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El estudio de seroprevalencia tumba la ensoñación de la inmunidad de grupo en España y consolida la posibilidad de un nuevo colapso del sistema sanitario

  • Los brotes están asegurados y podrían volver a colapsar el sistema sanitario
  • La inmunidad de rebaño sólo se consigue con un 60% de población inmune
Imagen: Dreamstime.

Patricia C. Serrano

Todas las esperanzas estaban puestas en el gran estudio llamado a revelar cuál era el auténtico porcentaje de la población española que se había contagiado con el coronavirus. Sin embargo, sus resultados han dejado una nota de alarma que condicionará los siguientes pasos a seguir en la desescalada y las medidas a implementar. Sólo un 5% de los habitantes del país -dos millones de personas- se ha contagiado de la enfermedad del COVID-19, por lo que la soñada inmunidad de grupo -de rebaño, como dicen los científicos- para combatir al coronavirus ya no es una opción. Esto significa que la vacuna emerge como única vía efectiva para hacer frente a la enfermedad. Una vacuna que aún no existe. | EN DIRECTO: Todos los detalles sobre la evolución del coronavirus

El hecho de que el 80% de los casos de coronavirus presente sintomatología leve e incluso, nula, que camufla efectivamente al SARS-CoV-2 en la apariencia de catarros o de una perfecta salud condujo a la conclusión general de que los contagios registrados oficialmente constituían la punta del iceberg. Con la explosión de las cadenas de transmisión de la enfermedad en marzo, la falta de test para confirmar contagios y el colapso del sistema sanitario en focos víricos como Madrid o Cataluña, parecía plausible que un 80% de personas contagiadas no estaba dando la cara.

Que un porcentaje alto de la población hubiera podido superar ya la patología del COVID-19, causante de una infinitud de síntomas diversos sobre todo el organismo, emergía como una esperanza hacia el santo grial: la inmunidad de rebaño. Es decir, que la mayor parte de los habitantes del país ya se hubiera contagiado del coronavirus durante la explosión de la pandemia y que, por tanto, hubiera generado anticuerpos contra este. Anticuerpos que le asegurarían cierta inmunidad y zanjarían nuevos brotes, ya que actuarían como un escudo protector para que el virus no alcanzara a individuos aún no inmunizados. Esta era la estrategia que intentó desplegar Boris Johnson en el Reino Unido o Stefan Löfven en Suecia, con resultados muy alejados del éxito, incluso en el caso sueco, donde las residencias de ancianos han sufrido el mayor impacto. 

El 5% de españoles que presenta anticuerpos actualmente, según el estudio que ha desarrollado el Instituto de Salud Pública Carlos III desde finales de abril, se aleja mucho del 65% establecido por los científicos para considerar la inmunidad de grupo como arma contra cualquier virus. "La inmunidad de grupo generada de forma natural, con estos datos, es algo que debemos descartar totalmente", ha asegurado Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, en una entrevista en Cadena SER.

"No hay inmunidad de grupo ni la va a haber", ha insistido el ministro de Sanidad, Salvador Illa, horas después de que Fernando Simón, el epidemiólogo que gestiona la emergencia sanitaria en España se manifestara en idénticos términos. 

Pere Godoy añade una inquietante reflexión: si sólo el 5% de enfermos del COVID-19 ha conseguido colapsar el sistema sanitario en múltiples puntos del país en dos meses, un nuevo brote igual o mayor que el ya vivido volvería a agotar la capacidad de respuesta de cuidados. La conclusión parece evidente: no nos podemos permitir errores en la desescalada. "Si se reactiva la transmisión, el sistema sanitario puede verse desbordado", subraya el presidente de la Sociedad Española de Epidemiología. El surgimiento de nuevos brotes, con un porcentaje ínfimo de la población inmunizada, se presenta como una apuesta segura con una única incógnita: cuándo sucederá. 

"Un 5 por ciento de infectados y un desbordamiento claro del sistema sanitario en dos meses, nos indican que tenemos que mantener la transmisión al mínimo, ser pacientes e invertir en investigación para llegar a una vacuna, que es lo único que permitirá atajar la enfermedad", ha explicado. 

La vacuna se erige así como el único santo grial al que agarrarse ahora para frenar el COVID-19. Godoy pronostica que se logrará próximamente, pero que no protegerá de un modo completamente eficaz: "No será una vacuna fantástica, seguramente, que produzca una inmunidad para toda la vida, pero sí la tendremos". 

Más prevención y... ¿más confinamiento?

La paciencia a la que alude Godoy remite a las medidas de prevención y al confinamiento guardado en España, que, a su juicio, ha sido "efectivo y muy positivo". La prudencia, desde su punto de vista, debería capitalizar las fases de transición en la que se hayan inmersas los diferentes territorios del país, que buscan, semana tras semana, pasar a una nueva esfera de mayor apertura. Godoy advierte de que, aunque la transmisión haya bajado considerablemente en Madrid y en Barcelona y los datos "animen a pedir pasar a la siguiente fase", las grandes aglomeraciones en estas urbes y el intenso uso del transporte público podrían complicar las cosas. "Estas poblaciones tendrán que ser muy disciplinadas y usar mascarillas", aconseja, matizando que se refiere a un uso puntual y no continuo de estos instrumentos de protección. 

El estudio de seroprevalencia demostró algo que no ha resultado una sorpresa para los científicos: las poblaciones de más de 100.000 habitantes registran las mayores tasas de contagios en todo el territorio nacional. El caso de Madrid, con el mayor estallido epidémico, afectó sensiblemente a poblaciones menores cercanas, como Segovia, Cuenca o Soria, que esgrimen el mayor alcance del virus entre sus ciudadanos. 

También que el virus ha sido exquisito en cuanto a la igualdad de género: ha contagiado prácticamente por igual a hombres (5%) que a mujeres (5,1%). Madrid y Castilla-La Mancha han sido las comunidades autónomas con más ciudadanos que a día de hoy presentan anticuerpos contra el coronavirus, con un 11,3% de prevalencia y un 10,8%, respectivamente. En la parte baja de la tabla, por el contrario, se sitúan Ceuta y Murcia, con 1,1% y 1,4% de individuos que resultaron contagiados.