La actriz y presentadora Elisa Mouliaá ha negado rotundamente haber ejercido presión sobre una testigo clave en la causa por presunta agresión sexual contra el exportavoz de Sumar, Íñigo Errejón. A través de un escrito presentado este miércoles ante el juez que instruye el caso, la defensa de Mouliaá rechaza la solicitud del exdiputado para que se investigue a la intérprete por un presunto delito de obstrucción a la justicia.
En el documento, firmado por el abogado Alfredo Arrien, se asegura que "no ha existido actitud coactiva, amenazante ni intimidatoria por parte de Mouliaá" hacia la testigo, propietaria de la vivienda donde, según la denuncia de la actriz, tuvo lugar la supuesta agresión durante una fiesta privada en septiembre de 2021. La respuesta de Mouliaá llega apenas diez días después de la filtración de varias conversaciones de WhatsApp —mensajes y audios incluidos— en las que la actriz compartía su versión de los hechos con distintas personas, entre ellas, la propia testigo. El contenido de esos intercambios fue clave para que la defensa de Errejón presentara el lunes un escrito en el que acusaba a la actriz de intentar manipular la declaración de un testigo fundamental para el caso.
En los mensajes publicados, Mouliaá pide a la testigo que "no diga cosas que puedan ir en su contra", que narre lo que vivió, que diga que no notó malestar en la denunciante aquella noche, y que pensaban que el político era "su ligue". En otro mensaje le sugiere: "Limítate a decir lo que te conté". La defensa del exlíder de Más País considera estas expresiones como prueba de una "conducta coactiva e intimidatoria", y solicita al juez que abra una investigación paralela contra Mouliaá.

La actriz sostiene que estos mensajes fueron "sacados de contexto"
Sin embargo, la actriz sostiene que estos mensajes han sido "sacados de contexto" y que se ha omitido la totalidad de la conversación, especialmente los intercambios anteriores a 2022, en los que se evidencia —según su abogado— el progresivo deterioro de una relación de amistad cercana que, con el paso del tiempo, se volvió tensa y distante. Cabe recordar que la testigo bloqueó a Mouliaá durante varios meses en 2022, y que no retomaron el contacto hasta comienzos de 2025. Entre febrero y abril de este año, ambas mantuvieron una conversación extensa, centrada en lo ocurrido en 2021 y en la futura declaración de la testigo ante el juez. La defensa de Mouliaá insiste en que su clienta no ha intentado alterar el curso de la investigación ni presionar a nadie, sino que actuó en un contexto emocional complejo y con la intención de clarificar lo sucedido. El juez deberá ahora decidir si abre una pieza separada para investigar la posible obstrucción a la justicia por parte de Mouliaá o si considera que las comunicaciones filtradas no constituyen delito alguno. Mientras tanto, el caso principal contra Errejón sigue su curso judicial.