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Rusia encuentra un nuevo rincón frente a las costas europeas para seguir haciendo malabares con su petróleo

  • Las artimañas y argucias de Moscú no tienen fin para colar su petróleo
  • El petróleo ruso sigue surcando los mares de Europa casi sin oposición
  • Cuando caen las exportaciones de crudo aumentan las de productos refinados

Mario Becedas, Vicente Nieves

El petróleo ruso sigue surcando los mares por más que Occidente haya redoblado el celo con sus sanciones. Como en el juego del 'gato y el ratón', cada golpe de Occidente al comercio ruso de crudo y derivados es sucedido por una astuta maniobra de Rusia, aprovechando Moscú cualquier laguna, fallo o complicidad desde sus rivales geopolíticos.

La última astucia del Kremlin ha sido el hallazgo de un nuevo 'punto oscuro' en el Mediterráneo en el que hacer trasvases secretos de petróleo mediante la ya famosa técnica del ship-to-ship (de barco a barco), un peligroso procedimiento para poder 'colar' el sometido a sanciones petróleo ruso que entraña importantes riesgos medioambientales, ya que un vertido es más que factible.

Con esta técnica, el petróleo que viaja en la conocida como flota en la sombra o flota fantasma conformada por viejos petroleros reacondicionados por Moscú y que viajan sin seguro occidental con el fin de evitar el tope de 60 dólares al barril de crudo ruso impuesto por EEUU y sus socios europeos.

Estos intercambios ocultos de petróleo en alta mar se están dando ahora en un nuevo enclave frente a las costas de Grecia después de que el país heleno decretase maniobras militares que bloquearon esta ilícita actividad, que se venía ejecutando en el golfo de Laconia.

Según datos de la empresa de análisis Vortexa, cerca de las islas de Lesbos y Quíos, en el mar Egeo, es donde ahora se están intercambiando cerca de un millón de barriles al mes de gasóleo, fueloil y otros productos petrolíferos. La zona se ha popularizado justo después de que los militares griegos empezasen a realizar maniobras en los alrededores del golfo de Laconia.

Desde Bloomberg informan de que estos intercambios furtivos se siguen realizando en el golfo de Laconia pese a la presencia cercana de militares griegos, sin embargo, el ritmo ha disminuido considerablemente. Al no llegar las maniobras de la Armada griega hasta la citada estrecha franja de agua, es ahí donde se centran ahora estos 'vuelcos' de petróleo.

Según informaciones de la agencia financiera estadounidense, los traslados ship-to-ship también se han hecho habituales frente al puerto italiano de Augusta (en la costa oriental de Sicilia) desde mayo, cuando la Armada griega comenzó sus ejercicios. Unas maniobras que recientemente se han prorrogado hasta mediados de marzo.

Rusia y su flota fantasma exploran diferentes rincones en el Mediterráneo para realizar estas peligrosas operaciones. Ahora es Grecia, pero hace unas semanas fue España (otra vez). Un cargamento de petróleo ruso fue traspasado entre petroleros oceánicos cerca de Ceuta a principios de noviembre, restableciendo esta práctica clandestina que el Gobierno de España creía haber atajado. Un petrolero de clase Suezmax Sakarya abandonó las aguas de Ceuta, un destino antaño popular para el traspaso de petróleo ruso, después de haber traspasado su crudo a un petrolero mayor. El buque desapareció de los sistemas de seguimiento digital durante unas 60 horas, periodo en el que se cree que se realizó la peligrosa operación del traspaso de crudo.

No se han realizado transferencias de carga con crudo de los Urales cerca de Ceuta desde agosto de 2023, después de que España avisara a las empresas locales sobre esta práctica. No obstante, el traspaso se ha estado produciendo en todo el mundo, desde el Mediterráneo oriental hasta el Golfo de Omán.

Otra vez Grecia

No es la primera vez que el comercio de petróleo ruso encuentra en Grecia a un 'aliado' inesperado. El año pasado empezaron a trascender informaciones que apuntaban al todopoderoso sector naviero de Grecia (el país es el mayor armador del mundo por tonelaje de peso muerto o capacidad de carga sin riesgo de una embarcación) como apoyo en la logística del transporte del petróleo ruso por los mares de todo el mundo.

