Bolsa, mercados y cotizaciones
Cortina de humo en Wall Street: luces, cámaras… ¿corrección?
- Las bolsas de Wall Street se acercan peligrosamente al Techo de DeepSeek
- La sobrecompra en el Ibex 35 es muy elevada
- Qué hacer hoy si invierte con Ecotrader
Joan Cabrero
Barcelona,
¿Qué es más real, la guerra o la película de la guerra? Esta pregunta demoledora de Wag the Dog (Cortina de humo, 1997) planea esta semana sobre los mercados como un zumbido incómodo, especialmente al otro lado del Atlántico. En la película, una falsa guerra es creada por un asesor político y un productor de Hollywood para desviar la atención de un escándalo sexual que amenaza la reelección del presidente. Una gran cortina de humo mediática, perfectamente coreografiada, al servicio del poder. Nada que no hayamos visto antes. Nada que no podamos estar viendo ahora...
Y es que, mientras la tecnología y el S&P 500 se acercan peligrosamente al Techo de DeepSeek, la zona que marcó el inicio de la corrección del 7 de abril, empiezan a aflorar en medios y redes todo tipo de excusas, escándalos y enfrentamientos para distraer al público y, por qué no decirlo, a los mercados. Desde las nuevas andanadas judiciales de Trump, procesado por interferencia electoral en Georgia, por el manejo indebido de documentos clasificados y por su intento de revertir los resultados del 6 de enero de 2021, conformando un entramado judicial sin precedentes para un candidato presidencial en plena campaña, hasta la enésima performance de Elon Musk, con declaraciones más pensadas para mover acciones que para construir futuro. ¿Nos encontramos ante una nueva campaña de distracción masiva mientras los grandes del mercado preparan sus carteras para el próximo giro?
El paralelismo no es casual. En Wag the Dog, la maquinaria mediática no busca contar la verdad, sino controlar la narrativa. Y en los mercados, cuando las bolsas están a un paso de alcanzar resistencias técnicas críticas, lo último que interesa es que cunda el pánico. Mejor hablar de otra cosa. De una supuesta guerra comercial. De un nuevo plan fiscal. De un CEO que promete colonizar Marte o reinventar la IA, aunque estos días haya estado más ocupado intercambiando acusaciones en público con Donald Trump, en una pelea tan ruidosa como estéril que ha agitado titulares y volatilizado acciones. Todo antes que hablar de lo esencial: que nos acercamos a un nivel donde no se compra. Donde se espera con paciencia de francotirador.
Porque el Techo de DeepSeek no es una línea cualquiera. Es el nivel que, si se alcanza y se supera con claridad por todos los importantes índices (Nasdaq, S&P 500 y Dow Jones Industrial), abriría la puerta a un nuevo impulso alcista de fondo, de esos que merece la pena esperar para comprar con convicción cuando llegue la siguiente corrección proporcional. Pero si desde esa zona el mercado se gira, y no olvidemos que fue justo ahí donde comenzó el desplome del 21% en el S&P 500 durante abril, entonces lo que podríamos tener delante es una estructura técnica en forma de plana irregular. Traducido: la amenaza de una recaída hacia los mínimos de abril, que es precisamente donde esperaría para poner toda la carne en el asador en forma de liquidez. Como pueden ver, sería muy distinta la zona de compra si se supera de forma general el Techo de DeepSeek que si no se supera. En definitiva, lo que busco es una oportunidad de compra más amable y menos expuesta al vértigo de las alturas.
Lo mismo puede decirse del EuroStoxx 50, que se halla a tiro de piedra de los máximos del año y de la zona de resistencia histórica de los 5.570 puntos, origen de la última corrección y niveles no vistos desde el año 2000 si excluimos el efecto dividendos. Por su parte, el Ibex 35 también se asoma al techo del canal que ha guiado el ascenso desde los mínimos de 2022. Todo apunta a que estamos en una zona donde la sobrecompra técnica es evidente. Y como saben, en esas zonas, no se compra. Se vigila. Se respira. Se calibra.
El DJ del mercado aún no ha cambiado la pista, pero está bajando el volumen. Y cuando eso ocurre, hay que afinar el oído. Quizá lo que nos llega no sea una nueva canción de moda, sino un viejo truco del repertorio clásico: distraer, entretener, desviar. Como en Wag the Dog, la función no termina hasta que el público se levanta de la butaca. Pero nosotros no somos el público. Somos los que están tomando posiciones tras el telón.
Así que mientras se proyecta esta nueva cortina de humo mediática, con sus giros de guion y sus héroes de cartón piedra, yo prefiero mantenerme fiel a la estrategia: esperar una corrección para comprar, no precipitar entradas en zonas de resistencia, y seguir observando si el techo de DeepSeek será, esta vez, perforado o respetado. Porque en esta película, gana el que es capaz de ver a través del humo.