Motor

El chichón que aparecerá en los coches futuros, ya triunfa en China


Miguel García

Vete acostumbrándote, porque será la imagen de los coches el futuro. Sobre el techo, sobresaliendo de la chapa, los coches tendrán un chichón o incluso más de uno.

Desde una posición elevada, como un periscopio, el coche futuro tendrá una visión privilegiada del tráfico y de su entorno. No decimos el conductor, sino el coche, porque Von der Leyen quiere que los fabricantes europeos innoven y, como medida previa, den un impulso a la conducción autónoma. Más seguridad, menos accidentes, conductores menos estresados, mayor fluidez del tráfico, menores consumos y emisiones de CO2 al usar los vehículos, serían las teóricas ventajas de un parque de coches automatizados.

BYD llama pompósamente a su sistema "el ojo de Dios" (God's Eye), hipérbole aún más desmesurada que el Autopilot de Tesla (ahora FSD, para que nadie crea con el nombre comercial algo que todavía no es). BYD ofrecerá su sistema de automatización de la conducción con tres Lidar, dos o incluso ninguno, en los coches más económicos. Huawei, en su marca Maextro, incorpora cuatro Lidar. ¿Y Europa? Quiere que su industria acelere, mientras ella revisa un normativa para encajar coches europeos llenos de sensores capaces de verlo todo ( "el ojo que todo lo ve"), comprender las situaciones y ejecutar acciones (todo un Godfather, acompañando al conductor).

El sistema G-Pilot de Geely, con inteligencia artificial para asistir a la conducción automática en distintos grados

Lo tendremos que ver muy pronto, porque Europa pide velocidad y sus dirigentes se han mojado: "ayudaremos a poner en marcha proyectos piloto a gran escala para la conducción autónoma", dijo a la prensa la presidenta de la Comisión. Pero, ¿cuántos años se lleva ya hablando de esos hipotéticos coches que dialogan entre ellos, con la infraestructura y con la nube?¿O esos coches que sincronizan su velocidad con el semáforo para llegar cuando se pone en verde sin tener que detenerse? Todo esto solo se consigue con coordinación, con plataformas y lenguajes comunes. Por eso Europa aprieta y dice haber acordado con la industria que "crearemos y apoyaremos una alianza industrial". Esto debería de repercutir en toda la cadena de valor del automóvil, del nuevo automóvil, porque "desarrollarán programas informáticos, tecnología de conducción autónoma y chips compartidos", en palabras de la presidenta.

Un excéntrico (eso pensaban) en Nueva York en 1900 con su potencialmente peligroso e impredecible coche autónomo (se movía sin caballos). Europa no quiere perder el tren del nuevo coche autónomo

En el tráfico se van a encontrar coches digitales inteligentes y un parque de automóviles viejos y sus conductores. Si para circular en este tráfico será imprescindible empezar por la coordinación entre los coches inteligentes, luchar comercialmente contra China obligará a desarrollar y producir tecnología propiaeuropea. Se evitan dependencias y se controlan costes.

En China las mejoras incrementales de los sensores se suceden: en el CES 2025 se presentó un Lidar con 30 veces más resolución que cualquiera actual y otro con el mayor ángulo de visión (180º x 140º)

Desde hace años los fabricantes europeos disparan -figuradamente- cada uno hacia su lado en la conducción automatizada, ascendiendo hacia la automatización escalón por escalón. La mejora paulatina de los asistentes de conducción y de las ayudas a la seguridad, las conocidas como ADAS, ha permitido su incorporación a los nuevos modelos e ir monetizando las inversiones realizadas.

En niebla, dicen sus fabricantes que los actuales sensores Lidar permiten una visión muy superior al humano o a las cámaras de video, detectando un coche a 50 metros

Esta forma de trabajar, que hacía el negocio del automóvil sostenible, ha resultado ser demasiado lenta al lado de una industria enmarcada en planes quinquenales de un gobierno centralista. En la Europa democrática, el apoyo en forma de flexibilizar el calendario a corto plazo de los objetivos de CO2, implica aceptar compromisos. El principal, el mencionado desarrollo compartido de software y hardware: programas y chips. Un planteamiento intervencionista necesario a los ojos de los mandatarios europeos. Sin duda, puede plantear mayores fricciones que para elegir el estándar de la recarga eléctrica.

Von der Leyen se cuidó mucho de llamar innovación a la conducción automatizada, porque ese paso ya lo han hecho otros. En China los coches con elevado grado de automatización en la conducción crece imparable.

Cualquiera reconoce que China lleva al menos 5 años de ventaja en el vehículo eléctrico y hay que intentar coger el paso en esta siguiente innovación, la conducción altamente asistida, que permitiría seguir disfrutando el automóvil con seguridad a todos, incluida la población de más de 65 años. Esa a la que la DGT quiere vigilar estrechamente (renovaciones cada cinco años del carné) para que conduzca con plenas facultades o que delegue en otro o en una máquina (¿y si tu seguro te prohibiera conducir?). Es importante que Europa cuide de esa pirámide poblacional invertida, con más "boomers" entrando en la tercera edad -y hechos a una vida en automóvil- que jóvenes (siniestralidad vial de los mayores de 64 años: lo que el director de la DGT no nos cuenta).

Apoyar la conducción autónoma solo es seguir el curso de los acontecimientos, hay que acelerar el paso. Por eso Von der Leyen solo mencionó una vez la palabra innovación al principio de su discurso, para exponer el marco y la realidad de la situación, porque la innovación "tiene que seguir siendo una prioridad para garantizar el futuro de la industria".

Así que, si te parecen feos o raros los chichones que le están saliendo a los coches, piensa que los coches serán así y no tendrán tubo de escape para puedas seguir disfrutando de ellos. O a lo mejor los terminan de camuflar, como el sistema de conducción que Huawei vende a los fabricantes, y que algunos periodistas que lo han podido ensayar lo califican como el mejor actualmente. Que además sean baratos, salvo que llegue esa demandada innovación, parece más difícil.

La integración y miniaturización de sensores, la fusión de información y la IA podrán eliminar las "torres de control" vistas en los prototipos de coches autónomos, como éste de 2022