Casas Reales

El perro que conquistó a doña Letizia en Marivent y otros detalles de la noche mallorquina de los Reyes y sus hijas

Kayden es el labarador negro del atleta paralímpico Joan Munar

La tradicional recepción de verano ofrecida por la Familia Real en el Palacio de Marivent reunió una vez más a una amplia representación de la sociedad balear, pero este año fue un invitado muy especial quien se robó el corazón de todos, en especial de la reina Letizia: Kayden, el perro guía del atleta paralímpico Joan Munar.

El deportista mallorquín, medallista de bronce en los Juegos Paralímpicos de 2024, asistió al evento acompañado de su fiel compañero canino. Kayden, un labrador negro perfectamente entrenado, atrajo las miradas de los presentes por su serenidad y simpatía. Fue doña Letizia quien protagonizó uno de los momentos más entrañables de la noche al acariciar al perro con ternura, visiblemente encantada por su comportamiento. Las imágenes reflejaron la calidez del momento, generando sonrisas entre los asistentes. La velada dejó otros instantes memorables, marcados por la cercanía de la Familia Real, el reconocimiento a personalidades destacadas de la sociedad balear y detalles humanos que rompieron el protocolo sin perder la elegancia. El calor de Palma cedió el protagonismo a los gestos que hablan más que las palabras.

Otro de los focos de atención fue la presencia de Rafa Nadal, que acudía por primera vez a esta recepción como flamante marqués de Llevant de Mallorca. El tenista fue recibido con especial afecto por los Reyes, en lo que supuso su primer encuentro público con Felipe VI tras la concesión del título nobiliario. La cordialidad entre ambos, forjada durante años de mutuo respeto y admiración, quedó patente en un saludo distendido y lleno de cercanía. Junto a Nadal también estuvo presente otro gran nombre del deporte balear: el jugador de baloncesto Rudy Fernández, quien asistió acompañado de su esposa, la modelo Helen Lindes. Ambos departieron con otros invitados en un ambiente relajado y veraniego en los jardines del palacio.

Mientras tanto, otro momento destacado tuvo lugar en una escena menos visible pero igualmente significativa. La princesa Leonor mantuvo una conversación con una persona que se expresaba en lengua de signos, acompañada por una intérprete: su madre, la reina Letizia, que observaba atenta, decidió unirse a la conversación utilizando ella misma la lengua de signos. No es la primera vez que doña Letizia demuestra conocimientos en este tipo de comunicación, pero en esta ocasión, el gesto espontáneo reflejó un manejo natural y sincero.

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