Atraídos por la posibilidad de pingües beneficios después de que los mercados energéticos convulsionaran al iniciarse la guerra en Ucrania, algunas navieras helenas dejaron atrás los miedos reputacionales y decidieron continuar transportando el crudo ruso pese al férreo apoyo de la Unión Europea a EEUU en la aplicación de las sanciones. Asimismo, fueron vendedores de excepción de viejos petroleros para que Kremlin continuara con su objetivo.

Una de las voces que más ha insistido en estos hechos es la de Robin Brooks, director gerente del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), quien lleva tiempo denunciando la situación. "Las empresas occidentales han abandonado Rusia en masa, pero no los oligarcas navieros griegos, que trasladaron sus barcos para ayudar a Putin a vender su petróleo en todo el mundo. Luego lucharon contra el tope de precios del G-7 y ahora están vendiendo sus viejos barcos a Putin para su flota en la sombra. ¿Por qué aguanta esto la UE?", lamentaba hace unos meses el analista.

"Son los petroleros de la UE -desde Grecia- los que transportan el petróleo ruso y mantienen en marcha la maquinaria bélica de Putin. La UE tiene el poder de detener esto de un plumazo, sumiendo a Rusia en el caos mientras lucha por cerrar sus pozos de petróleo", continuaba el economista. Solo cuando el Tesoro de EEUU se puso firme y amplió el foco sobre estas navieras, el trasiego comercial empezó a disminuir. Sin embargo, Moscú no ha dejado de encontrar soluciones.

El truco de las exportaciones de petróleo

Pese a todo, las exportaciones de crudo ruso por vía marítima han caído en las últimas semanas, con los envíos desde los puertos bálticos del país muy por debajo de la tasa del mes pasado (septiembre). Los flujos promedio de cuatro semanas cayeron alrededor de 150.000 barriles por día en el período que va hasta el 17 de noviembre. Esto supone la mayor caída en las exportaciones semanales desde principios de julio. Sin embargo, este descenso no deja de ser un espejismo, puesto que la flota Rusia está exportando en mayor cantidad, algo incluso más valioso.

Al mismo tiempo que se producía una caída en los envíos de petróleo, Bloomberg anunciaba que los envíos de productos refinados tocaban máximos de los últimos tiempos, promediando 2,33 millones de barriles por día en los primeros 15 días de este mes, según datos recopilados por Vortexa. Eso es alrededor de 409.000 barriles, o un 21% más que los flujos promedio para el mismo período en octubre. Los volúmenes promedio diarios hasta ahora este mes han sido los más altos desde febrero. Rusia exporta menos petróleo, pero vende más productos refinados por los que obtiene un margen mayor, sobre todo ahora que el precio del crudo se encuentra relativamente barato.

Las exportaciones elevadas de combustible han sido lideradas por un repunte en los envíos de diésel y nafta. Las exportaciones de diésel y gasóleo aumentaron un 23% desde el promedio mensual anterior a alrededor de 875.000 barriles por día, el mayor nivel desde julio. La mayor parte de los barriles adicionales se dirigen a Turquía y Asia. Los envíos de nafta han aumentado un 50% con respecto al promedio mensual anterior hasta unos 524.000 barriles al día, el nivel más alto desde marzo de 2023. Si bien Asia sigue siendo el principal destino, este mes también se dirigen más cargamentos a Brasil y los Emiratos Árabes Unidos.

Las exportaciones de fueloil también aumentaron hasta los 711.000 barriles al día. Las exportaciones de materias primas para refinerías, como el gasóleo de vacío, avanzaron un 9% hasta los 192.000 barriles al día.

Rusia sigue burlando las sanciones de Occidente. Las ideas y las argucias del Kremlin no tienen límites, mientras que el entusiasmo de los países de la OTAN por impedir de verdad que el petróleo ruso surque los mares parece disiparse poco a poco a medida que la guerra en Ucrania abandona el foco mediático. Además, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca podría suponer un importante punto de inflexión para el conflicto y, en definitiva, para las exportaciones rusas.