Opinión

La tormenta perfecta de un otoño caliente

  • No es probable una ruptura de la coalición de Gobierno a corto plazo
Los problemas judiciales de Podemos reducen la importancia de Pablo Iglesias en el Ejecutivo

José María Triper

La predicción de un otoño caliente ha sido asunto recurrente de todos los veranos desde el inicio de la Transición. Calentura que hacía referencia a la conflictividad laboral derivada de la negociación de los convenios y la movilizaciones sindicales. Sin embargo, en este otoño del COVID que se nos avecina, es muy probable que la cuestión de los salarios y las reivindicaciones laborales quede relegada a la más absoluta nimiedad, superada por la tormenta perfecta que se anuncia.

Un vendaval en el que se van a dar cita, de forma conjunta, casi todas las adversidades que amenazan la estabilidad, la prosperidad y el desarrollo de un país, empezando por los rebrotes de la pandemia y sus consecuencias sanitarias y sociales y terminando por la recesión económica, y sus secuelas de cierre de empresas y escalada del desempleo. Todo ello pasando por las causas judiciales por las cloacas de Podemos y su impacto en la coalición de gobierno, la moción de censura de VOX, la rebelión de los Ayuntamientos por el latrocinio del Ejecutivo con el superávit municipal, las elecciones autonómicas en Cataluña que se prevén para noviembre, y el debate de los Presupuestos Generales del Estado con la espada de Damocles de saber que sin presupuestos no hay programa que llevar a Europa y sin programa no vendrá el dinero del fondo de reconstrucción".

Un escenario amenazador para el Gobierno socialpopulista de Pedro Sánchez que, medios próximos a la Presidencia y también desde la oposición, afirman que podría tener ya en mente una remodelación del Gabinete que implicaría una reducción de Carteras y una menor presencia de ministros de Podemos.

Sánchez tiene a Iglesias donde quería, disminuido por los procesos contra Podemos

En concreto se apuntan como probables candidatos a la desaparición los Ministerios de Universidades, Igualdad y Consumo, que deberían volver a su rango natural de secretarías de Estado o direcciones generales. Respecto al primero se especula con su fusión con el Departamento de Ciencia e Innovación, que cambiaría de responsable por la candidatura del ministro Pedro Duque a la Dirección General de la Agencia Espacial Europea (ESA). Y las otras dos carteras podemitas por su inoperancia y lo que, desde voces autorizadas del PSOE e incluso determinados miembros del Gobierno, se califica de "incompetencia y torpeza" de sus titulares, la consorte Irene Montero y Alberto Garzón, al que todavía se recuerda por su ignorancia y falta de tacto sobre el desarrollo y la importancia del turismo.

La debilidad de la formación morada tras sus fracasos electorales en Galicia y el País Vasco y las causas judiciales abiertas contra el partido y algunos de sus principales dirigentes permitirían proceder a esta minoración de su presencia en el Ejecutivo sin conflictos relevantes.

No es probable, apuntan, una ruptura de la coalición, a corto plazo, ni la salida de Iglesias. El propio vicepresidente ya se ha apresurado a anunciar que no deja el Gobierno, pero Sánchez sabe que tiene a su socio cogido por donde más le duele y que sólo la permanencia en el Ejecutivo le garantiza su supervivencia política y la de un partido en cuyas consecuencias judiciales va a jugar un papel muy importante la Fiscalía del Estado. Y ya dejó bien sentado el Presidente quien manda hoy sobre la Fiscalía.

Sánchez tiene ahora a Iglesias donde quería, disminuido, y sabe que se someterá a lo que le digan y renunciará a lo que tenga que renunciar. De hecho, Sánchez ya ha encargado expresamente a Carmen Calvo que Pablo Iglesias no asuma más protagonismo y más poder, durante su ausencia.

Y caliente también es el otoño del Partido Popular donde el relevo de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz en el Congreso amenaza con fuertes turbulencias y en el peor momento. Pero esa es otra historia que abordaremos en próximos apuntes.