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El BCE baja los tipos de interés 25 puntos básicos hasta el 3,25% ante el apagón económico de Europa y la moderación del IPC
- El BCE se ha visto 'empujado' por la Fed para bajar los tipos de interés en octubre
- El IPC ha sido revisado a la baja en la zona euro hasta el 1,7% en septiembre
- Aquí puede seguir en directo la reacción del mercado y de los analistas
Mario Becedas, Álvaro Moreno, Víctor Blanco Moro, Vicente Nieves
El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado la tercera bajada de tipos de interés de este año en la reunión de octubre celebrada este jueves. Aunque los mercados habían descontado esta rebaja, la decisión ha sido un tanto controvertida dentro del Consejo de Gobierno, puesto que en un principio octubre iba a ser un mes de transición, pero las 'prisas' de Reserva Federal por acelerar los recortes (aunque luego se ha echado atrás 'traicionando' al BCE y dejándole solo) y los malos datos económicos han llevado al banco central a implementar este movimiento. El BCE ha rebajado los tipos en 25 puntos básicos, los tres tipos de interés clave se quedan de la siguiente forma: la tasa de depósito (donde los bancos acumulan su liquidez) cae al 3,25%, el tipo principal de refinanciación en el 3,40% y la facilidad de crédito (ventanilla de emergencia) en el 3,65%. En cuanto a la rueda de prensa, Christine Lagarde, presidenta del organismo, ha dejado claro el forward guidance (futuro de los tipos): "No nos comprometemos a seguir ningún camino con los tipos de interés". Esta es la frase que ha resumido la comparecencia de la banquera gala.
Había cierta expectación entre los analistas sobre si el BCE tocaría este pasaje clave de su último comunicado: "El Consejo de Gobierno está decidido a garantizar que la inflación vuelva a su objetivo de mediano plazo del 2% en el momento oportuno. Mantendrá los tipos de interés oficiales suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr este objetivo. El Consejo de Gobierno seguirá aplicando un enfoque basado en los datos y reunión por reunión para determinar el nivel y la duración adecuados de la restricción". Finalmente, los funcionarios del BCE han decidido mantener esas frases, recordando que "el Consejo de Gobierno no se compromete de antemano con una trayectoria de tipos de interés concreta".
La inflación va por buen camino
"La decisión de reducir el tipo de interés de la facilidad de depósito se basa en su evaluación actualizada de las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria. La información reciente sobre la inflación muestra que el proceso desinflacionario avanza por buen camino. Las perspectivas de inflación también se ven afectadas por las recientes sorpresas a la baja en los indicadores de actividad económica. Mientras tanto, las condiciones de financiación siguen siendo restrictivas", justificado la decisión el Consejo de Gobierno en su comunicado. La reciente caída del petróleo está siendo clave para calmar la inflación presente, pero sobre todo para domeñar las expectativas de inflación, algo que resulta fundamental para devolver a los precios a la senda del 2%.
De este modo, "la decisión de dejar intactas las líneas sobre la orientación futura -y de repetir que 'la inflación nacional sigue siendo elevada' y que 'los salarios siguen aumentando a un ritmo elevado'- puede ser un intento de evitar la percepción de que la opinión del Consejo de Gobierno ha cambiado sustancialmente en respuesta a la publicación de unos pocos datos más suaves", valora Jack Allen-Reynolds, de Capital Economics. Christine Lagarde, presidenta del BCE, como si hubiera leído el informe de Capital Economics, ha repetido tal cual esas mismas palabras en la rueda de prensa, poniendo de relieve el todavía fuerte crecimiento de los salarios.
"No hay un camino escrito para los tipos"
Además, Lagarde ha querido dejar claro que el BCE no se compromete con "ninguna hoja de ruta concreta o caminos sobre los tipos de interés", por lo que deja en el aire una posible bajada de tipos en diciembre. El banco central no quiere 'pillarse los dedos' y quiere dejar todas las opciones abiertas para tomar una decisión cuando la reunión esté más cerca o incluso en la propia reunión si fuese necesario.
La presidenta ha dado un discurso claro y centrado en la actividad económica. En primer lugar, "la inflación está 'on track' y, aunque subirá en los próximos meses, volverá a bajar en 2025 hasta el objetivo". Sin embargo, mientras esto ocurre, ha mostrado su preocupación por la economía de Europa. "Los datos que han llegado dan a entender que la actividad es menor de lo que esperábamos".
