Bolsa, mercados y cotizaciones

Estirar el ciclo de crecimiento como un chicle conlleva serios riesgos para la economía

  • La poca 'munición' disponible podría agotarse antes de la próxima crisis
  • Commerzbank: "La Fed ha cambiado de forma inesperada su curso"

Vicente Nieves

El cambio radical de discurso de los bancos centrales en las últimas semanas ha calmado, por el momento, a los mercados. Este movimiento, liderado por la Reserva Federal de EEUU, es una reacción a la desaceleración de la economía global y al miedo a la llegada de una recesión. Esto último ya vapuleó a los mercados en la parte final de 2018. Este giro de los bancos centrales podría ser un 'calmante' a corto plazo, pero poniendo la vista más lejos el remedio podría ser peor que la enfermedad: mayores desequilibrios y unos bancos centrales sin herramientas podrían hacer que la próxima recesión sea más severa y duradera.

En cuanto los bancos centrales han comenzado a avistar el final del ciclo expansivo han cambiado su lenguaje con un tono mucho más dovish (dispuesto a hacer casi cualquier cosa) y han detenido en seco las expectativas sobre subidas de tipos. El análisis semanal del banco alemán Commerzbank destaca que "la Fed ha cambiado de forma inesperada su curso... ha terminado con el ciclo de subidas y no sólo por el incremento de los riesgos económicos. También, porque la Fed se encuentra bajo presión política ante las críticas de ambos lados de la política".

Los economistas del banco germano aseguran que en el Banco Central Europeo está ocurriendo algo similar. La influencia de los países del sur de Europa es importante, "esto explica por qué el BCE no subió tipos en 2017 a pesar de la fuerza de los datos económicos, pero ha reaccionado de forma rápida cuando han aparecido los primeros nubarrones en los indicadores económicos... ahora asumimos que el BCE debilitará su política en la próxima reunión de marzo y es probable que decida ofrecer nuevas subastas de largo plazo (TLTRO) en marzo, un mes antes de lo que habíamos previsto".

Todos estos movimientos, también secundados por los últimos discursos de los presidentes del Banco de Japón del Banco de Inglaterra, tiene como objetivo prolongar el crecimiento económico y lograr una transición suave hacia la siguiente recesión económica.

Fels (Pimco): "Extender la parte final del ciclo puede tener un coste: una recesión más profunda y/o más duradera"

"El crecimiento global se continúa desacelerando y los banqueros centrales de todo el mundo se están centrando en esto. Junto al apoyo de la política fiscal, aumentan las posibilidades de que se produzca un aterrizaje suave de la economía global, alargando la parte final del actual ciclo hasta que llegue a su fin", asegura Joachim Fels, asesor global de Pimco.

La Fed parece estar dispuesta a terminar hasta con la reducción de su balance dos años antes de lo previsto. Esto obligaría al banco central a recuperar las reinversiones totales de los activos que vayan venciendo antes de lo esperado y con un balance todavía grande (de unos 3,5 billones de dólares). La Fed se mantendría muy activa en la compra de bonos del Tesoro y de activos respaldados por hipotecas.

Esta reacción lógica, en principio, de los bancos centrales y los políticos que están incrementando el gasto público "puede tener un precio: una recesión más profunda y/o más larga después", asegura el economista de Pimco en una nota publicada este domingo.

Por un lado, si los bancos centrales comienzan a usar sus herramientas (bajadas de tipos, compras de activos, lenguaje dovish...) en la parte final del ciclo, cuando la recesión haga su aparición no tendrán prácticamente nada en la despensa para combatir el cambio de ciclo. Ya estaba descontado que las bajadas de tipos implementadas durante otras crisis no se iban a poder ver durante la próxima recesión, pero si los bancos centrales empiezan a usar los pocos recursos que tienen ahora el futuro será aún más imprevisible.

Por otro lado, estirar el ciclo de crecimiento con una política monetaria y fiscal expansiva puede incrementar los desequilibrios, agudizando su corrección durante la próxima recesión. Los niveles de deuda pública están en niveles históricamente elevados, lo que también podría limitar el margen de acción de los gobiernos para contrarrestar los estragos de la recesión. Fels pone de ejemplo a la economía de Japón, que se encuentra en un círculo vicioso de elevado endeudamiento, tipos bajos, raquítico crecimiento y baja inflación.