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Wall Street arrasa con su prueba de fuego: las firmas casi triplican los beneficios esperados y destrozan las alarmas de invierno arancelario

  • Los beneficios superan el 11% cuando se esperaba un 4%
  • Los expertos esperaban un trimestre de debilidad por los aranceles y el cansancio del consumidor
  • Tras la temporada se produce una revisión general al alza del precio objetivo del S&P 500
Wall Street (iStock)

Álvaro Moreno

Una 'alerta amarilla' estaba encendida en Wall Street. Con signos de cansancio en la economía de EEUU y la siempre presente incertidumbre comercial, la temporada de resultados de Wall Street emergió como un termómetro económico como nunca. Si bien una vez tras otra los datos de las empresas aguantaban con fortaleza los reveses macro. De hecho, son precisamente los buenos resultados de las empresas y la resistencia del consumidor las antorchas que han guiado el buen desempeño de la economía estadounidense y el mercado laboral en círculo virtuoso. A pesar de que los datos de consumo empiezan a mostrar flaqueza, con las familias dudando ante un futuro incierto y el mercado laboral ha mostrado un frenazo, los resultados por el momento siguen totalmente on fire, algo inesperado que ha llevado a multitud de firmas de análisis a reevaluar de forma muy agresiva sus previsiones de Wall Street.

Empezando por los datos, las ventas de las empresas del S&P 500 han mostrado un incremento general del 5,9% algo mucho mejor que el 4,1% que esperaban los expertos de US Bank, que recogen la cifra en sus últimos informes. Sin embargo, la clave está en los beneficios. En plena oleada arancelaria, donde las ganancias parecían que podrían desacelerarse, se ha dado una enorme sorpresa. Los analistas esperaban que las firmas ganasen cerca de un 4,1% más que el año pasado en el segundo trimestre, pero la realidad es que los beneficios han aumentado un poderoso 11,3%. Y esto es ya con prácticamente todas las empresas habiendo salido a la palestra, salvo la gran excepción de Nvidia, que lo hará este miércoles, ya un 95% de las firmas han rendido cuentas ante sus inversores.

La realidad es que las empresas han sacado fuerza de flaqueza y han podido aumentar su rentabilidad gracias a un ahorro de costes importante, todo esto en un contexto en el que se espera que los aranceles elevaran los gastos generales. "El trimestre ha estado marcado por una de las mayores cadenas de sorpresas positivas en los beneficios registrados", escribió en una nota David Kostin, estratega jefe de renta variable en EEUU de Goldman Sachs.

En junio, Goldman Sachs hablaba de una temporada de resultados "bajo presión en los márgenes porque las empresas están obligadas a absorber una buena parte de los aranceles". Sin embargo, el golpe no ha sido tan grande como se esperaba y de hecho las firmas han encontrado un aliado inesperado. Un dólar mucho más débil que ha facilitado las ventas. Esto ha favorecido principalmente a las grandes empresas pero ha dejado en peor posición a las pequeñas.

En lo que va de año, el dólar se ha depreciado un 10% frente al euro. Según la firma de investigación económica Macro Hive esa caída supone un aumento directo e instantáneo de los beneficios del 2% en el S&P 500. En un informe publicado a finales de julio, la empresa este está siendo una de las claves para entender la resistencia en los beneficios. Desde BNP Paribas explican que lo ocurrido con el dólar "es un movimiento absolutamente enorme que va a estabilizar las ganancias y mejorar las previsiones", comentaba el director de renta variable en EEUU, Greg Boutle.

La resiliencia del consumo ha sido clave y los analistas coinciden en que se había generado una previsión demasiado pesimista que ha contribuido a la sorpresa. De hecho las aerolíneas y los servicios de ocio mostraron buenos datos que sorprendieron. Por su parte la banca se mantuvo muy fuerte aportando importantes aumentos de ingresos. Las tecnológicas también se han comportado correctamente y, según Goldman Sachs, las gigantes tecnológicas han aportado un 60% de todo el aumento de beneficios del S&P 500. Cambio radical en las perspectivas de un selecto grupo de firmas que, parecía, iban a desacelerarse de forma mucho más sensible. Un cóctel que ha llevado a que la temporada de resultados que se perfilaba como clave se convierta en otro paseo militar de las empresas norteamericanas, exhibiendo su músculo ante el mundo.

