Opinión

El cuento de la lechera en el infierno de Dante

    El Plan de Recuperación anunciado por Sánchez con fanfarrias y piano es sólo un compendio de supuestos futuribles

    José María Triper

    Era de esperar que, conociendo al personal con el que nos la estamos jugando, el país que tiene los peores resultados sanitarios y económicos de Europa fuera el que presentara los presupuestos más utópicos e inconsistentes de la Unión.

    Unas cuentas del Estado que se sustentan sobre tres pilares básicos y los tres con la base de barro: Un dinero de Europa que está en el aire, un cuadro macroeconómico que más parece el cuento de la lechera en el infierno de Dante, y un plan de reconstrucción que sólo vende humo y sin consensuar con las empresas.

    Empezando por Europa, Sánchez y sus ministras económicas fían todo el presupuesto y la recuperación económica a los 72.000 millones de euros del fondo de reconstrucción de la UE, que son para seis años y que ellos quieren concentrar en tres, de los que 22.346 millones se incluyen ya en las cuentas de 2021, cuando Italia con mayor importe a recibir que España sólo ha presupuestado 14.000 millones.

    Un dinero que, además, está en el aire, porque su entrega está sujeta a la ejecución de reformas estructurales que ni están ni se esperan, al mantenimiento de una reforma laboral que quieren derogar, y a la presentación de un plan de reconstrucción que debe ser aprobado por todos los Estados miembros, muchos de los cuales, incluida también la propia Comisión, nos ven ya como un país camino de la bancarrota y un lastre para la recuperación del conjunto de la Unión.

    El Plan de Recuperación anunciado con fanfarrias y piano es sólo un compendio de supuestos futuribles y recuerda demasiado al fracasado Plan E de Zapatero que nos llevó de cabeza a ese rescate encubierto que fue el rescate de la banca

    Dudas serias en Europa y también aquí sobre el cuadro macroeconómico diseñado por Moncloa que es contrario a todas las previsiones diseñadas por los organismos nacionales e internacionales y los analistas públicos y privados, empezando por el Banco de España y la AIReF y siguiendo con Funcas, la OCDE, el FMI o el BBVA, entre otros.

    Así, la previsión de caída del PIB del 11,2 por ciento para el año próximo es muy inferior al 12,6 o 12,8 que pronostican esos organismos. También se queda muy corta la estimación del 7,7 por ciento de déficit público que el resto de instituciones estiman va a superar los dos dígitos. Algo similar ocurre con la deuda que el Gobierno sitúa en el 118 por ciento del PIB y los demás elevan por encima del 120 y algunos hasta el 125. Y respecto a la tasa de paro sólo decir que el 16,9 por ciento del Presupuesto, con ser ya muy grave, es sensiblemente inferior al entorno del 20 por ciento de la población activa que auguran quienes saben de esto y está muy lejos de ese 14 por ciento de 2019,

    Ya el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advertía que "España se enfrenta a una recuperación incierta y frágil" y los números, que como el algodón no engañan, sitúan a España como el país con la mayor caída del PIB de la UE, después del Reino Unido, con los peores datos de destrucción de empleo – el 7,5 por ciento frente al 2,7 por ciento de media de la Unión, y con un déficit del 11,3 por ciento del PIB, unos 124.000 millones de euros, que se comen ya el 88 por ciento de esos 144.000 millones que nos debería enviar Europa.

    El proyecto de Presupuestos del Gobierno se sustenta sobre tres pilares básicos que tienen la base de barro mientras en Europa nos ven ya como un país camino de la bancarrota y un lastre para la recuperación de la UE

    Y respecto al pomposamente llamado Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia, lo anunciado con fanfarrias y piano, por el presidente del Gobierno es sólo un compendio de supuestos futuribles, palabras grandilocuentes y una nueva apuesta por esa reforma del sistema productivo que nunca se produce, pero sin medidas concreta, vacío de anuncios de reformas, y adornado con ese farol de crear 800.000 puestos de trabajo. Qué ya es chocante que en lo único en lo que Sánchez intente parecerse a Felipe González sea en uno de los pocos envites que le fallaron y no en el resto de aciertos y virtudes que adornan al expresidente.

    Un Plan de Recuperación que recuerda demasiado al fracasado Plan E y a la promesa de un millón de empleos verdes de Rodríguez Zapatero que nos llevaron de cabeza a la intervención de los "hombres de negro" y a un rescate encubierto del país, que no otra cosa fue el rescate de la banca.