Opinión

Acuerdo europeo: el maná y la condicionalidad

    La lupa de los gobiernos europeos estará sobre España para evitar que el Gobierno despilfarre

    Juan Fernando Robles

    La pertenencia a la Unión Europea es una bendición para España, pero no porque nos vaya a entregar el maná con el que salir de esta crisis, que es imposible, sino porque va a someternos a un más estrecho control del presupuesto. Sánchez ha demostrado que no estaba muy interesado en el saneamiento de las cuentas públicas y desde que gobierna se ha entregado al gasto y al déficit estructural. De pronto, la economía se desmorona y sus ansias de gastar van a tropezar con un presupuesto aún más desequilibrado y falto de ingresos. Ahí es donde se hace necesaria la tutela para evitar el riesgo de que el cortoplacismo, el electoralismo y el ansia de propaganda conduzcan a España a un punto sin retorno de déficit y deuda, situación que en nada conviene a la Unión Europea y a la estabilidad del euro. Para pedir, algo hay que dar, y en ese sentido se enmarca la nueva actitud alemana de consentir el endeudamiento de la Comisión y las subvenciones a fondo de perdido, impensable hace tan solo unos meses, a cambio de que los beneficiarios vayan poniendo solución a sus graves problemas.

    Lo importante no es la cuantía del fondo, no son los miles de millones que irán llegando en los próximos años para actuaciones concretas, lo realmente importante es que España va a necesitar ese dinero y que si lo usa, que lo tendrá que usar, va a aceptar un mayor control de su política fiscal. Es obvio que el Gobierno intentará colarle goles a la Comisión y a los Estados, pero la mayor parte de ellos serán parados por unos o por otros, porque nuestras cuentas serán examinadas con lupa y el primero que la va a poner será Alemania. Ahora han sido los buenos, los empáticos, los generosos, y otros han desempeñado el papel de malos de la película. Pero debemos recordar a donde mandaron a Varoufakis y sus ideas peregrinas, que es donde pueden mandar a nuestro Gobierno como saque un poco la patita, que no se la van a dejar sacar.

    La UE impedirá que el electoralismo de Sánchez conduzca a un punto sin retorno de déficit y deuda

    En todo caso, el Gobierno de coalición no parece peligrar, porque Podemos no está en disposición de imponer agendas legislativas, puesto que intentará retrasar las elecciones todo lo que pueda con objeto de procurar recuperarse de los últimos varapalos electorales y de sus malas perspectivas. Así que serán más sanchistas que el propio Sánchez y van a hacer retórica de perfil bajo y poco más. Lograr el presupuesto de 2021 es la clave de la legislatura y a ese propósito se van a entregar para contentar al PNV y a ser posible a Ciudadanos, porque Iglesias estará contento con continuar siendo Vicepresidente y apuntarse alguna medalla, por pequeña que sea.

    Las ayudas de la UE son importantes, pero no solucionan el problema de consolidación fiscal al que se enfrenta el Gobierno y tendrá que cumplir a medio plazo, empezando por dar algún signo de que se encamina hacia ese propósito ya en 2021. El acuerdo de la UE tiene la virtud de que no evita que los países se enfrenten a sus propios fantasmas sino, antes bien, les va a obligar a enfrentarse con ellos. Así, el recorte del gasto público en muchas de las rúbricas para 2021 en adelante está más que cantado, porque la brecha fiscal va a ser tan grande que no habrá ayuda que pueda llenarla por mucha ingeniería presupuestaria que se haga y se imputen partidas con calzador a lo verde o a lo digital. De hecho, el Gobierno prefiere no dar pistas sobre cuál va a ser su presupuesto para 2021, no solo porque probablemente ni ellos mismos lo saben, sino por esperar a que todo el marco del acuerdo de la UE haya pasado por la Eurocámara y por los parlamentos y sea firme, no vaya a ser que lo que pretenden empiece por no gustar, que lo más probable es que no guste.

    El recorte del gasto público desde 2021 está más que cantado para cerrar la brecha fiscal

    Seguramente el Gobierno va a intentar jugar al gato y al ratón, es esa actitud de ser los más listos de la pandilla que ya se ha visto en el ridículo aplauso televisado, cuyo mensaje viene a ser de victoria en la negociación, es decir, de haberle sacado más dinero a nuestros socios europeos del que se esperaba. También hemos visto que los informes financieros que se presentan a la Comisión están falseados en alguna medida e intentan arrimar puerilmente el ascua a una sardina que está ya abrasada. Esa es la actitud, pero es una evidencia que en la Unión Europea la conocen y no se van a dejar engañar con fraudes contables. Aunque no haya hombres de negro en sentido estricto, quizás el Gobierno hubiera acabado por desear que los hubiera, puesto que lidiar con la opinión de los Gobiernos puede ser más duro que vérselas con unos técnicos.