En ese sentido, la francesa ha explicado que no solo es que "los últimos datos apuntan a un crecimiento más lento", sino que "los hogares consumieron menos de lo esperado y la inversión está creciendo muy lentamente". Todo esto con unos ahorros todavía muy altos en comparación con la era prepandemia. Una serie de factores que sumado a "unas condiciones financieras que siguen siendo restrictivas", justificarían recortar 25 puntos básicos.
Con todo, la decisión de este jueves ha llegado tras unas agitadas semanas para el BCE después de que la Reserva Federal sorprendiera con una bajada 'jumbo' de gran tamaño (50 puntos básicos, el doble de lo habitual) que puso toda la presión sobre los hombros de los funcionarios europeos. Si EEUU, con su hasta ahora resiliente economía, bajaba los tipos así de fuerte, en la anémica Europa había que poner más carne en el asador y no esperar hasta diciembre para otra bajada.
Los indicadores entrantes (especialmente unos decepcionantes PMI de septiembre y una inflación por debajo del 2% ya entre los cuatro grandes de la eurozona -un IPC del 1,7% interanual el mes pasado en la eurozona- gracias al desplome del petróleo) dieron el último empujón. Fue entonces cuando varios miembros del supervisor europeo, con sede en la ciudad alemana de Fráncfort, incluyendo a su propia Lagarde, se avinieron a abrir la puerta a un movimiento en octubre, aunque evitando darlo por hecho.
Por debajo del gran relato que se ha ido conformando estas semanas, sigue habiendo datos e interpretaciones para todos los gustos. La inflación subyacente (excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco, partidas más volátiles) retrocedió también en septiembre, pero sigue en un aún elevado 2,7% interanual. Un porcentaje no tan tranquilizador en la medida en la que el indicador se ha mostrado muy pegajoso, para continuo quebradero de cabeza del BCE, y teniendo en cuenta que el favorable efecto base en la energía que ha ayudado a su retroceso (a través de los servicios de transporte, por ejemplo) se revertirá en la segunda mitad de año.
La inflación doméstica se resiste
Otro indicador al que el BCE ha empezado a prestar gran atención, la inflación doméstica (LIMI por sus siglas en inglés), que quita el efecto de las importaciones, se mantuvo en agosto en un aún elevado 4,2% interanual. En la misma línea, la vigiladísima inflación de servicios sigue rondando un altísimo IPC del 4% interanual, cota en la que lleva instalado dos años.
Sin perder relación con el sector servicios, fuente reciente de presiones inflacionarias, pero entrando de lleno en el mercado laboral, la evolución de los salarios tiene todo tipo de abogados. Por un lado, los que se fijan en la notable desaceleración. Por otro, los que consideran que el 4,5% del último trimestre es aún demasiado alta para converger con el objetivo del 2% de inflación del BCE.
Continuando con el mercado de trabajo, el paro se ha mantenido cerca de mínimos históricos en la eurozona y algunas previsiones apuntan a que muchas empresas de la región seguirán padeciendo una escasez de mano de obra, algo que incluso puede acusarse si la bajada de tipos estimula la demanda de inversiones de las compañías. En el otro frente están quienes señalan que el mercado laboral empieza a registrar grietas (acusado descenso de las vacantes de empleo en Alemania y Francia, masivos despidos en la sufriente industria germana) que aflojarán la presión salarial, pero recrudecerán la preocupación por el crecimiento.
¿Cómo afecta esta decisión a las finanzas?
Los consumidores ya están notando en su propio bolsillo este ciclo bajista de tipos, que podría acelerarse más de lo previsto en los próximos meses. Los bancos están recortando la rentabilidad de sus productos de ahorro y también el precio de sus hipotecas.
La rentabilidad de las letras del Tesoro, salvo de la deuda a tres meses, ha caído por debajo del 3% y muchos bancos han recortado el interés de sus cuentas y de sus depósitos. "Si hace un año era fácil encontrar un depósito al 4% o más, ahora es casi imposible", explican en HelpMyCash.
Durante la primera quincena de octubre, al menos 14 bancos han reducido la rentabilidad de sus depósitos y cuentas, según el comparador. Ahora, se pueden encontrar depósitos en otros países de la Unión Europea a medio y largo plazo con una TAE de hasta el 3,4%, que, no obstante, sigue siendo bastante superior a la rentabilidad media de los depósitos españoles.
"Los ahorradores pueden conseguir más de lo que les paga su banco actualmente y no deberían dejar pasar la oportunidad", explican en HelpMyCash. Lo cierto es que, aunque se trate de productos italianos, portugueses, etc., todos cuentan con el respaldo del Fondo de Garantía.