas con el objeto de explicar o comprender la naturaleza de la realidad. La experimentación es uno de los ladrillos de lo que está hecha la innovación. La experimentación está basada en cambiar las cosas que hacemos normalmente.
Experimentar suele ser caro y lleva tiempo. También nos obliga a salir de nuestra zona de confort y buscar nuevas realidades.
El Covid-19 está suponiendo un enorme reto humanitario con, por ahora más de 1,5 millones de muertos. Además de su profundo impacto negativo, está generado nuevos procesos de innovación y digitalización, porque nos está obligado a experimentar, nos está obligado a hacer muchas cosas de forma diferente.
Todas las crisis generan experimentos, innovación y conocimiento. La II Guerra Mundial nos inoculó contra la ideología fascista e hizo avanzar la tecnología hasta límites insospechados hasta la fecha. Sólo basta pasearse por el Royal Air Force Museum de Londres y ver cómo eran los aviones antes y después de la II Guerra Mundial para hacerse una idea esta transformación.
La sensación de urgencia y necesidad de obtener una vacuna para el Covid-19, ha hecho que se hayan dedicado una gran cantidad de recursos a su investigación y desarrollo. Gracias a ello, se han generado nuevas plataformas basadas en ARN y ADN para obtener vacunas que podrán ser empleadas en el desarrollo de nuevas vacunas en el futuro. Con estas tecnologías, se podrán desarrollar vacunas más rápidamente porque no precisan de cultivo ni fermentación y nos beneficiaremos de ellas miles de millones de personas en el futuro.
El Covid-19 nos está obligando a hacer experimentos que nos deberían ayudar a avanzar en el futuro. Experimentos muy caros y costosos que de otra manera hubieran sido imposibles realizar. Durante este periodo hemos podido realizar experimentos médicos, sociales, sobre la sostenibilidad, la economía o la gestión de las empresas.
Sobre sostenibilidad, nos ha permitido experimentar y obtener respuestas a, por ejemplo, que pasa con la contaminación de una ciudad si paramos el tráfico en un 50%, o el tráfico de aviones el 90% o el de los cruceros en un 100%. El confinamiento provocó una reducción del 17% de emisiones mundiales de CO2. Los datos obtenidos deberían facilitarnos desarrollar modelos que nos ayuden a la lucha contra el cambio climático.
Socialmente, el hecho de tener limitada nuestra capacidad para circular libremente, ha supuesto un fuerte impacto en nuestras vidas, un experimento que sería impensable realizar para cualquier sociólogo o psicólogo.
En economía, el Covid-19 nos está ayudando a responder a preguntas que de otra manera serían muy difíciles de responder. Preguntas como que ocurre en una economía cuando la paramos en seco, pero la inundamos de dinero público. Que ocurre con una economía cuando millones de personas no pueden trabajar ni producir. Los mercados han respondido con una fuerte volatilidad y se han producido fuertes distorsiones. Quizá la más impactante, es la del lunes 20 de abril cuando el precio de referencia del petróleo crudo en Estados Unidos se desplomó hasta una cifra negativa de 37,63 dólares o que el Dow Jones haya batido su récord histórico en diciembre a 30.218 puntos.
En el mundo de la empresa, estamos descubriendo como se desarrollan las organizaciones si sus trabajadores se relacionan únicamente de forma digital y nos estamos sorprendiendo. Nos ha obligado a reinventarnos. Muchos altos directivos me han expresado lo bien que están funcionando con esta nueva forma de teletrabajar. Estos cambios han funcionado muy bien, sobre todo en organizaciones acostumbradas a trabajar con procesos ágiles.
La pandemia ha obligado a las empresas a hacer las cosas de forma diferente
Estamos, también, viendo como la limitación en la movilidad está afectado la forma en que adquirimos productos y servicios. Estamos asistiendo a un fuerte desarrollo del comercio electrónico frente al comercio tradicional. Pronto veremos efectos de esta nueva forma de trabajar y comprar en el crecimiento de las periferias de las de las ciudades frente a su centro.
La transformación digital, que nos es más que cambiar por el uso extensivo del dato para mejor la eficiencia y la personalización se ha acelerado. La tendencia ya era clara antes del Covid-19, pero los cambios se están produciendo con una mucha mayor velocidad.
El Covid-19 nos ha obligado a experimentar e innovar y supone un fuerte esfuerzo colectivo de la humanidad con consecuencias bastante trágicas. Para sacar todo valor de un experimento, es necesario analizar los resultados de forma meticulosa. Debemos preguntarnos que experimentos hemos realizado y que resultados y conocimiento hemos conseguido. Qué es lo que hemos aprendido.
Se deben analizar los cambios a los que el virus ha obligado para ponerlos en valor
Estamos al principio del final de la pandemia y estamos empezando a ver el resultado de estos experimentos. El 88% de los expertos esperan que habrá, 25 millones de estadounidenses vacunados antes del 31 de marzo, según Good Judgement Project, algo bastante impensable hace tan solo unas semanas.
Como sociedad, y como empresa, deberíamos dedicar recursos a analizar los resultados de todos estos experimentos tan costosos que estamos desarrollando para ponerlos en valor. No desaprovechemos está oportunidad para seguir avanzando como humanidad.