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La Plataforma europea de Finanzas sostenibles pide que se eviten los 'problemas de calendario' en la regulación verde

    Edificio de la Comisión Europea en Bruselas. Foto: iStock.

    María Domínguez

    La Plataforma europea de Finanzas sostenibles ha emitido un informe en el que pone de relieve las limitaciones existentes a la hora de aplicar y aterrizar la taxonomía europea. La razón de ser de esta taxonomía es clasificar las actividades económicas que son sostenibles (es decir, que están alineadas con el objetivo de neutralidad carbónica que se quiere alcanzar de aquí a 2050). Visite elEconomista Inversión sostenible y ESG, el portal especializado en ESG de elEconomista.es.

    Los expertos de la Plataforma ponen de relieve en este informe los problemas de calendario en la regulación de sostenibilidad, un punto que en reiteradas ocasiones se ha criticado desde la industria. Piden que se aborde esta cuestión, para crear un marco "que asegure que los datos estén disponibles para las instituciones financieras, de modo que éstas puedan satisfacer sus propias obligaciones de reporte".

    Esta problemática ya afloró con la entrada en vigor del Reglamento de Divulgación (SFDR o Sustainable Finance Disclosure Regulation) en marzo de 2021, que exige a las gestoras divulgar los datos de alineación de las inversiones sostenibles con la taxonomía, pese a que para las empresas todavía no es obligatorio publicar estos indicadores. El documento hace referencia "a esos distintos cronogramas, no del todo alineados, que generan conflictos y que obligan a las instituciones financieras a reportar sin tener el dato", explica Pablo Esteban, experto en finanzas Sostenibles de Spainsif. 

    El documento también pone de relieve la "falta de alineamiento" entre las definiciones de conceptos tan centrales como "inversión sostenible" o no causar daño significativo (do not significant harm, DNSH). Y destaca entre los principales problemas los "vacíos" en cuanto a "disponibilidad y accesibilidad de los datos", así como a los posibles "obstáculos regulatorios" que pueden "dificultar el uso de la taxonomía", señala el documento. Pablo Esteban añade que "la verificación de los datos todavía no se ha resuelto, con lo que el acceso a datos de calidad deja mucho que desear en ocasiones, lo cual es muy preocupante, porque son necesarios para comprobar si existe greenwashing [fraude verde]", advierte. Le puede interesar: Incluir las nucleares en cartera no aumenta el riesgo de fraude verde.  

    La taxonomía verde es un proyecto en ciernes. Por el momento, se ha sacado adelante una parte de la misma, la que se refiere a los 2 primeros objetivos de los 6 que contempla el Reglamento. Esos dos objetivos son los puramente climáticos: mitigación y adaptación del cambio climático. Lo que es cierto es que aglutinan la mayor parte de las actividades invertibles. Están por abordar -se espera que se aborden en los próximos meses- los cuatro restantes, que son de tipo ambiental: uso sostenible de los recursos hídricos, transición a una economía circular, prevención de la contaminación y preservación de la biodiversidad.  

    Solo una vez que la Comisión haya sacado adelante la taxonomía verde en su totalidad, empezará a trabajar en la social y, posteriormente, en la marrón (la de las actividades no verdes). No hace falta esperar a la taxonomía para invertir en fondos 'sociales'.

    La Plataforma europea de Finanzas sostenibles fue creada por la Comisión Europea y tiene el mandato de asesorar a la Comisión sobre el desarrollo de criterios técnicos, la revisión del Reglamento de Taxonomía y el desarrollo de políticas de finanzas sostenibles, entre otras cuestiones. Sus recomendaciones no reflejan la opinión de la Comisión Europea, y, de hecho, una y otra pueden no estar de acuerdo (ya ocurrió con su predecesor, el TEG o grupo de expertos técnicos que elaboró la taxonomía, que no quería incluir como verdes la energía nuclear ni el gas, que finalmente sí fueron etiquetadas como tales).