Pedro Sánchez ha sorteado como ha podido el momento de aislamiento que le rodea en la cumbre de la OTAN, una situación que se ha visto con mucha claridad en la crónica de ambiente.

En la rueda de prensa posterior a la reunión, el líder socialista se ha agarrado a la ambigüedad del texto para defender su posición, porque no los cinco o seis párrafos del comunicado no comprometen a todos los países a cumplir con el 5% del PIB para gasto en defensa de ahora a 2035.

El presidente califica esta cumbre de "éxito" y cree que la OTAN sale más fortalecida y más unida. Dice Sánchez que el 2% de inversión es suficiente y realista. Pero más allá de las palabras lo que nos ha llamado mucho la atención es la imagen del presidente del gobierno español casi marginado, en un segundo plano, algo inhabitual en este tipo de reuniones para el presidente de una de la mayores potencias del mundo y cuarta economía de la zona Euro.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la cumbre de la OTAN

Hasta ahora, habíamos visto a Pedro Sánchez mucho más integrado, activo y con mucha más interacción en los foros internacionales. En la foto de familia se le ha visto literalmente en una esquina, sin hablar con nadie, rezagado cuando los líderes se dirigían hacia dentro del plenario. Es inequívocamente una imagen de distanciamiento con el resto de mandatarios: mientras otros presidentes y primeros ministros interactuaban, Pedro Sánchez intercambiaba unas palabras con Erdogan, sentado a su lado y con una traductora del turco.

Todas las miradas han estado puestas en el presidente discrepante, señalado horas antes por Trump, con quien Pedro Sánchez ha reconocido que no ha hablado.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la cumbre de la OTAN

El secretario general del PSOE ha llegado a la cumbre sin pararse con los periodistas. Y ha dejado varias imágenes inusuales. Tras el saludo oficial con el secretario general de la OTAN, Rute, ha tenido lugar la foto de familia. Ahí se le ha visto claramente más distanciado que el resto de los líderes en un extremo del posado. Una vez dentro, en la cumbre, ha pasado junto a Rute sin intercambiar palabra.

Y tampoco se ha parado como es habitual con sus otros homólogos que se han estado charlando en los minutos previos. Sánchez directamente se sentaba en su sitio junto al presidente turco con el que ha estado hablando, traductora mediante. Enfrente, Trump.

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