Una oleada de revisiones al alza

Esto ha llevado a una oleada de revisiones de las perspectivas del S&P 500. El último ha sido Jefferies, la empresa que era una de las grandes bajistas del selectivo, apostando hasta ahora a que se daría una caída hasta los 5.600 puntos, ha subido el precio objetivo del índice hasta los 6.600. La firma calificaba lo que ha ocurrido como una prueba de "resistencia amplia" en el segundo trimestre. Según sus datos el 81% de las empresas del índice han superado las expectativas.

Ya no es solo que esta cifra no marca una desaceleración, sino que es un paso adelante clave frente al 78% de la temporada anterior. De hecho, ahora espera unos beneficios más altos en general de un 9,9% para el conjunto de 2025 frente al 5,2% anterior. Además ha proyectado un 2026 todavía potente con un avance del 12,5% en las ganancias del S&P 500. Un cambio de perspectiva completo que muestra que para el gran bajista de Wall Street, se ha abierto un escenario completamente diferente.

Desde Goldman Sachs han matizado que no se muestran tan optimistas de cara al futuro. "Si bien las empresas siguen confiando en su capacidad para mitigar la presión de costos impuesta por los aranceles, y aritméticamente, los márgenes superiores de las empresas tecnológicas más grandes deberían seguir impulsando los márgenes del índice agregado, vemos pocos motivos para esperar un gran aumento en los márgenes de beneficio el próximo año".

Han revisado al alza Jefferies, UBS, Goldman, BofA, Oppenheimer, Citigroup y HSBC

El futuro, por su parte, se ha vuelto algo más brillante por el giro de la Reserva Federal, que ya se intuía por los débiles datos de empleo (en la última publicación desaparecieron 258.000 puestos de trabajo creados) pero que se ha escenificado en Jackson Hole. Durante el encuentro de los banqueros centrales, el mismo presidente, Jerome Powell, mostró un claro giro hacia un posible recorte al poner el foco en la debilidad del empleo. El mercado da prácticamente por hecho un recorte de 25 puntos en septiembre y otro en diciembre, con la posibilidad de tres recortes para 2025 emergiendo con fuerza ya con un 35%.

UBS también ha elevado las perspectivas del S&P 500 apostando por un alza en sus previsiones hasta los 6.600 puntos. En UBS destacan principalmente el crecimiento de las siete magníficas (Alphabet, Microsoft, Tesla, Nvidia, Apple, Meta y Amazon) que superaron las estimaciones con un desempeño diez puntos superior a la previsión de la entidad helvética. Por su parte también señaló a las empresas de menor tamaño que superaron las estimaciones en 4,5 puntos frente a la tasa típica de 3,5 puntos. En definitiva "una temporada de resultados particularmente sólida". Ha elevado a un 8% las expectativas de crecimiento de beneficios para el conjunto del año hasta los 270 dólares.

Jefferies y UBS no han sido las únicas, también han elevado sus objetivos Goldman Sachs, BofA, Oppenheimer y todas los han llevado a una cifra entre los 6.600 puntos y los 7.100 puntos. Aunque las actualizaciones más recientes han sido Citigroup y HSBC . El primero ha sido elevado de 6.300 puntos a 6.600 principalmente aludiendo a un poderoso beneficio por acción reforzada. HSBC en mucho más agresivo en su alza, pasando de presupuestas 5.600 puntos a 6.400. En ambos casos todos coinciden en que, si bien hay otros factores que están moviendo el índice como son la euforia techs que se mantiene, el giro que parece emprender la Fed y la menor tensión comercial… la realidad es que la temporada de resultados se había convertido en un match ball ineludible para entender el rumbo de Wall Street. Un momento decisivo que, con permiso de Nvidia, se ha resuelto con claridad a favor de los alcistas.